Esperando a Godot
“Esperando a Godot” es una famosa obra en dos actos del teatro del absurdo que Samuel Beckett publicó a principios de los años cincuenta.
El primer acto comienza con un par de vagabundos (Vladimir y Estragón) que, al borde de un camino, se disponen a esperar a un tal Godot (del que nadie sabe nada) con el que se supone han concertado una cita. La espera se va prolongando y para pasar el tiempo, ambos personajes hablan y discuten de temas triviales. Al cabo de un rato les interrumpe una curiosa pareja: Pozzo y su criado Lucky. Pozzo afirma que es el dueño de las tierras donde se encuentran, mientras se come un pollo y los entretiene haciendo bailar a Lucky. Cuando acaba el festín, lanza los huesos a los vagabundos y amo y criado se marchan.
Al poco tiempo llega un niño que con un mensaje diciendo que Godot no llegará hoy, sino mañana por la tarde.
El segundo acto es similar al primero. Es el día siguiente y los vagabundos siguen esperando, Pozzo y Lucky vuelven a visitarles y a servirles de entretenimiento. Poco después el mismo muchacho llega con el mensaje confirmando que Godot no llegará ese día, sino tal vez, al día siguiente. La obra acaba así.
La crítica fue muy dura. Algunos dijeron que en el transcurso de la función, no pasó nada, otros utilizaron una frase de la propia obra como resumen: «¡Nada ocurre, nadie viene, nadie va, es terrible!», la obra fue un fracaso en su estreno.
Como zaragocista deseo fervientemente que esta vez aparezca alguien capaz de cambiar el final.
Por Rufo.
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