La exigencia. Motor de desarrollo

La exigencia. Motor de desarrollo

Últimamente se ha hablado mucho acerca de la exigencia e incluso de la responsabilidad de la afición en la situación actual del Real Zaragoza.

Los que llevamos ya unos años siguiendo al equipo y asistiendo a La Romareda asiduamente hemos observado un cambio muy notable en el comportamiento y en el carácter de la afición. Recuerdo por ejemplo como en el último partido de la temporada 00/01 en el que el Real Zaragoza se jugaba la permanencia ante el Celta de Vigo y en pocos días jugaba la ida de las semifinales de la Copa del Rey como la bronca que se le monto al entonces presidente Alfonso Solans fue enorme. La afición estaba muy desconforme con la gestión del equipo y de cómo había transcurrido esa campaña. El mensaje se lanzó, fue claro e indiscutible y todo el mundo (incluido Alfonso Solans) se dio por enterado.

Bien es cierto que aquella afición, aquella Romareda era muy exigente y, en muchas ocasiones, tremendamente injusta. Soy partidario de exigir al equipo y a la directiva que hagan su trabajo lo mejor posible pero aquella afición montaba enormes broncas cuando las cosas o el juego del equipo no era de su gusto. Por no hablar de jugadores que eran señalados y a los que se les trataba mucho peor que a otros jugadores y a los que se les exigía más en comparación con sus compañeros.

El tiempo ha pasado y hemos pasado de un extremo a otro. De una afición ultraexigente que a la más mínima protestaba de tal forma que casi temblaban los cimientos del estadio a otra que pasa absolutamente de todo y que ha visto impasible y sin abrir la boca como el Real Zaragoza era destruido. Tan destruido hasta el extremo de estar al borde de la desaparición.
¿Qué ha pasado en este tiempo?, ¿Qué ha llevado a un cambio tan grande? No lo sé. Y la verdad es que es sumamente curioso como un grupo social puede dar un cambio tan grande en un espacio de tiempo relativamente corto como pueden ser 8 o 9 años.

Algunos han señalado a la afición como responsable de la situación actual del Real Zaragoza. Hombre, es mucho decir. Los responsables todos sabemos quiénes han sido. Pero no se puede negar que la afición, salvo minimas y contadas excepciones, no ha hecho nada. Estaban destruyendo el Real Zaragoza días tras día y nadie hacía ni decía nada. ¿Por qué?, ¿Tan poco importa el Real Zaragoza? Porque si a la afición de un equipo el equipo con el que simpatiza le da igual… como se suele decir, apaga y vámonos.

Hay que exigir. Sí o sí. Entre la afición de los años 2000, 2001 y la de ahora tiene que haber un término medio. Exigencia, paciencia y cariño al club. Esos, a mi juicio, tienen que ser tres pilares capitales que rijan las pautas de comportamiento de la afición.
Sí un día hay que pitar se pita, si un día el equipo lo hace bien se le aplaude, si se da la circunstancia de que el equipo necesita apoyo nos olvidamos de campañas de abonados, anuncios, promesas y con perdón, demás pijadas, y se va a hacerse el abono o el carnet de simpatizante. Y si un día hay que decirle a un señor o ir a las oficinas a decir “usted, usted y usted váyanse de aquí” se hace. No pasa nada. Es lo que hay que hacer y si tanto queremos al Real Zaragoza a veces hay que bregar con situaciones no muy agradables. A todos nos gustan las finales, las “noches grandes” y toda esa parafernalia. Pero para eso en muchas ocasiones habrá que batirnos el cobre en campos de barro.

Hace pocos días le leí en el foro al forero auseti que la exigencia había hecho grande al Real Zaragoza. Es una de las mayores verdades que he oído en mucho tiempo la cual suscribo totalmente. En el Real Zaragoza, como en la vida, el ser exigente y ambicioso son dos actitudes muy importantes a la hora de conseguir objetivos e ir avanzando.

La exigencia. Motor de desarrollo. Fue así en un pasado y debe ser así en el futuro.

Por Cuñao

aupazaragoza

Deja tus comentarios el foro de AupaZaragoza.com. El Real Zaragoza es nuestra pasión.

Comentarios

(required)