El orden y el caos | La Lupa

Real Zaragoza 2 – 1 Espanyol

El caos suele ser un concepto peyorativo y a menudo se recurre a esa noción para calificar una situación cuyo origen o evolución se escapa a nuestra comprensión. Durante miles de años la ciencia, la filosofía y la religión han luchado por desentrañar si en realidad existía un eventual e incomprendido orden habitando en la aparente vorágine o si el devenir era simplemente un caprichoso albur sin pauta inteligible o predecible.

Los avances de la ciencia sustituyeron a la mitología como explicación y lo que antaño era fruto de la todopoderosa voluntad de uno o varios entes omnipotentes, pasó a estar regido por leyes físicas inmutables y universales que explicaban la aparente anarquía y permitían vislumbrar la armonía en el pandemónium.

Por eso no debemos perder la esperanza de que, no tardando demasiado (por la cuenta que nos trae), del evidente desbarajuste que es la actual plantilla del Real Zaragoza SAD, el ”vasco” Aguirre sepa filtrar un orden, un sistema que nos dé solidez y nos convierta en un equipo más trabajado y regular.

Al menos, eso sí, el punto de partida es mucho más prometedor y tranquilizador que el de otros años, puesto que pudimos ganarle al Español, tenemos 4 puntos en el casillero de 9 disputados, incluido un partido contra los guapísimos, riquísimos y excelentes peloteros del equipo de la capital del reino y estamos (algunos se habrán frotado los ojos por la falta de costumbre) los decimoprimeros en la tabla.

El técnico mejicano ha optado por una estructura defensiva incrustando a Meira en el centro del campo para liberar a Ponzio de esa tarea, pero el experimento no ha salido del todo bien. Meira corta muchos balones pero su capacidad para hacer circular la pelota es muy limitada, por lo que el partido se convierte en una peligrosa sucesión de balones recuperados y perdidos, que genera nerviosismo y descontrol. Y por si eso no era bastante, estamos privando a Ponzio de hacer lo que realmente sabe hacer. El argentino ni es ni será Gabi, así que empeñarse en usarlo en tareas que le son ajenas a la larga perjudicará al jugador y le restará solidez al centro del campo blanquillo.

Por suerte también hubo cosas positivas, como ciertas aportaciones concretas de un irregular Rubén Micael, algunos controles de Postiga convirtiendo en jugables varias sandías enviadas desde la defensa, o unas cuantas acciones muy interesantes de Mateos, que es, creo yo, de lo mejorcito de la irregular zaga. También es muy importante la tranquilad que aporta Roberto, un seguro bajo los palos que en todos los partidos nos ha salvado de más de una y, por supuesto, constatar que Luis García conserva el olfato de gol, faceta ésta en la que llevamos años sin ir precisamente sobrados. Mejorar a “Sinalma Singol”, Uche y “NoMarco” Pérez no era difícil. Bastaba con tener un delantero que alguna vez acertara y afortunadamente todo parece indicar que esta temporada puede ser así.

Hay, sin embargo, otras situaciones menos interesantes, como la tremenda lentitud de Da silva, la limitación técnica de los laterales o la fragilidad en líneas generales de la estructura defensiva, pero el domingo, contra los pericos creo que lo peor fue la actuación del propio Aguirre. Se equivocó de forma evidente quitando a Ponzio y destrozando el precario equilibrio que se había establecido en el centro del campo, regaló el partido al rival, que tras 20 minutos de dominio tan abrumador como afortunadamente ineficaz acabó empatando el encuentro.

Venturosamente, el contrario adolecía de las mismas inseguridades que nosotros y pudiendo habernos dado el golpe de gracia, acabó levantando el pie del acelerador, conformándose con lo logrado y así, la salida de Abraham recompuso el perdido orden en el medio y permitió incrementar las llegadas de Barrera y el resto de la vanguardia zaragocista, facultando a los maños para recuperar la iniciativa perdida y meter a los pericos en su campo.

El penalti claro a Lafita parecía el colofón a la reacción pero también es un error permitir que lo tirara a un hombre que apenas hace un mes los tiraba en el equipo rival. Era lógico que, temeroso de que los hoy rivales conocieran al dedillo su forma de tirarlos, cambiara sus hábitos y cuando eso sucede y bajo presión, las posibilidades de marrar se multiplican.

Afortunadamente el Real Zaragoza no cejó en su empeño, espoleado por la enérgica salida al campo de Braulio y en el último suspiro merced a un garrafal error defensivo de los españolistas, Luis García dio la puntilla a sus excompañeros dando validez a una de las leyes eternas del fútbol que dice que casi siempre acaba marcándote gol el jugador que acaba de marcharse de tus filas.

En resumen, ráfagas de buen juego, cierta potencialidad esperanzadora, margen de mejora bastante amplio y comienzo tranquilizador. Ahora hay que certificar lo ansiado, seguir conjuntándonos y lograr esa solidez que por fin, este año permita no sufrir demasiado y lograr la permanencia con cierta dosis de tranquilidad casi olvidada por la sufrida parroquia de La Romareda. Y de momento nada más, no cometamos el error de agarrar más de lo que podemos abarcar. Sólo el tiempo puede decir como evolucionarán las cosas.

Por Gualterio Malatesta

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