Una vuvuzela, por el amor de dios
Según datos basados en la prosperidad, Noruega pasa por ser uno de los países más felices del mundo. Si dejamos a un lado el dato de suicidios por nº de habitantes (….), resulta que, a pesar del endiabladamente mal tiempo que hace en este país nórdico y lo enrevesado de su idioma (muy hablado en Noruega y pare usted de contar), resulta que a su población le encanta estar al aire libre, disfrutar de largos paseos y practicar deportes a varios grados bajo cero. Es tal el grado de convencimiento, a este respecto, de los habitantes nórdicos, que uno de los aforismos más extendidos por el país es “No existe el mal tiempo, sino la ropa inadecuada”. ¡¡Y un cuerno!! (de vikingo, claro). Ya le gustaría ver a un servidor qué ropita se nos ponía un noruego para atravesar andando, mismamente, el Planerón de Belchite, un 10 de agosto a las 2 de la tarde, con sol implacable y marcando el termómetro 45ºC.
Haciendo caso a los noruegos, muchos de nosotros hemos acudido a La Romareda convenientemente pertrechados cuando el mal tiempo acechaba. Recuerdo el penalti a Anelka que no fue y la tromba de agua que cayó esa noche, recuerdo una noche de frío y niebla cortante de un amistoso Aragón contra Chile, recuerdo la inolvidable noche contra el Dnipro bajo una tormenta espeluznante, recuerdo el frío y cierzo de un partido de copa contra un Dépor todavía en segunda, recuerdo una tarde dominical de frío horroroso contra el Rácing y una tarde gélida de aguanieve contra el Servette.
Es cierto. Tienen razón los noruegos. Ante el frío, agua y nieve, te pones la ropa adecuada y la amenaza se disipa: Puedes ir tranquilamente al fútbol. Pero….. ¿Y qué te pones cuando, como el domingo pasado, hace un sol de justicia que te viene justamente de frente y, al rato, alcanzas una temperatura corporal al límite del hervor?. Este domingo vi algo inusual en La Romareda y, teniendo en cuenta mis muchos años como espectador en el campo, la palabra “inusual” podría cambiarse por la frase “muy, pero que muy poco frecuente”: En el descanso, las escaleras de acceso al graderío estaban a rebosar de personal sudoroso, que encontraba así el alivio de la sombra.
No hay derecho a que nos hagan sufrir tanto en el campo. A los programadores del Canal Plus que tienen la ocurrencia de poner a las 12 del mediodía un partido de fútbol, dado que no van a hacer ni puñetero caso de nuestras quejas, les propongo que regalen a los del sol una equipación acorde con el ambiente: Peluca de rastas, cinta multicolor para la frente, saya de amarillo o verde chillón… y una vuvuzela. Siempre está bien, en cualquier momento, hacer un sentido homenaje al continente africano.
Por Pastoso.
Comentarios