Una parte de mi corazón ya no es zaragocista

Así es, cada vez tiene menos de zaragocista, cada vez yo mismo tengo menos. Aunque estoy seguro de que se va a quedar ahí, y por mucho tiempo, que la lucha por seguir con un corazón zaragocista ya ha empezado.

Y fue el descenso, antes la terrible incertidumbre, el mal juego, los pésimos resultados, la presencia de Fernández, la ausencia de Garitano, la insipidez y despreocupación de “RosarioIrureta” y el hago todo lo que puedo y mucho más del bueno de Villanova, alma, corazón y vida del zaragocismo más atroz. Todo empezó y acabó en Aragón con los dos paréntesis vizcaínos, como mi propia vida.

Y fue aquella tarde que no se acababa nunca de Mallorca. Una tarde que ni siquiera empezaba. Ahí entre ansiedades, terrores, mucho empuje y toda la ilusión un puñado de héroes y heroínas soportaban los designios del cielo entre las aguas convertidas en el segundo diluvio, pero lamentablemente estos no pisaron más césped que el de algún jardín. Estos nos acompañaron a los que nos comíamos mucho más que las uñas en la barra de cualquier lugar de Aragón y de cientos de otros sitios (en mi caso en un pequeño bar de Leioa, junto a Astrabudua que, durante horas horas compartió bandera, compartió leones: los suyos de siempre y el nuestro rampante, más o menos reconvertido pero tan mío como el anterior).

Y pasó lo que tenía que pasar, a lo que la incompetencia, la arrogancia y la inmodestia nos arrastró sin fin. Y como somos así (fútbol es fútbol, queridos amigos), el siguiente paso era encontrar el camino de regreso, lejos (o no muy cerca) de pedir responsabilidades. Cada cual protestó como bien le vino, pero todos supimos (y muchos lo llevamos como bandera) que ahora solo importa el ascenso, el volver a nuestro sitio, al lugar donde todos nuestros corazones han contribuido a alcanzar cotas poco imaginables para una institución como la nuestra.

Y en esa pelea estamos. Sabemos que lo vamos a conseguir aunque vemos que no va a ser todo tan sencillo por lo que las dudas comienzan a notársenos en la boca del estómago cada sábado, cada domingo, o cada jueves en el que empezamos a pensar que esa semana nos toca, por ejemplo, el Alicante, o el Huesca, o el Rayo o el filial de Sevilla, ¡en fin! Y cada vez estamos con menos seguridad, como cada vez mi corazón es menos zaragocista. O, voy a decirlo mejor, mi corazón desde el sábado 13 de diciembre, cuando unos cuantos jugaban con nuestros sentimientos, tiene un poco menos de vida. Pero voy a luchar contra esa necrosis, como todos vamos a luchar contra esa infamia que supone jugar en segunda división.

Sé que mi caso es habitual, para nada voy a creerme ningún epicentro, ni siquiera el mío propio, que hay otras pesonas que lo ocupan muy bien. En todo caso, haremos bien en darnos cuenta que el fútbol, nuestro zaragocismo, no es nada más que un juego, una pasión, un divertimento y un foco de ilusiones y “depresiones”. La vida es mucho más como ya tantos sabemos. Ayudemos a mejorar la nuestra y la de todo aquél que podamos.

Saludos zaragocistas. Saludos vitales.

Por Isaac Yxart.

aupazaragoza

Deja tus comentarios el foro de AupaZaragoza.com. El Real Zaragoza es nuestra pasión.

Comentarios

(required)