CD Leganés 2 – 1 Real Zaragoza | Crónica

CD Leganés 2 – 1 Real Zaragoza | Crónica

Fue un error creer

A veces, muchas veces, es difícil comprender la vida. Y a veces, demasiadas veces, es imposible entender el fútbol. El Real Zaragoza venía de firmar un excelente partido ante el Huesca, al que borró del mapa en una memorable noche que anunciaba un futuro fértil. Sin embargo, el equipo de Escribá eliminó de los corazones zaragocistas cualquier mínima esperanza de volver a degustar las mieles de la victoria. Como si de una cita fallida se tratase, el grupo que lidera Idiakez se encargó de recordarnos que la Liga Smartbank no es país para pusilánimes y lo hizo sin dudas, con la certeza de un amanecer inesperado.

El choque prometió escasas emociones muy pronto. Los jugadores se abrigaron del frío de Butarque con la manta de la insustancia, del juego pobre y triste bajo el que se cobijaron. Ni un gramo de fútbol nos regalaron hasta el minuto 15, cuando una endeble defensa vestida de torpeza hizo posible que el incómodo Giuliano batiera a Riesgo con un chut réplica de un primer disparo rechazado por el portero vasco.  Fue un gesto de delantero molestón, de futbolero apasionado, enganchado a una furia muchas veces inconcreta pero siempre necesaria en un equipo que poco más que la intensidad de sus jugadores puede ofrecer.

Antes habíamos contemplado la nada y después, también. El encuentro era la cara oculta del partido que las selecciones francesa y argentina le habían regalado al mundo un día antes, pero en ambos casos utilizamos la palabra “fútbol” para referirnos a lo mismo. Es evidente que los entusiastas zaragocistas que se desplazaron hasta Leganés tenían motivos para la euforia, pues un gol fuera de casa suele ser señal de éxito, pero no contaban con que no había más licor en las copas de los rojillos.

De ello se aprovechó el Leganés. Martilleando la banda de un torpe y lento Fuentes lograron arrugar al equipo de Escribá hasta conseguir el gol del empate. Para cerrar el cofre del infortunio, Bermejo se lesionó seriamente en el minuto 26. Mala noticia, pues su ausencia coincidió con el gol del empate. Una jugada sencilla por el citado lateral mal guarnecido por el colombiano dio con el balón en los pies de Juan Muñoz, quien hizo verdad la maldición del exjugador. Con habilidad, con un gesto de delantero experto se adelantó a un desubicado Francés para rematar suavemente al fondo de la red.

La noche se hizo más profunda. Los plomos de la discoteca zaragocista se fundieron y las débiles velas pepineras alumbraron lo suficiente para acogotar a un Zaragoza que tuvo en el joven Rebollo, claramente ya el segundo portero del equipo, a su mejor jugador. Un disparo de Fede Vico, seco y eléctrico, fue desviado por el lepero en una buena parada. Afortunada intervención que evitó que la debacle aragonesa se hiciera evidente antes de tiempo.

Tras el descanso ambos entrenadores apostaron por mantener el mismo menú. No podemos entender qué extrañas razones les hicieron creer que los mismos que durante la primera parte nos habían propuesto un partido infame serían capaces de lograr encandilar a sus aficiones. De verdad que no hay posibilidad de comprenderlo. Porque el partido no cambió su mirada, ni el juego se convirtió en una apuesta por el buen gusto. Ni siquiera la torpeza abandonó el argumentario de los jugadores.

En todo caso, si había un equipo que mostraba una micra más de intención ese era el Real Zaragoza. Sin profundidad, sin coherencia, sin contenido, pero al menos con algunos renglones escritos, no siempre rectos. Como la ocasión de Giuliano que no vio a Francho o el chut de este con la misma calidad que dos huevos fritos elaborados con mantequilla. Pero algo había. Enfrente, un equipo cuestionado por su gente que no acertaba a molestar a Rebollo ni a inquietar a la defensa cachirulera. Quien estuvo a punto, pero solo a punto, de lograr gol fue el Zaragoza a través de Gámez, cuyo disparo, franco y moderadamente nítido, salió alto por una mala ejecución. Y en esas estábamos hasta que sucedió.

