R Oviedo 3 – 3 Real Zaragoza | Crónica

R Oviedo 3 – 3 Real Zaragoza | Crónica

Si el fútbol es alegría

Asturias es tierra verde y mágica y sus cielos son compañeros de viaje de la lluvia y el mar. Y de eso nos aprovechamos ayer los aficionados que pudimos disfrutar de un partido de fútbol divertido, dinámico y abundante. Nadie habría dado ni medio maravedí por este Real Zaragoza capaz de mostrar sus vergüenzas ante su afición y perder la honra ante el último clasificado, como hizo hace una semana en La Basílica. Sin embargo, ayer los muchachos de Jim se encargaron de rompernos la quiniela en mil pedazos con una actuación digna y en cierto modo memorable.

Empezó bien el equipo aragonés, con buenas ideas y correcta ejecución, todo lo contrario de lo vivido en las últimas semanas. La presencia de Jaume está comenzando a ser un argumento de gran peso en un equipo tan necesitado de un gestor de fútbol de la calidad que anuncia el valenciano. Suave, elegante y certero en sus decisiones, el 5 del Zaragoza fue capaz en muy pocos minutos de gobernar una nave que hasta entonces había sido una almadia resquebrajada. Se necesitó muy poco para desear ver el partido entero.

Pero esto es fútbol, un deporte que casi nadie entiende y cuyas normas muy pocas personas conocen. Eso se vio con el penalty pitado por mano de Azón. No hubo estruendosa reclamación, pero el VAR le dijo al colegiado que revisase y este, obediente, revisó y sentenció. Minuto 12 y 1-0. ¿Era el final de todo? En otro momento lo habría sido, pero ayer los rojillos fueron a Oviedo a jugar al fútbol y lo hicieron muy bien. En seguida lograron ejecutar una acción de banda con gran destreza y con tres cabezazos, de Zapater, de Azón y de Bermejo, lograron el gol del empate. Fantástico.

La parroquia carbayona enmudeció, toda alborotada como estaba ante el gol de Borja Bastón. Y no fue eso lo mejor: muy poco después un córner practicado con cuidado dio con el balón en la cabeza de Jair que, por fin, tras mil intentos, logró ese gol que lleva persiguiendo tanto tiempo. Femenías no se lo creía y contempló el 1-2 con asombro y cierta estupefacción. Y el zaragocismo, contento desde la calma.

Como diría un clásico: el partido estaba bonito. Sobre todo si no te juegas nada, como era el caso del equipo del Ebro. Y eso sirve tanto para soltarte en ataque como para relajarte en defensa. Y eso sucedió en el minuto 26, siete minutos después del gol del portugués. Y otra vez a la salida de un córner: un entro medido, una cobertura horrible y gol de cabeza de Obeng. Si alguien quiere aficionarse al fútbol y no ha visto nunca un partido, que se ponga el de ayer, porque parecía que estábamos en los años 60, cuando todo era vertical y la mejor defensa era un ataque sin límite. Cuatro goles en apenas media hora y aquello no parecía tener fin.

El Oviedo era un equipo atenazado por la necesidad de ganar y la impaciencia de quien ve la orilla y siente cómo le flaquean las fuerzas. Y el Zaragoza, un grupo de amigos que se lo está pasando en grande atreviéndose con todo y viendo cómo le sale bien cada acción propuesta. Y así, con esa alegría, con esa soltura, con esa holgura de ánimo por compañeras llegó el tercer gol. Y otra vez de córner. Un balón suelto al borde del área con una defensa azulona de futbolín permitió a Bermejo enganchar una preciosa volea que dio con el balón en la red de los asturianos. Ziganda debió pensar que aquello no podía ser posible, que lo que estaba sucediendo era un mal sueño. Su equipo, el fiable Oviedo que había protagonizado un final de campeonato de notable alto estaba ofreciendo una imagen temblona e inexacta justo en el peor momento. Y enfrente había un equipo, el Zaragoza, al que no parecía importarle ser osado y desafiar a la línea del horizonte. Descanso y 2-3.

