La situación actual del Real Zaragoza invita a todo, menos al optimismo

La situación actual del Real Zaragoza invita a todo, menos al optimismo

El equipo no es que se cotice mucho en William Apuestas, ya que se encuentra en posiciones de descenso a Segunda B; las lesiones lastran la confección de cualquier equipo titular; se ha cesado al entrenador  Rubén Baraja; el nuevo entrenador; Iván Martínez, presenta un bagaje nulo en cuanto a entrenar a equipos profesionales; la sombre de Víctor Fernández es muy alargada; las voces críticas hacia Lalo Arantegui cada vez son más numerosas;  la afición no puede apoyar al equipo desde las gradas… y así podríamos seguir llenando líneas.

Estamos, sin lugar a dudas, ante la peor situación deportiva en la historia del zaragocismo desde los años 50. Ahora bien, eso no significa que el club vaya a implosionar, ni que esté perdida toda esperanza.

Incluso de las desgracias más gruesas o de las situaciones más tenebrosas, siempre quedan rescoldos de esperanza, o semillas que brotarán para dar frutos en un futuro más  o menos lejano.

Entonces, ¿a qué mástil se puede amarrar la afición en medio de esta tormenta?

El primero son los propietarios. Existen luces y sombras en torno a su apuesta. En verdad, parece muy conservadora, pero han mantenido a flote a una sociedad ahogada en las deudas, y no existen señales de que eso vaya a cambiar. La propiedad garantiza la estabilidad, y quizá en estos momentos es más importante de lo que pueda parecer.

Tenemos que hacer referencia, ineludiblemente,  a la afición del Real Zaragoza. A pesar de no poder acudir al campo, el zaragocismo ha renovado masivamente sus abonos, lo que este año significa poner dinero a fondo perdido. Y el aporte económico es imprescindible para sostener al Real Zaragoza.

El cese de un entrenador siempre provoca la llegada de otro, que a veces genera muchas dudas. En cambio, a pesar de su escaso bagaje, Iván Martínez ha sido acogido con fervor y con respeto. Es un entrenador joven, con hambre, zaragocista, con planteamientos modernos y muy alejados de los de entrenadores más conservadores y tradicionales, conoce perfectamente la idiosincrasia del club y a los jugadores jóvenes.

La llegada de Iván es una apuesta valiente, pero que tiene muchas posibilidades de salir bien.

Y por último, la plantilla. Siempre son los jugadores los que meten a los equipos en mala dinámica, y los que los sacan. Este grupo de jugadores no puede ser tan desastrosamente malo como se está viendo. Se recuperarán lesionados, todos los jugadores nuevos que han llegado en la zona de ataque acabarán acoplándose, con Iván Martínez ya se vió que la plantilla se siente más a gusto con el estilo de juego, y siempre tenemos a los jugadores jóvenes que pueden dar un impulso.

Aparte, tenemos el próximo mercado de invierno para retocar la plantilla, que va a ser necesario, y en el que se podrán cubrir las carencias que se perciben en estos momentos.

La situación es compleja, complicada y peligrosa, pero el Real Zaragoza tiene los suficientes activos para revitalizarse, y salvar la temporada. Si entre todos aportamos positivismo y confianza, será mucho más fácil.

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