Sevilla Atl. 2 – 1 Real Zaragoza | Crónica

Sevilla Atl. 2 – 1 Real Zaragoza | Crónica

Agorero no viene de ágora

No, su etimología es otra. Si su raíz fuese esa, podríamos hacer uso del espacio de encuentro en el que la polis, la ciudad debate sobre la cosa pública y confronta pareceres para encontrar las soluciones que se precisan. Sobre cualquier tema. Sobre el Real Zaragoza, es decir. No, Alberto. Agorero es un término feo y digno de pusilánimes y seres sin alma, pero es que el zaragocismo ya no tiene a qué agarrarse, mi capitán. Ya no quedan clavos, ni ardientes ni oxidados, en los que colgar nuestra esperanza, porque entre todos nos la están matando.

El partido de ayer fue un monumento a la ineptitud y un libro en el que Milla escribió varios renglones torcidos en forma de decisiones en la alineación. Si este era el día en que el equipo tenía que recuperar la autoestima y enderezar el rumbo de la nave, se vio claro desde el principio que los marineros del bajel zaragocista no tenían brújula, el timón estaba destrozado y las velas mostraban unos enormes agujeros que impedían recoger la más mínima brizna de brisa. Con ese bagaje la primera parte fue un desconcierto continuo en el que el Zaragoza mostró una cara mortecina y desganada. Sin fútbol, sin ideas, sin un plan y con muy poca capacidad para gestionar el choque.

Los jugadores no supieron elegir en ningún momento las opciones adecuadas. A ello contribuyó la nula aportación futbolística de algunos futbolistas y la desafortunada ubicación de otros. Aunque la defensa acogió con alivio la presencia de José Enrique, eso no impidió que Irureta tuviera que emplearse a fondo en dos manos a mano, lo que indicó que los desajustes y la fragilidad en la cobertura siguen siendo un muy serio problema. Arriba Ángel y Juan Muñoz mostraban una cierta osadía, como lo demuestra el hecho de que disfrutasen de varias ocasiones que no fueron capaces de convertir, pero el centro del campo no se sostenía, pues ni Morán ni Ros están aportando nada interesante y Zapater bastante tiene con tapar todas las vías de agua que se abren con la deficiente disposición táctica del grupo. Con todo y eso, aún se tuvo la oportunidad de adelantarse en el marcador si el árbitro hubiese pitado un claro penalti que sacó fuera del área, en otra decisión arbitral importante tomada en contra del equipo aragonés.

El partido no lucía. Había demasiadas sombras y Milla tendría que tomar alguna decisión en la caseta. Algo debió hablarse, pues el equipo salió enganchado a la causa. Varias opciones, débiles, de gol se produjeron en los primeros diez minutos a cargo de Zapater, Ángel y Muñoz. No había claridad, pero sí corazón. Y así llegó el gol tomate, cuando Ángel conectó con Juan Muñoz y este, en una acción de buen delantero centro, batió a sus amigos sevillistas. Era un gol que despejaba el horizonte y abría las puertas a la esperanza. Y pudo haberse cerrado el partido definitivamente si, unos minutos después, Lanzarote hubiera logrado convertir una falta que lanzó magistralmente a la escuadra de Caro pero que este despejó en una gran intervención.

Pero no. El partido, en ese momento, se transformó. Qué pasó y por qué es difícil saberlo, pero lo cierto es que de repente el equipo se cayó. Se difuminó. Se fue del Sánchez Pizjuán. Nadie lo entendió pero a los pocos minutos el Sevilla se aprovechó de una deficiente acción defensiva para lograr el empate y muy poco después fulminó a Irureta con un chut de Ivi que acabó por destrozar el débil ánimo de los de Milla. Fue un durísimo golpe que solo el futuro nos dirá qué consecuencias acarrea.

El entrenador turolense movió el banquillo pero fue insuficiente. Tiró de repertorio y eligió a jugadores que tampoco ofrecieron soluciones. El partido estaba de la mano de los chavales del Sevilla y los nuestros ni supieron ni pudieron enderezar el rumbo. Está por ver si quisieron. De ahí hasta el final, imprecisiones, balones largos sin destino y tristeza en cada gesto, en cada movimiento, en cada decisión. Tristeza e impotencia. Y miedo. Ya no cabe pensar que será necesario tener fortaleza y paciencia. Ahora la herida ya sangra tan abundantemente que el escudo del león apenas se distingue bajo la mancha del desastre.

Ficha técnica

Sevilla Atl.:
José Antonio Caro; Carmona, Diego, Bernardo, Matos; Yan Brice, Fede (min. 61, Schetino), Borja Lasso; Pozo (min.92, Borja), Ivi (min.84, Cristian) y Curro.

Real Zaragoza:
Irureta; Isaac, J. Enrique, Cabrera, Casado; Zapater, Morán (min. 74, Barrera), Ros (min. 63, Xumetra), Lanzarote (min. 74, Fran); Juan Muñoz y Ángel.

Goles:
0-1, min. 55: Juan Muñoz. 1-1, min. 62: Ivi. 2-1, min. 73: Ivi.

Árbitro:
Alberola Rojas (colegio castellano-manchego). Amonestó con cartulina amarilla a los locales Yan Brice (min.60) y Borja Lasso (min. 92) y al visitante Lanzarote (min. 21).

Incidencias:
Partido correspondiente a la novena jornada en la Liga 1|2|3, disputado en el Ramón Sánchez-Pizjuán ante 7.180 espectadores.

Puntuaciones

Irureta: 3. Solventó dos manos a mano, aunque en los goles no pudo hacer nada.
Isaac: 0. Frágil, descolocado y permeable.
José Enrique: 3. De lo mejor. Mostró fortaleza y salida de balón.
Cabrera: 1. Se está cayendo partido a partido.
Casado: 0. Fláccido, lento y desbordado.
Zapater: 2. Lo lucha todo, pero no está bien ubicado.
Morán: 1. No está acertado en sus acciones y no encuentra su sitio.
Ros: 0. En la banda no aporta nada.
Lanzarote: 2. Aunque tenga un partido mediocre siempre aporta cosas interesantes.
Ángel: 3. Trabajador, bullidor y siempre peligroso.
Juan Muñoz: 3. Cada día crece. Metió un buen gol y ofreció peligro.
Barrera: 1. Casi no participó.
Xumetra: 1. Aún no está recuperado. Insustancial.
Fran Rodriguez: 1. Poca aportación y nada relevante.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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