En el fútbol siempre ocurren imprevistos y en el partido de ayer lo inesperado llegó con un balón a la espalda de Francés. Inexacto toda la noche, el zaragozano se vio superado por Arnáiz y su reacción conllevó un desplazamiento fuera de lugar que se tradujo en penalty en contra. No contento con el grueso error que acababa de protagonizar, al joven central se le ocurrió cometer una chiquillada que le reportó la segunda amarilla y, por ende, la expulsión: destrozar el punto de penalty con la puntera de su bota. Como si estuviéramos en los años setenta, cuando solo había una cámara en el campo y se retransmitía un partido por semana. ¡Anda que no hay ojos mirando hasta el último detalle! La tontería, monumental.

Para enmendar la cadena de torpezas, Escribá puso en el campo al inédito Quinteros y al amortizado Molina. Decisiones a la desesperada, sin guion ni diálogos, con mala música y peor fotografía para una película que todos dimos por finalizada mucho antes de que acabase de verdad. Era como intercalar los créditos finales media hora antes del desenlace. Idiakez, de triste pasado zaragocista, se relamió y dedicó varios minutos a desgastar al contrario con cambios medidos de jugadores, mientras íntimamente disfrutaba del triunfo ante el equipo al que no pudo gobernar hace unos años.

Derrota merecida y amargo sabor de boca y alma justo antes de las vacaciones. Son dos muy malos datos que empobrecen aún más a un equipo escaso, capaz de espejismos como ante el Huesca y realidades como la de anoche. En una posición más que mediocre, con problemas estructurales y el ánimo muy tocado se llega a un momento de la temporada que se antoja clave. Si es verdad lo que Escribá piensa, al equipo le quedan nueve partidos para determinar cuál va a ser su futuro. Su presente, eso sí es seguro, apunta a la escasez de espíritu y la ausencia de ilusión. En cualquier caso, que 2023 pinte de azul y blanco la esperanza del león.

Ficha técnica

CD Leganés:
Riesgo; Cissé, Nyom, Jorge Sáenz, Sergio González, Miramón; Pardo (Naim, 89), Undabarrena, Fede Vico (Shibashaki, 81); Arnáiz y Juan Muñoz (Yacine Qasmi, 84).

Real Zaragoza:
Rebollo; Gámez (Quinteros, 78), Francés, Jair, Fuentes; Zapater (Grau, 68), Francho; Bermejo (Larrazabal, 28), Eugeni (Molina, 78); Mollejo (Gueye, 68) y Simeone.

Goles:
0-1, min. 16: Simeone. 1-1, min. 32: Juan Muñoz. 2-1, min. 74: Juan Muñoz, de penalti.

Árbitro:
Hernández Maeso (Comité Extremeño). Expulsó por doble amarilla a Francés (71 y 74). Amonestó a Mollejo (39), Fede Vico (76), Quinteros (83), Nyom (86) y Miramón (94).

Incidencias:
Partido de la Jornada 21 de LaLiga SmartBank 2022-23 disputado en Butarque, con 6.000 espectadores.

Puntuaciones

Rebollo: 3. Serio.
Gámez: 1. Incierto.
Francés: 1. Torpe.
Jair: 2. Ortodoxo.
Fuentes: 1. Desconectado.
Zapater: 1. Superficial.
Francho: 1. Embarullado.
Bermejo: S. C.
Eugeni: 1. Discreto.
Mollejo: 1. Sobreactuado.
Giuliano: 3. Goleador.
Larra: 1. Ineficaz.
Gueye: 1. Ausente.
Grau: 1. Invisible.
Molina: 1. Irrelevante.
Quinteros: 0. Errático.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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