R Oviedo 2 – 1 Real Zaragoza | Crónica

R Oviedo 2 – 1 Real Zaragoza | Crónica

El gol en viento raro

Cuando se dice “el último, que apague la luz” se suele decir como broma, sin ninguna intención. Es un dicho. Sin embargo, la tarde del domingo Masca se lo tomó en serio, como el amigo que siempre interpreta las cosas al pie de la letra y estropea la coña de la peña.

El Real Zaragoza perdió ayer un partido que estaba ya sellado, con un empate que sabía a calma plena, a tranquilidad casi desustanciada, pero los chicos de Escribá se durmieron en el último laurel y ahí se fundió el sol. No lo mereció, es verdad, incluso tuvo la llave de una victoria de mucho valor en términos de autoestima, pero el Oviedo está tocado por el manto de la Virgen de Covadonga.

Lo que parecía un choque para disfrutar comenzó siendo un monumento al fútbol serio y soso, una obra moldeada a base de orden y equilibrio en la que ambos equipos se sienten en su salsa. Con más obligaciones el equipo aragonés, Escribá puso a Ratón bajo el arco y eligió a Puche para que corriera junto a Azón. Fueron los dos cambios obligados que maquillaron el atractivo rostro de un Zaragoza que se presentaba en el Tartiere con diez partidos imbatido, un dato nada superficial. Lo malo es que lo hacía ante un Oviedo que contaba por victorias los últimos cuatro encuentros. Equilibrio por diferentes caminos.

Tras una primera parte contenida, como cuando la criaturas juegan a aguantar la respiración bajo el agua, los asturianos le rompieron las costuras al sistema defensivo zaragocista con una buena jugada del extremo Moro, quien le regaló un balón de oro a Viti, autor del 1-0. Una acción modélica que señala con el dedo a la esencia de esta categoría, en la que tan importante como hacer las cosas bien es no hacerlas mal. Y es que en ese primer gol se concentró, como en un agujero negro, la esencia de toda la galaxia de la Liga Smartbank. Un equipo despierto y otro que se duerme. Todo un clásico.

Sin duda una de las claves de la placidez con que se movía el Oviedo fue la ausencia de Giuliano. La dupla que forman el romano y Azón habría sido un quebradero de cabeza para una defensa, la azulona, muy estática, que sin embargo ayer estuvo sentada en su sofá casi todo el partido por la falta de molestias. Mucho amago, pero poca profundidad. Ni siquiera Bebé encontró senderos que transitar y, así, se llegó al descanso con la mejilla zaragozana roja gracias al bofetón recibido cuando nadie lo esperaba.

Tras el descanso el Zaragoza jugó a otra cosa. Y de otra manera. Se quedó el balón y buscó los espacios con buenos movimientos y astutas llegadas por las bandas. Y con un argumento añadido: el protagonismo de Bermejo, que se adjudicó el papel de jugador técnico y osado. Eso que el tópico llama “echarse el equipo a las espaldas”. El madrileño se encargó de decirle a los cuatro o cinco vientos que al fútbol también se puede jugar sin necesidad de estar pendiente de los espacios y tal, así que comenzó a moverse entre líneas con el balón cosido a las botas. Su presencia agitó las líneas locales y en uno de esos gestos de buen futbolista rompió la estructura defensiva local y se plantó en el borde del área. Allí, en carrera, sin frenarse y apostando por el talento, acomodó el cuerpo y se sacó un disparo de rosca que entró en la puerta de Tomeu. Un señor gol, ya lo creo.

El partido era claramente avispa. Las bandas se transformaron en carreteras apetitosas, sobre todo la de Nieto, quien blandió una audacia digna de mejores resultados. Vada, que había entrado por Puche, se ubicó en un espacio en el que se encuentra a sí mismo, y fue él quien le sirvió un buen balón a Pau Sans, sustituto de un fatigado Azón. El zagal hizo un movimiento magnífico que le sirvió para deshacerse de su par, pero el chut se le fue alto empujado por la ansiedad y la mala colocación del cuerpo. Y poco después fue Bermejo quien remató un extraordinario centro de Nieto, pero el balón limó el poste izquierdo de Tomeu. Habría sido fantástico que se hubiera señalado el 1-2.

El Oviedo también las tuvo, como el momento en que Enrich probó a Ratón, quien respondió con una buena parada. Poco a poco el reloj se fue marchitando y el final del partido parecía señalar el empate como resultado aceptable para ambos equipos. No obstante, el fútbol del siglo XXI, al menos el de esta década, no entiende de dígitos ni manecillas y hasta que no hay pitido final nadie se mueve. Y ayer se demostró que hay motivos: cuando solo faltaba un minuto para sellar la permanencia matemáticamente, Masca enganchó un tiro cruzado y se apagó la tarde.

No hay peligro, no va a ocurrir, pero entre la posibilidad de tener que seguir bregando porque nada está cerrado y haber firmado ayer el final de la temporada hay una pequeña brecha que conviene amortiguar cuanto antes. Esta pretemporada tiene que darnos para comenzar a pensar en serio en la 2023-3024. Y a tomar decisiones que dibujen el rostro del nuevo Real Zaragoza. El del regreso a casa. A primera.

Ficha técnica

R Oviedo:
T. Nadal; Lucas Ahijado, Luengo, David Costas, Bretones; Viti Rozada, Camarasa (Mangel, 85), Luismi (Yayo, 85), Moro (Hugo Rama, 67); Sergi Enrich (Masca, 76) y Manu Vallejo (Leo Sequeira, 76).

Real Zaragoza:
Ratón; Gámez (Larrazabal, 76), Lluís López, Jair Amador, Nieto; Francho Serrano, Jaume Grau (Zapater, 87); Sergio Bermejo, Bebé; Puche (Vada, 78) e Iván Azón (Pau Sans, 67).

Goles:
1-0, min. 38: Viti Rozada. 1-1, min. 56: Sergio Bermejo. 2-1, min. 92: Masca.

Árbitro:
González Francés (Comité de Las Palmas). Mostró tarjeta amarilla a Luismi (32), Luengo (47), David Costas (68).

Incidencias:
Partido de la Jornada 39 de LaLiga SmartBank 2022-23 disputado en el Carlos Tartier, con 13.000 espectadores.

Puntuaciones

Ratón: 3. Buena actuación, con paradas de mérito. Aun así, en el segundo gol nos queda la duda.
Gámez: 2. Disminuido físicamente, como se demostró con su lesión, estuvo ausente.
López: 2. Irregular e indeciso.
Jair: 4. Muy serio y contundente. Gobernó.
Nieto: 3. Salvo en el primer gol, estuvo acertado y presente.
Grau: 3. Equilibrado y pausado, aportó serenidad.
Francho: 3. Trabajador y generoso, no escatima esfuerzo.
Bermejo: 4. Gran partido. Digno de mejores causas. Marcó un gran gol.
Bebé: 3. Algo inexacto, no dejó nada en el bolsillo. Es un peligro constante.
Azón: 2. Pierde relación con el balón cuando no tiene referencia. Con altibajos.
Puche: 3. Lo dio todo. Incordió y se vació en el uno contra uno.
Larra: 2. Hizo lo que le pedía. Cuando encara, amenaza.
Vada: 1. Poco participativo. A destacar el pase a Pau Sans.
Pau Sans: 3. Tiene destellos que auguran muy buenas cosas.
Zapater: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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