Primera batalla de una larga guerra

Es sabido que cada hecho en nuestra vida condiciona los siguientes, que cada decisión que tomamos, por pequeña que esta parezca, puede influir en el devenir de nuestro futuro, y que no por partir del mismo punto se llega siempre al mismo destino. ¿O si? Da miedo pensar que los hechos se repiten: derrota fuera de casa en la primera jornada, contra un rival a priori muy inferior y por dos goles a uno (gol de Oliveira), y todo ello mientras prensa y aficionados tratan de explicarse como un equipo con semejante plantilla, únicamente diseñada para luchar en los puestos nobles de la tabla, y con semejante presupuesto, puede comenzar la temporada con un tropiezo tan estrepitoso.

Parece claro que el punto de partido es el mismo. Ahora solo queda plantearse una cuestión. ¿Volverán a cometerse los errores de la temporada pasada? ¿Acaso ya se han cometido? Esperemos que no.

El año pasado, la defensa fue el pesado lastre que impidió al equipo levantar el vuelo, hundiéndolo más y más en el fondo de la clasificación, con el nefasto resultado que todos conocemos. Este verano tuvimos la oportunidad de liberarnos de ese peso, para poder así volar, escapar del infierno, y volver al lugar del que nunca debimos salir. Cuando leí la alineación que Marcelino dispuso para disputar el partido contra el Levante, y comprobé que los cuatro defensas eran los de la temporada pasada, comprendí, que, en vez de liberarnos de ese lastre, habíamos incrementado su peso.

Aún hay tiempo para cambiar, la historia no puede repetirse. Hemos perdido la primera batalla de una guerra que promete ser larga y dura, pero ello no debe asustarnos, ya que, con esfuerzo y dedicación, con sufrimiento y paciencia, tengo el convencimiento de que, al final, saldremos victoriosos. Y además, aunque ahora mismo no sirva de mucho, seguimos siendo el Real Zaragoza, y eso no es poco.

Por ricky.

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