Primera sangre | La Lupa

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CD Tenerife 1 – 0 Real Zaragoza

Pronto, muy pronto, sin dar casi tiempo a que las hojas de los árboles se empiecen a desprender de las ramas -cosa que sucede cada año cuando se barrunta el principio del otoño- empezó la temporada 2017-18. Sin casi tiempo para darnos cuenta de que la pretemporada ya se ha ido, y nadie sabe cómo ha sido. La quinta temporada en segunda división para nuestro Real Zaragoza.

Cuando una organización persigue unos objetivos y estos no se cumplen, los responsables suelen aplicar cambios en la medida de sus posibilidades, hasta que dan con la tecla o simplemente la organización se hunde. Los mandatarios del Real Zaragoza decidieron, a mediados de la temporada pasada, aplicar un nuevo cambio de largo alcance cuyos efectos perdurasen en la temporada que se abre ahora ante nuestros ojos. Así fue que llegó un nuevo director deportivo, con algo de tiempo para realizar una planificación más reflexiva que en años anteriores en los que la premura fue siempre un obstáculo. De la mano de éste han llegado un entrenador y una serie de jugadores nuevos: algunos desconocidos provenientes de ligas menores, otros son jóvenes promesas sin consolidar, y algún verso suelto con cierto pasado. De la temporada pasada, no queda prácticamente nada. Zapater, Ros y los canteranos.

Todo ello configura un escenario curioso. No es nuevo, porque no es la primera vez que se resetea la plantilla en un verano, pero en esta ocasión se ha intentado fichar jugadores que sepan integrarse en un equipo, de perfil bajo, sin alardes ni alharacas, sin nombre pero con ganas, sin experiencia pero con juventud. Y esa es la apuesta para este año. Evidentemente, y en la pretemporada se ha puesto de manifiesto, el equipo no ofrece aún un nivel competitivo de garantías, y lo que se vislumbra son intenciones tácticas y señales individuales.

Contra un Tenerife incompleto y en absoluto eficaz, el equipo plantó cara durante la primera parte y de forma intermitente mostró detalles, pero un fallo de marca en un córner, desnudó todo el armazón táctico. Desde ese momento el conjunto maño fue incapaz de hilar una presión efectiva. Primera derrota, primera sangre en el combate, primer toque de atención en un equipo tierno y por coser, en el que la falta de calidad individual ha de ser compensada por el trabajo en equipo, como suele pasar en los equipos que destacan en segunda división. Tampoco ayudó el arbitraje, con decisiones clave que alteraron el empate a cero de libro que era este partido.

Hay mimbres, se ven destellos en jugadores jóvenes. Eguaras, Febas y Borja son piezas muy interesantes. Buff puede apuntar, pero debe ser más rápido. Pombo, Ratón y Valentín deben consolidarse y aprovechar la oportunidad que se les abre esta temporada. Zapater, Ros y Toquero deben aportar su experiencia. Y los Delmas, Lasure, Guti y Zalaya, solo necesitan un empujón para demostrar sus dotes técnicas.

De momento, cero puntos y una esperanza en ir de menos a más, que ya sería lo contrario del año pasado. Este equipo empezará luchando por la zona baja, afrontando el temporal de la mejor manera posible. Habrá que tener paciencia y confiar en su crecimiento. ¡Bienvenidos a una nueva temporada amigos!

Por Ron Peter.

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