La vuelta a campo en seguida nos susurró que los asturianos iban a quemar todas las naves. Exigidos por la necesidad, se abalanzaron sobre el área forastera y en tan solo cuatro minutos ya habían empatado el partido. Un derechazo de Brugman acabó con el sueño de victoria tomate. Nada pudo hacer Cristian, que a estas alturas del partido ya se había convertido en el mejor con tres paradones fantásticos en la primera parte de los de guardar.

El partido, aun así, continuó por la vereda de lo imprevisto. O mejor: de lo “todo puede pasar”. Azón estuvo a dos centímetros de lograrlo con un cabezazo que rompió el poste izquierdo de Femenías. El Oviedo se reactivó. La hinchada azulona apretó, consciente de la importancia del partido, y Obeng se lo creyó. Se quedó el balón y dibujó un chut durísimo que Cristian, otra vez él, desvió con un paradón de antología.

Pero lo mejor, o lo peor, según el bando, estaba por llegar. En el minuto 70 el árbitro pitó otro penalty en contra. Ahora fue la mano de Sabin Merino la culpable. De nuevo los mismos protagonistas: Borja Bastón frente a Cristian. Sin embargo, de este duelo salió vencedor el portero argentino. Aunque el chut era magnífico, el arquero sacó una mano extraordinaria que logró desviar el balón a córner. Fue una parada antológica que completaba una actuación sensacional que tardaremos en olvidar. Otra más.

El oviedismo cayó. Y calló. Y ese vacío anímico lo aprovechó el Zaragoza para acomodar el partido en el bolsillo del control. Los locales no sabían cómo reaccionar y Jim realizó varios cambios para tratar de desequilibrar del todo a los de Ziganda, algo que casi consigue con sendas acciones de Vada, una en el minuto 81 y otra en el 95 que bien pudieron convertirse en el 3-4 que habría devorado, sin duda, al Oviedo.

En fin, el partido acabó en tablas por vigésima ocasión en la temporada, pero quizás sea el empate más amable. Por lo que significa de expiación y por tratarse de un dulce que a todos nos gusta saborear, ahora que ya sabemos que no podemos ser más de lo que hemos logrado ser. Ni menos.

Ficha técnica

R Oviedo:
Femenías; Carlos Isaac (Montiel, 72), Costas, Dani Calvo, Pierre Cornud (Mossa, 15); Luismi, Brugman (Javi Mier, 84); Sangalli (Viti, 46), Borja Sánchez; Obeng (Matheus, 72) y Borja Bastón.

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Gámez, Lluís López, Jair, Chavarría; Grau, Francho (Petrovic, 78), Zapater (Vada, 72); Bermejo (Puche, 92), Sabin Merino (Narváez, 72) y Azón (Álvaro Giménez, 72).

Goles:
1-0, min. 14: Borja Bastón, de penalti. 1-1, min. 16: Bermejo. 1-2, min. 19: Jair. 2-2, min. 26: Obeng. 2-3, min. 33: Bermejo. 3-3, min. 48: Brugman.

Árbitro:
De la Fuente Ramos (Comité Castellano-leonés). Amonestó a Brugman (7), Chavarría (58), Obeng (59), Francho (75), Grau (86) y Petrovic (93).

Incidencias:
Partido de la Jornada 40 de LaLiga SmartBank 2021-22 disputado en elTartiere ante 16.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 5. Sensacional.
Gámez: 4. Acertado.
Jair: 4. Presente.
Lluís López: 3. Correcto.
Chavarría: 4. Audaz.
Jaume: 4. Maduro.
Zapater: 3. Activo.
Francho: 2. Inexacto.
Bermejo: 4. Adecuado.
Azón: 4. Osado.
Sabin: 2. Ambiguo.
Vada: 3. Colaborador.
Narváez: 2. Incierto.
Álvaro: 2. Solitario.
Puche: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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