Reflexión navideña
El parón navideño invita a la reflexión, y desde luego, no es fácil sacar una conclusión clara de la trayectoria del Real Zaragoza. Un equipo que es capaz de llevarnos desde la ilusión más contagiosa al pesimismo más exagerado. Si miramos la estadística clasificatoria, veremos que el equipo de Víctor Muñoz (y de todos nosotros) ha ocupado la 4ª plaza, y la 16ª. Con esto quedaría casi todo dicho. Sin embargo, hay montones de matices que jalonan la trayectoria blanquilla, aunque, por suerte o por desgracia, nadie se acordará de lo mal que se ha jugado en muchos partidos si al final el puesto es medianamente decente y se llega a la Final de Copa, por ejemplo.
Curiosamente, lo de esta temporada no es nuevo. Sin ir más lejos, la pasada campaña también se pasó por un importante bache del que el equipo empezó a salir más o menos por las mismas fechas… es mera coincidencia? planificación física? Sea por la razón que fuere, resulta bastante triste que un equipo sepa su suerte clasificatoria final aproximadamente en la jornada 10, pues de no mediar épica remontada, el Zaragoza ya sólo puede aspirar como mucho a una plaza para UEFA, un torneo muy devaluado y que a casi nadie interesa, al menos hasta las semifinales.
¿Calidad de plantilla? ¿Presupuesto? Miremos a Osasuna. ¿Masa social? Miremos al Villarreal. Personalmente, dudo de que en Zaragoza se quiera un equipo realmente grande, con una dinámica no vendedora y que pugne por codearse con los mejores de Europa. Y tampoco me creo que en Aragón haya menos inversores, empresarios emprendedores y aficionados que en Castellón.
La Expo 2008 podría ser un nuevo tren… me temo que tampoco se detendrá en la Nueva Romareda y el Zaragoza seguirá condenado a vagar sin pena ni gloria por la parte mezquina de la clasificación. Hasta que por fortuna, por azar o por las circunstancias de la vida se vuelva a ganar una Copa. Creo que los aficionados zaragocistas merecemos algo más. Ojalá podamos verlo.
Por Javier Monsón.
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