La hoguera de las vanidades
Arde Valencia en unas vísperas de Fallas que auguran que en breve la ciudad podría ser una nueva Troya, ante la amenaza de que junto a los ninots pudiera inmolarse el Valencia C.F, convirtiéndose en un pira funeraria que reduzca a cenizas la locura de estos de años de “nuevoriquismo”, de burbuja y activos sobrevalorados en el tocho y el balón, tan amartelados en las últimas temporadas.
Ahora que los magnates (sí, lo he escrito correctamente, magnates, no man-gan-tes) han puesto pies en polvorosa, y el panorama de recesión que se adivina se va a llevar toda la purria que ha poblado los campos de Primera, de Segunda y de Tercera vendido como “magnífica política deportiva”, se dibuja el escenario más sano que haya vivido en décadas el fútbol patrio. Curiosa paradoja: se esfuma el ladrillo para que los cimientos sean sostenidos por la masa.
Díganme si no cómo podrán mantenerse equipos a cuyos campos acuden cada domingo apenas 5.000 personas (inexplicable ver gradas vacías en campos de Primera), cómo sale adelante una ampliación de capital con una masa social de tan solo 10.000 abonados, qué tirón tiene el merchandising en un pueblo de 50.000 habitantes (no desdeñemos este detalle: el dato de ventas es un claro indicio y creí leer que en el Zaragoza seguía habiendo demanda).
“El secreto está en la masa”, proclamaban aquellos visionarios publicistas. Y el Zaragoza tiene una muy sólida y muy fiel.
Seamos optimistas: El Real Zaragoza no es el peor posicionado en esta limpia. Estoy segura que pasará la prueba del algodón. El tuerto en el país de los ciegos, por mucho que algún insigne economista haya analizado nuestras cuentas y nos haya colocado inmediatamente por detrás de los “chés” en el ranking de fatiguitas y afirme con rotundidad que la relación entre el activo y el pasivo circulante del Zaragoza está más negra que la sombra de El Zorro.
Y en cualquier caso, recordaba en un foro un aficionado del Málaga, que ellos han estado sujetos a un procedimiento concursal (hala!, ya he mentado a la “bicha”: el concurso de acreedores) y sin embargo, mírenlosrecién ascendidos y asentados en la Primera.
Al sabio profesor que nos ha analizado le digo que, lo que diferencia al Real Zaragoza de otros es que a nuestro Presidente los conocimientos en cuanto a números, como el valor en la mili, se le presuponen y confiamos en que sabrá cómo reorganizar la economía de la casa para que el sueldo nos llegue a fin de mes. Nosotros no tenemos que ver cómo cada semana cambia el nombre del dueño y señor, mientras juega al Monopoly con las acciones. Por supuesto que no somos el Valencia, ni el Barça, ni el Getafe. Pero al analista se le olvidó incluir en el activo del balance que tenemos 30.000 abonados, somos el equipo de una ciudad de 600.000 habitantes. La Romareda no es Anfield: arrancarnos una “Aupa Zaragoza….” cuesta Dios y ayuda, no pasan de 50 los que llegan a cantarlo a la vez. Pero ojo, el pasado domingo a una sola llamada se concitaron 25.000 almas a dar aliento en un partido de este infierno de la Segunda. Y dentro de un mes, cuando anuncien que hay que apoquinar, muchos lo harán. Seguro.
¿Es suficiente o no este capital para afrontar cualquier empresa.
Por casta.
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