Stop a la Nueva Romareda

Es la historia de siempre, el cuento de nunca acabar. Los políticos de esta tierra son incapaces de ponerse de acuerdo para llevar a cabo proyectos de interés general y lo que es peor: si uno quiere hacer algo, el otro lo deshace. El proyecto de Valdespartera quedó en nada cuando CHA y PSOE ganaron las elecciones, y ahora que estos estaban a punto de empezar las obras de la Nueva Romareda, llegan PP y PAR y les devuelven la moneda en los juzgados. Los perjudicados: el Real Zaragoza y su afición. AUTO JUDICIAL

Yo siempre fui partidario de construir el nuevo campo en una ubicación distinta. Y por eso me pareció bien la opción de Valdespartera. Nunca creí que estuviera tan lejos. ¿Acaso la actual Romareda no era en su día el extrarradio de la ciudad? Y ahora forma parte de lo que se entiende como el centro urbano de Zaragoza. Claro que la consolidación de un barrio y la prestación de los servicios que necesita, incluido el transporte público, lleva su tiempo y su proceso, y un estadio hubiera obligado a acelerarlo todo.

Las principales ventajas de Valdespartera eran que las dimensiones del solar permitían hacer un campo de aforo razonable para la afición actual, pero ampliable para la afición del futuro; y que se podía construir sin afecciones para los usuarios del actual campo de fútbol, con tiempo para hacerlo todo bien desde el principio. Sin embargo, la cuestión era si el proyecto concreto que se proponía era el adecuado. Para empezar a hablar, el COTA no lo aprobó. O sea, que no es que el proyecto no planteara problemas.

A continuación llegan la CHA y el PSOE al Ayuntamiento y se cargan el proyecto de Bofill y deciden que lo mejor es construir un nuevo estadio en el emplazamiento actual. La Nueva Romareda desató fuertes polémicas, fundamentalmente por su limitación de aforo y por los problemas que podía acarrear a los abonados.

El caso es que, ya fuera por la resistencia de muchos abonados a cambiar de ubicación… por las propias bondades del proyecto, que sus promotores han hecho un gran esfuerzo por dar a conocer en todos sus aspectos… o porque no nos quedaba otra y al menos alguien por fin iba a hacer algo al respecto… la afición estaba ya preparada y dispuesta a pasar por dos años de molestias para tener por fin un estadio en condiciones, aprobado por el COTA, adjudicado y a punto de empezar las obras.

Pero no ha podido ser. Quienes no fueron capaces de asumir que la derrota electoral les privó de la oportunidad de llevar adelante su proyecto, decidieron hacer lo que fuera para que tampoco el rival político pudiera llevar el suyo adelante, aunque para ello tuvieran que derribar lo que se pudiera construir.

Finalmente PP y PAR han recurrido a una estratagema judicial con la que han conseguido evitar que comiencen las obras. Pese a tratarse de una paralización cautelar, no de una sentencia firme que condene ilegalidad alguna en el proyecto, se trata de un hecho que puede crear tan graves problemas a todo el proyecto que quizá incluso nunca pueda llegarse a llevar a cabo.

Parece que en esta tierra siempre tiene que haber quien prefiere que no se haga nada antes que permitir que lo haga otro, quien prefiere la parálisis o incluso la destrucción con tal de poder deleitarse en la venganza contra el rival político y tratar de obtener dudosos réditos electorales.

Al final, todo esto viene a demostrar que el principal problema que ha lastrado la construcción de un nuevo campo de fútbol desde el principio ha sido la falta de consenso. Los partidos políticos no han hecho el menor esfuerzo por ponerse de acuerdo para llevar adelante un proyecto de interés general para la ciudadanía. Y así nos va en Aragón.

Por Poyet11.

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