Si puede salir mal…, saldrá mal | La Lupa
Castellón 1 – 1 Real Zaragoza
No cabe hablar de mala suerte porque la previsión y la estadística están ahí para demostrarlo. La lesión de Braulio o de Arizmendi entraba dentro de lo posible y un patético error defensivo que nos costara un partido, dentro de lo seguro. Basta tirar de hemeroteca para comprobar que esta historia no es nueva, sino habitual. Es lo de siempre y como siempre se nos queda a todos cara de idiota porque no es lógico, no tiene explicación y no es tolerable.
Y lo peor de todo es que el Real Zaragoza no jugó mal y mereció ganar el partido. Está claro que el equipo ha mejorado mucho en actitud, ha adquirido conciencia de dónde está, de lo dura que es esta segunda división y de que no valen florituras. Los rivales luchan, corren y se esfuerzan y la única manera de ganar es corriendo, luchando y esforzándonos más que el contrario. Quizá, nuestro principal problema es que hemos tardado mucho en darnos cuenta de la situación y ahora, a falta de tan sólo 10 jornadas para acabar, cualquier mínimo fallo puede ser calamitoso.
Sería absurdo no ver que gran parte del problema reside en la forma en la que hemos hecho las cosas. Gran parte de la responsabilidad recae en una apática y anquilosada directiva, que sigue jugando a no intervenir y abandona al equipo a su suerte, haciéndose el sueco ante la evidente cortedad de una plantilla a la que las lesiones está dejando con efectivos más que insuficientes para aspirar al único objetivo planteado. Se dio la baja a Cuartero para hacer la risa, que es lo único que este impresentable dueto de dirigentes sabe hacer con magistral tino. Escondidos en su madriguera se limitan a contemplar cómo el supuesto proyecto hace aguas por todos los sitios, cómo el ascenso es cada jornada más caro.
También es cierto que el error de Pulido es simplemente vergonzoso e indigno de un profesional. Lo que no puede ser es que siempre pase igual y algunos sigan hablando de errores concretos o incluso, lo que no deja de ser absurdo e iluso, de mala suerte. ¿Es mala suerte que cuando sólo tienes disponibles dos delanteros, uno de ellos se lesione y te deje en cuadro? ¿Es mala suerte que Pignol no pueda con su par y un partido tras otros deje toda una autopista para el extremo contrario? ¿Es mala suerte que Pulido no sepa despejar un balón muy fácil y se lo regale al contrario? Ni mala suerte ni gaitas. Cuándo las cosas se hacen mal, suelen resultar mal. Lo milagros no existen y este equipo está mal administrado, mal configurado y si el ascenso es ya de por sí una lucha complicada, todos estos factores no hacen sino añadir problemas al asunto.
Pero debemos convivir con esta situación. Tenemos una plantilla corta y que no va sobrada de calidad, nuestros rivales están muy fuertes y no ceden terreno, cada jornada que pasa hay menos tiempo y el objetivo se antoja un poquito más difícil, pero no podemos bajar los brazos y tirar la toalla. Esta jornada puede calificarse de aciaga, todo lo que podía salir mal, cómo Murphy nos previno en sus famosas leyes, ha salido mal. El Rayo ha ganado en Huesca, el Tenerife ha goleado al Levante, el Jerez ha resucitado imponiéndose con contundencia al Hércules. Así las cosas, el Real Zaragoza es quinto, a 5 puntos del líder, a 4 del segundo y a 1 del tercer y cuarto puesto. Sinceramente, aunque el ascenso esté a un punto menos que la semana pasada, creo que la situación es peor, porque la lucha entre los candidatos se está tornando durísima y nos va a tocar sufrir hasta el último minuto.
Pero, pesar del golpazo moral del partido frente al Castellón, habrá que apelar al irredento optimismo, habrá que confiar en revertir la situación, porque no es irresoluble ni definitiva. Llevamos 7 jornadas sin perder y quizá la próxima jornada los resultados no sean tan negativos. Ojalá sea así y aunque después de lo de Castalia muchos Zaragocistas hemos perdido buena parte de nuestra esperanza, quizá la semana próxima nos toque la otra cara de la moneda.
El partido ante el Castellón supone un grave tropiezo, un mazazo moral de desconocidas consecuencias, pero no debe ni puede ser definitivo. No queda otra que seguir luchando hasta el último momento. Creo sinceramente que seguimos dependiendo de nosotros mismos y que a pesar del tropezón, la mentalidad y las ganas de este equipo son mejores que hace unos meses. No podemos permitirnos reblar.
Por Ron Peter
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