Mañana, cuando el balón vuelva a rodar en La Romareda, habrán pasado 97 días desde que el Real Zaragoza jugara su anterior partido, un partido de la misma temporada, un partido que se ganó, como no podía ser de otra manera, con gol de Luis Suárez y que colocaba a los blanquillos con 5 puntos de ventaja en la carrera por el ascenso directo. Después todo cambió, todo se paró: una pandemia mundial, un confinamiento impredecible, cientos de miles de contagiados, miles de muertos… El fútbol dejó de ser la cosa más importante de entre las menos importantes. Han pasado tantas y tantas cosas en estos casi 100 días que esta previa no puede ser una más, debe ser especial.
Para empezar debemos recordar a aquellos zaragocistas que han padecido en carne propia el sufrimiento del COVID-19, aquellos que lo han pasado mal, los que han pasado días en el Hospital pero pueden ahora contar que lo superaron y sobre todo para aquellos que ya no podrán volver a ver a su Real Zaragoza, muchos de ellos viejos zaragocistas que sabían sufrir como ningún otro pero también pudieron disfrutar tantas y tantas tardes en las gradas de La Romareda. Ojalá las 11 jornadas que quedan por disputarse de esta temporada sean un homenaje ininterrumpido para ellos.
Nada ya será como lo habíamos vivido hasta ahora en el mundo fútbol, lo estamos viendo en las competiciones que ya han regresado: controles médicos, medidas sanitarias extremas, distanciamiento hasta entre los propios jugadores mientras están fuera del terreno de juego, celebraciones sin abrazos o con miedo y gradas sin público. El fútbol ha vuelto, lo hará mañana en La Romareda, pero lo hará desnaturalizado, sin la pasión y el aliento de los aficionados, por tanto lo hará despojado de una de sus señas de identidad fundamentales. El fútbol vuelve, pero vuelve diferente y más triste. ¿Tiene sentido una competición donde los encuentros se van a disputar como si fueran los típicos partidillos de los jueves por la mañana; de hecho, algunos clubes vana disputar sus encuentros en sus ciudades deportivas, lejos de sus estadios? Nunca está de más recordar que el fútbol, todo lo que se mueve a su alrededor, tiene sentido sólo cuando se pone en el centro al aficionado que es quien, en realidad, desde su pasión y sentimiento acaba generando todo lo que rodea el negocio del fútbol, que ahora parece ser lo único importante. En todas las decisiones que se han tomado en este regreso del fútbol, más allá de las lógicas que tienen que ver con el entorno sanitario, se ha ignorado de manera lamentable al aficionado: qué lástima.
Es momento de hablar del partido de mañana. El pasado martes Iñigo Eguaras afirmaba en rueda de prensa que los 11 próximos partidos eran los más importantes de su vida. No andaba desencaminado el centrocampista navarro porque, efectivamente, estos son los 11 partidos más importantes de la Historia del Real Zaragoza, ya que si algo nos ha enseñado esta maldito virus es que lo único que importa es el ahora porque el mañana, hasta el más cercano, es una pura quimera. Cada victoria conseguida, cada empate arañado, cada derrota sufrida va a tener un peso incalculable, tanto positivo como negativo, y más al tener que disputar un encuentro decisivo casi cada 72 horas de manera continuada en esta auténtica locura de final de temporada. Teniendo todo lo anterior en cuenta mañana se debe dar el primer paso hacia el único objetivo posible: el ASCENSO.
En las circunstancias antes expuestas cualquier contratiempo puede ser letal y de contratiempos ya sabe mucho el Real Zaragoza de esta temporada: enfermedades, aplazamientos, graves lesiones y por fin una pandemia mundial. Si el ascenso se consigue esta temporada va ser recordado como algo único y no sólo por llevar 7 temporadas en el pozo de la Segunda división. Como no, para no perder esa mala costumbre, la competición vuelve y con ella las lesiones, además cebándose con un puesto, el de lateral derecho: Carlos Vigaray es seria duda y Julián Delmás se perderá ya todo lo que queda de temporada, aunque la lógica diría que las puertas de la titularidad parecen abiertas para el juvenil Alejandro Francés, internacional Sub17 con España y uno de los más importantes valores de la cantera zaragocista, existen otras opciones abiertas como pueden ser la de Alberto Guitián o incluso la del capitán Zapater, que regresaría así a los terrenos de juego tras su larga lesión.
Si todo lo anterior fuera poco enfrente estará el Alcorcón, equipo que siempre hace sudar tinta a los blanquillos en La Romareda y único equipo invicto a domicilio en la Segunda división durante las 31 jornadas disputadas; aunque los de Víctor Fernández también han llegado hasta la fecha invictos en lo que llevamos de 2020. También es cierto que esta liga de 11 partidos es otra distinta a la interrumpida en marzo: distintas normas (más jugadores en el banquillo y 5 sustituciones), distintos estados de forma a los de entonces y, como ya hemos apuntado, disputada a un ritmo de 2 partidos por semana de manera continuada. Es decir, cualquier cosa podría ocurrir.
Eso sí, si Víctor Fernández consigue mantener a la columna vertebral del equipo el Real Zaragoza habrá dado un paso de gigante hacia el objetivo. La seguridad de Cristian bajo palos, la confianza casi arrogante de El Yamiq, la creación de juego de Eguaras, el despliegue físico de Guti, la calidad de Puado y el acierto de cara a gol de Luis Suárez, junto a lo que el resto de jugadores vaya aportando, deben ser suficientes para que los blanquillos sumen los puntos suficientes para obtener uno de los dos puestos de ascenso a Primera División. Sea como fuera, mañana primera estación de paso y primeros 3 puntos que deben quedarse en La Romareda más desierta de la historia.
Por peterpan