RC Celta 2 – 0 Real Zaragoza | Crónica

El Real Zaragoza se ahoga en Balaídos

Si por si acaso el Real Zaragoza no sabía por donde caminaba en su larga travesía o le faltaba algo con el que enterarse en que división estaba tras 16 jornadas, el Celta de Vigo se encargó de helar sus aspiraciones de sacar algo provechoso como visitante y terminó por derrumbar la inestable mejoría experimentada en los partido anteriores. Ni Ewerthon ni Oliveira supieron romper el marcador cuando tocaba, hecho que se terminó pagando estrepitosamente.

Hace tiempo que los expertos y verdaderos entendidos en esta crisis que parece que está durando decenios, comentan que del Real Zaragoza poco hay que decir. Que lo mejor que se puede hacer es sentarse en un lugar cómodo a dejar pasar el tiempo, ver que sucede y luego «ya hablaremos». No hay nada incierto en todo esto, pero el carácter aragonés, a pesar de la continuas bofetadas, no invita a permanecer en este estado. Impide quedarse impávido ante un desastre que se viene mascando hace jornadas y es repelente a dejar a su equipo que siga remando sin sentido, sin rumbo y sin patrón definido.

La primera manifestación de toda esta debacle vino cuando en el banquillo no se vio a Marcelino de cuerpo presente. Quizás puede resultar un nimiedad, pero sin el comandante en plaza, cuando se dan las cosas torcidas, hasta un jugador de primer nivel, necesita algo donde apoyarse. En el derbi, la figura del entrenador sobresalió para reponer al equipo, reordenarlo en la adversidad y realizar unos cambios que con mucha parte de fe, consiguieron arrancar un punto tras doblegar a un rival crecido por las circunstancias de su contrincante.

Esta vez, ni el Cid colocado en lo alto de la grada de Balaídos sirvió para resistir. Un Celta con el sistema táctico modificado sorprendió en los primeros minutos del encuentro a un Real Zaragoza que saltó al campo por enésima vez con la marcha equivocada y cediendo varias ocasiones de gol, a las que sólo supo sacar la cara un incontestable López Vallejo. Sirva para recordar que a esta defensa, es más, a este sistema defensivo lo sigue manteniendo el portero. Es avergonzante para ellos o para él (sistema) que jornada tras jornada, su último puntal tenga que salvar más de una actitud sonrojante tras acceder a él con una facilidad indigna para esta categoría. Segunda manifestación.

La tercera manifestación que terminó por hacer temer el peor desenlace llegó con la ocasión de Ewerthon que estrelló en el palo. Pero nos ponemos en antecedentes. Si un extraño a ambos equipos se hubiera puesto a ver este partido (para su desgracia), con el sonido del pitido que marcaba el final del primer tiempo, hubiera llegado a la conclusión de que el conjunto visitante tendría mucho que decir en la segunda parte. Las consecuencias de un partido de estas características, donde el conjunto local estuvo dominando, gozando de las mejores jugadas, ergo, ocasiones y donde no se observó al rival hasta llegado el final de los primeros 45 minutos, son que en la segunda parte no había nada decidido, sobre todo tras esa insatisfacción de Ewerthon contra el palo. Pero eso no va con el Real Zaragoza. Las cosas normales, nunca suceden en este equipo, ese disparo al palo hizo que los zaragocistas se soltaran de centro del campo para arriba, pero poco más. Fogeo que se ahogó.

Antes de comenzar la segunda parte, se observó algo curioso. Los jugadores se pusieron a hablar mientras el Celta se decidía a saltar al terreno de juego. Resulta, que quizás a alguno se le ocurrió decir que esto lo tenían en el punto que querían: estaban fuera de casa, jarreaba como nunca, habían tenido alguna ocasión que les hizo pensar que podían hincar el diente al Celta y se pusieron a jugar a fútbol. El partido ganó en táctica, lo que perdió en vistosidad. Los locales mejor colocados, hicieron el papel de visitantes esperando agazapados y lanzando veloces contraataques hasta que la rapidez la consiguieron traducir en efectividad, cuando Dinei se sacó de la bota un inapelable lanzamiento que acabó en gol.

