Apenas un mes antes del primer aniversario de la proclamación de la II República Española, concretamente el 16 de marzo de 1932 tuvo lugar una reunión que cambiaría pa cutio el panorama del fútbol en este pequeño país europeo -otrora potencia mundial- llamado Aragón.
El fútbol de primera línea en nuestra ciudad estaba casi tocando fondo, pues sus principales equipos o bien sobrevivían a duras penas disputando la tercera división o incluso habían desaparecido de la competición oficial.
Así pues respondiendo a la convocatoria e interés de la Federación Aragonesa de Fútbol, con el objetivo de que el fútbol patrio recuperara un puesto más digno en una superior categoría a corto plazo o incluso, a medio plazo, objetivo que se lograría apenas tres temporadas después, con el equipo de “los alifantes”, alcanzar la primera división, algo que no se consumaría hasta el final de la Guerra Civil, ya derrotada la democrática y parlamentaria ya mentada II República e instalado en el poder el golpista General Franco.
Para unificar fuerzas y como paso previo, se extinguieron dos equipos zaragozanos que fueron la base para la creación del nuevo equipo; el “avispa” Iberia SC y el C.D. Zaragoza “Tomate”. Dichas curiosas denominaciones se debían a su colorista indumentaria pues -como ya hemos comentado en anteriores capítulos de este humilde coleccionable- el Iberia había heredado la camiseta negra y amarilla de un equipo anterior que se llamó la Gimnástica de Zaragoza y ese anterior C.D. Zaragoza tras varias fusiones con el Fuenclara y el Real Stádium lucía una camiseta de color rojo … como los tomates.
La tarea era ardua pues la rivalidad entre ambas aficiones era enorme, sobre todo por la disputa del Campeonato de Aragón que solía ganar el Iberia y servía de clasificación para la Copa de España, que venía siendo la competición más prestigiosa hasta la creación de la liga en 1928 cuya primera división se estrenó contando con los equipos que habían sido campeones o subcampeones en las anteriores ediciones de dicha Copa. El Iberia, en buena parte gracias a los desvelos de su directivo José María Muniesa, estuvo a punto de alcanzar la primera división en al menos un par de ocasiones pero afrontaba su segunda temporada en tercera, mientras que el Zaragoza, lleno de deudas, incluso había sido dado de baja por la Federación.
Antes de los partidos los aficionados iberistas se reunían el el bar La Maravilla y los tomates el Abdón, apenas a 20 metros del anterior, ambos establecimientos sitos la zaragozana calle del Coso. Tras la disputa de los partidos, mientras los primeros bajaban de Torrero, los tomates subían por la calle Asalto desde su campo en la Torre de Bruil y o a la ida o a la vuelta se encontraban en la Plaza Constitución que se corresponde con la actual Plaza de España, donde solían insultarse e incluso en ocasiones agredirse cuando la tensión acababa a golpes. Nada que no se vea en otras capitales españolas con dos equipos potentes, sobre todo en Madrid o en Sevilla, donde la mutua competencia es incluso mayor que en Barcelona o Valencia.
Ese histórico 16 de marzo acudieron a la reunión fundacional del nuevo club en la que se firmó su acta de constitución, diez dirigentes futbolísticos, siendo cinco los representantes del Iberia; José María Gayarre, Antonio Sánchez Candial, José María Muniesa, Luis Ferrer y Luis Gayarre a los que se sumaron cinco representantes del Zaragoza; Antonio Hormigón, Julián López Herrero, Liberto Herrero, Juan Briz y José Torregrosa. Una constitución que fue refrendada por las respectivas aficiones dos días después, siendo el primer presidente en funciones José María Gayarre que también ejercía de segundo vicepresidente, primer vicepresidente Emilio Ara, secretario Liberato Labarta, tesorero Luis Ferrer, contador Jesús Ribera, un vicesecretario y hasta diecisiete vocales, entre los que cal destacar al exguardameta Luis Gayarre quien fue el primer socio. Como primera equipación se adoptaron los colores de la federación que se corresponden con los actuales de pantalón azul celeste y camiseta blanca y el estadio de Torrero una noche se durmió iberista y amaneció zaragozista al día siguiente, aunque ya habís sido testigo el 14 de abril de 1929 de su primer partido internacional, la goleada que España le endosó a Francia por 8-1. Como anécdota cal recordar que cuando visitaron nuestra ciudad los delegados federativos para escoger campo en el que disputar el partido, el taxista que casualmente era un apasionado seguidor “avispa” fue cogiendo todos los baches que pudo de camino al Campo Montserrat de los “tomates”y los evitó a conciencia camino de Torrero.
La primera plantilla del nuevo -y actual- Zaragoza constaba de diecisiete componentes, de los que quince provenían del Iberia, Luis Rioja del Zaragoza y Prudencio Gómez del Patria que era otro equipo zaragozano y disputó su primer partido el 20 de marzo contra el Valladolid, un amistoso en el que vencimos por 4-0, ejerciendo de entrenador el veterano jugador Elías Sauca que al año siguiente sería el primer secretario técnico del nuevo club. Para la primea alineación del Zaragoza F.C Sauca eligió a Osés, Chacártegui I, Chacártegui II, Epelde, Salas, Orcolaga, Rolloso, Zorrozúa, Anduiza, Tomás y Almandoz, perforando la portería vallisoletana Rolloso, Zorrozúa, Anduiza y de nuevo Rolloso.
Cuando de cara a la actual temporada, nos embarga la duda de como la directiva nos resarcirá a los socios de la inversión efectuada y no disfrutada en el abono de la anterior .. ni a este paso en el de la actual, me parece oportuno indicar que los primeros abonos mensuales para ver a ese recién nacido equipo implicaban un gasto de tres pesetas las localidades de general y de gol, un duro la tribuna lateral y seis pesetas la tribuna central. Para los más jóvenes les recuerdo que un duro eran cinco pesetas y para conseguir un euro tuvimos que poner cada ciudadano español nada menos que 166 pesetas, cuando se unificó la moneda europea. Como dato de la capacidad adquisitiva que perdimos de un día para otro recuerdo que una máquina de un muñeco de cangura que mi hija pequeña se montaba en el bar debajo de mi casa, costaba una moneda de 100 pesetas y pasó de un día para otro a costar un euro…
En fin, volviendo al argumento histórico para no hacer mala sangre con la triste actualidad, por octava temporada seguida “de segunda”, voy a rematar estas humilde líneas recordando como reflejó el evento en Heraldo de Aragón el periodista “Mefisto” cuando en su sección “Altavoz” rimaba:
Bandera Blanca / Ha nacido/ la paz de los futbolistas / con el abrazo al Iberia / del grupo zaragocista. / El escudo ciudadano / de la bandera blanquísima / acabó con las pasiones / de los bandos deportistas / Ahora ya no habrá ensalada / ni aguijonazos con ira / porque igual que los tomates / se acabaron los avispas.
Continuará…
Ánchel Cortés.
Productor y Académico de Televisión
Abonado del Real Zaragoza nº 1.170.