Baraja no debe continuar | La Lupa

Baraja no debe continuar | La Lupa

Baraja no debe continuar

Después de ocho partidos disputados el Real Zaragoza de Baraja no da señales de alzar el vuelo sino más bien ir en trayectoria descendente hasta estrellarse en Segunda B. El tramo disputado ya es suficiente para poder sacar conclusiones pese a los obvios condicionantes a los que tuvo que enfrentarse el equipo: ausencia de pretemporada y construcción muy acelerada de la plantilla sin disponer de recursos.

Si se analiza el desempeño del cuadro zaragocista todas las señales indican que se debe acometer, y con urgencia, un cambio de entrenador. Estas razones podrían agruparse en tres grandes bloques: rigidez táctica, mala lectura de los partidos e infrautilización de la plantilla.

Baraja se mostró ya en su primera rueda de prensa como un técnico con un sistema de cabecera, en el que sólo contemplaba una ligerísima modificación en función de los componentes de la plantilla. La firmeza en unas ideas, y no dar bandazos continuamente, serían una buena señal y acarrearían frutos en el medio plazo si se apreciaran señales de crecimiento en el equipo. No ha sido el caso del Real Zaragoza, donde las prestaciones del equipo han seguido una tendencia descendente.

La relativa firmeza defensiva alcanzada no compensa la inoperancia en la faceta atacante. El Real Zaragoza es un equipo inofensivo que no aspira a ganar ningún encuentro, parapetándose en su campo esperando lograr un empate a cero que pueda convertirse mediante acción milagrosa como la realizada ante el Albacete en una victoria por la mínima. Es evidente que con el esquema empleado continuamente por Baraja no se crean ocasiones. Pese a disponer de dos delanteros, la configuración del centro del campo y el propio plan de partido hace que no se busque salir al contragolpe de manera rápida, buscando las bandas y centros al área que los delanteros puedan aprovechar. Por otro lado, el 4-4-2 no se ajusta a la realidad de la plantilla, debilitando un centro del campo que es siempre superado por el rival. Quizá un 4-2-3-1 funcionara mejor con los mimbres de los que dispone Baraja, o incluso un trivote con forma de 4-3-3. En estos 8 partidos no se ha observado que Baraja ni siquiera contemple una de estas alternativas, lo que es una mala señal pues muestra que no se está apreciando el problema.

Ligado a esta rigidez táctica se encuentra el segundo gran defecto mostrado por Baraja hasta este momento: su mala lectura de los partidos. En ningún encuentro ha logrado alterar la dinámica del mismo al mirar al banquillo. Los cambios suelen ser tardíos y limitarse a un cambio de cromos. Durante una temporada se debe disponer de un plan B para poder afrontar partidos que se tuercen, y de momento no se ha observado este plan B ni capacidad de reacción desde el entrenador para poder variar un partido que no va por la senda adecuada. En Segunda División, con encuentros muy igualados que a veces se deciden por pequeñas modificaciones es necesario disponer de esa cintura y lectura de los partidos sobre todo cuando no vas sobrado de potencial.

Por último, y fruto de todo lo anterior, Baraja está infrautilizando la plantilla. Con sus decisiones está empequeñeciendo un grupo de jugadores que, si bien va justo de calidad, si podría contemplar más variantes. Llama la atención la infrautilización de Rai, a quien se renovó la última semana del mercado de fichajes entre elogios del entrenador y que luego no ha sido utilizado salvo de manera testimonial (casi justificativa) ante Las Palmas.  Un ostracismo que no se entiende por el bajísimo nivel de la delantera. Tampoco se entiende que Francho Serrano no tuviera oportunidades hasta el partido ante el Real Mallorca en un centro del campo que naufragaba cada encuentro.

Todos estos aspectos se han ido empeorando con el paso de las jornadas y no se atisba, de momento, reacción en una plantilla que tampoco parece entenderle.

En otras circunstancias se podría plantear tener algo más de paciencia, pero esta temporada avanza muy rápido, fruto de muchas jornadas entre semana. Esperar mucho más para un relevo que parece cantado puede lastrar a su sucesor y dificultar la reacción que logre asentar al equipo fuera de peligro (único objetivo real de la temporada).

Cesar a un entrenador siempre es doloroso. Supone el fin de un proyecto e idea en el que se han depositado muchas ilusiones, además del aspecto personal pues no deja de ser el trabajo de varias personas. Pero por el bien de la entidad es una idea que no debería demorarse mucho más, salvo reacción contundente ante Girona y Tenerife.

Y ya esta bien. Ya vale.

Por Kicooper (@KikoR79)

aupazaragoza

Deja tus comentarios el foro de AupaZaragoza.com. El Real Zaragoza es nuestra pasión.