Y como se ha dicho en el principio, con el Real Zaragoza hay poco que decir, como también hay poco donde bucear para encontrar un revulsivo. Los cambios fueron meros intercambios de cromos donde los bríos de Hidalgo y sobre de todo de Songo’o, poco pudieron hacer para cambiar la inercia negativa del asunto que llevaban entre manos. Cuando las cosas no quieren salir, es mejor recoger los bártulos y que mañana salga el sol por donde quiera. Si es que sale.

El éxtasis vigués llegó con el segundo gol, culminado por un tal Dani Abalo. Un nuevo contragolpe tras defender acometidas zaragocistas culminó con el segundo gol local que hizo sobresalir un marcador abultado, pero quizás a alguno se le quede corto para cargarse de razones con las que demandar que se empiecen a tomar cartas en lo que se dice desde la primera jornada: no se defiende o se defiende mal y si defiende alguno, se queda en eso, en alguno, aquí no se rema en la misma dirección y los males que se veían el año pasado, se comienzan a volver a observar. Una evidencia: con Oliveira algo hay que hacer, hay que recuperarlo, se ha comprobado que Ewerthon no es suficiente para soportar toda esa estructura de naipes.

Viene una semana para meditar y afrontar un partido en casa, en teoría sencillo, que haría alejar estos fantasmas que zozobran la travesía en el desierto. Del Real Zaragoza queda mucho por observar. Y se quiere ver que el objetivo final es alcanzable, a pesar de los nubarrones que acribillaron Balaídos.

Ficha Técnica

Celta de Vigo:
Notario; Fajardo, Rubén, Peña, Roberto Lago; Oscar Díaz (Jonathan, m.82), Rosada, Michu, Dani Abalo (Noguerol m.87); David Rodríguez (Maris, m.74) y Dinei.

Real Zaragoza:
López Vallejo; Chus Herrero, Ayala, Pulido, Paredes; Arizmendi (Hidalgo, m.56), Zapater (Songo’o, m.65), Gabi, Caffa; Ewerthon (Braulio, m.73) y Oliveira.

Arbitro:
Pino Zamorano (Comité castellano-manchego). Mostró tarjeta amarilla a David Rodríguez y Noguerol, por el Celta de Vigo; y a Ayala, Arizmendi, Gabi y Pulido, por el Zaragoza.

Goles:
1-0, m. 61: Dinei; 2-0, m. 86: Dani Abalo.

Incidencias:
Encuentro correspondiente a la decimosexta jornada de la Liga Adelante de Segunda división disputado en el estadio municipal de Balaídos ante unos 7.000 espectadores.

Puntuaciones (de 0 a 5)

López Vallejo: 4. El mejor jugador zaragocista. Sacó brillantemente varias situaciones comprometidas a las que le sometió su defensa.
Chus Herrero: 2. Partido decente del canterano que le hace aprobar, pero no sacar mejor nota por el alarmante nivel defensivo.
Pulido: 1. Causará baja por quinta tarjeta el próximo partido. Quizás le venga bien un descanso.
Ayala: 2. No consigue alcanzar el grado de mando necesario y esperable.
Paredes: 2. Nuevo partido de pundonor y entrega. Sostuvo su parcela de terreno, pero le ocurre la misma situación que a su homólogo derecho.
Zapater: 1. Nuevo partido oscuro, pasó desapercibido. Fue sustituído.
Gabi: 2. Un milagro le salvó de no terminar expulsado, no sostuvo el mediocampo cuando fue necesario.
Arizmendi: 1. Si no jugara con asiduidad, este jugador terminaría por perderse. Las escasa prestaciones que ofrece son por inercia de seguir en un terreno de juego. Como revulsivo no serviría y como titular, lleva camino de lo mismo.
Caffa: 2. Le costó enterarse del partido como siempre que sale de titular. Ofreció algún desborde por banda que no supo entregar correctamente.
Ewerthon: 2. Ofreció desmarques y gozó de oportunidades. Espero que su lanzamiento en el palo no se traduzca en sequí goleadora.
Oliveira: 1. Está perdido, a pesar de observarse buena actitud. Urge su recuperación.
Braulio: s/c. Poca contribución al desastre final.
Songo’o: 2. Buen ímpetu que contagió al equipo en alguna fase. Sus desbordes tampoco tuvieron culminación feliz por defientes entregas.
Hidalgo: 1. Su participación buscó la llegada por la zona central, pero no fue conseguida y dejó sólo a Gabi en labores defensivas.

por Txacin

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