Ni siento, ni padezco

Pues no. Ya, ni siento, ni padezco. Ha sido un distanciamiento paulatino, que empezó al final de la temporada pasada, y que tuvo su culminación el domingo.

Yo soy de los que piensan que el fútbol no es tan importante, de los de esa bonita frase “el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes”. Pero el lamentable final de la temporada 2012/2013, el lamentable verano y el lamentable inicio de la 2013/2014 me han ido desconectando del actual Real Zaragoza.

Pero, ¿es este Real Zaragoza, MI Real Zaragoza? Creo que no. Intentaré explicarlo.

Tú te casas/unes/arrejuntas con tu media naranja ideal. Todo va bien. Pasan los años, tienes tiempos mejores y tiempos peores. Pero lo vuestro es profundo, está muy arraigado. Pero llega un día y ella decide ponerse unas lentillas azules. A ti siempre te han gustado esos ojos negros, intensos. Bueno, la quieres igual, son sólo unas lentillas.

Otro día decide inyectarse botox en las arruguillas de la frente. Hombre, si lo hiciese Lotina lo entendería. Pero si lo de ella son por el carácter, por ese fruncir el ceño tan gracioso. Bueno, la quieres igual, son cosas sin importancia.

Y llega y se pone unos pómulos que cuando sonríe parece Joker. En fin, ella se verá bien, pero… Bueno, el amor tiene estas cosas. Lo de ponerse esos morros ya no lo llevas tan bien: cuando te besa parece el desatascador del fregadero. Y los dos airbags que se ha colocado tampoco te gustan especialmente. Ya se sabe que “en caso de duda…” pero es que casi no te puedes acercar a ella, porque rebotas. Además, siempre te gustó ese tipito tan delgadito, que la abrazabas casi sin querer. Y como al cirujano le deben poner la silicona barata, ala, otros airbag en el trasero. Si a mí Jennifer López nunca me gustó.

Luego la cuenta en ING está temblando. A 6.000 euros cada quirófano, tu otro banco ya empieza a ser el del parque. Además, la Visa va que vuela. Se ha juntado con unas amistades del gimnasio (¿gimnasio? Jamás fue al gimnasio, ni falta que le hacía) que llevan un tren de vida…

Y llega un momento en que te paras, piensas, y dices: ¿pero esta persona es la misma que yo quería? Ya no vais al cine, ni de escapadas de fin de semana, ni siquiera tomáis café en la cafetería de siempre, en la que os conocisteis.

Pues eso me pasa a mí. No con mi mujer, sino con el Real Zaragoza. En estos siete años y medio han cambiado tantas cosas que ya NO ES MI EQUIPO. Son los despojos de mi equipo. Le tengo cariño, cómo no voy a tenérselo después de tantos años. Pero estoy asistiendo a su metamorfosis en un engendro, en un Zaragoza State SAD, de Pozuelo de Alarcón (Madrid). Metamorfosis que me parece que lo va a acabar ahogando poco a poco.

El domingo ni sabía que estaba jugando el Real Zaragoza. Tuvo que ser el móvil el que me avisase. Una señal, un silbidito de los que llevamos para que nos enteremos cuando recibimos un whatsapp, e-mail o notificación. Al rato (estaba entretenido jugando con mi hijo) me acerqué a ver qué era. Un aviso de Twitter, por un retuit de un periodista.

Y ahí me enteré que había partido. Y que estaba acabando. Empate a dos contra nueve. Penalty y expulsión. Falla Víctor. Sigue. Gol de Cidoncha. Final.

Con esa misma emoción (ninguna) seguí el final. Ni siento, ni padezco. Ni me alegré especialmente. No di saltos de alegría. Como algunos. No me hice fotos para celebrarlo. Como otros.

Y como me siento más cercano a esos algunos que he mencionado, quiero aprovechar para romper una lanza en su favor. Porque tacharles de no/poco/anti zaragocistas por una imagen de televisión, me parece una solemne tontería. Porque esos algunos han hecho 571 kilómetros para ir a Gijón, y otros 571 para volver. Y se han pagado su viaje. Y sus entradas al Molinón (no como otros…). Eso, ¿por qué lo hicieron? ¿Porque no son zaragocistas? Son tan zaragocistas como yo, como muchos. Y a ellos, como a mí, les duele este Real Zaragoza.

Lo más preocupante es como unos dirigentes, no zaragocistas, están consiguiendo dividir al zaragocismo. El “divide y vencerás” lo están aplicando con grandes resultados… para ellos. Periodistas, peñistas, abonados. Tocan todos los palos, a todos los están llevando por dónde quieren. Invitando a un brindis por 2014 consiguen una foto con pesos pesados que, se supone, no están en su barco. Con una FDPRZ que se reúne, que no se reúne, que emite un comunicado, que si rompe relaciones, que no, que al final mejor que no. Jugando con el sentimiento de los zaragocistas de verdad: abonaos y podremos fichar; si no os abonáis, no habrá dinero para jugadores. Todo con algunos hechos más efectistas que efectivos (Deportivo Aragón), bonitas palabras, sonrisas y trajes de Armani.

El antiguo CAI tenía, en sus mejores tiempos, 10.000 socios, el pabellón Príncipe Felipe lleno y lista de espera. Y con objetivos deportivos. Se fue muriendo poco a poco, y terminó sólo con 3.000 escasos socios y en la mediocridad más absoluta. En la Romareda, la disminución de la masa social es un hecho, ya está pasando. De la mediocridad deportiva del 6º mejor club de España (estadísticamente hablando, contando los últimos 50-60 años de la liga española) mejor no hablamos. Y de la situación económica…

Cada vez veo el final más cerca. Y aunque diga que ni siento, ni padezco, lo sentiré. Y mucho.

Por Tribulete.

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