SD Huesca 1 – 1 Real Zaragoza | Crónica

SD Huesca 1 – 1 Real Zaragoza | Crónica

Dos equipos sin destino

Si uno hubiera deseado que ganase el mejor no habría podido cumplir su sueño, porque el mejor en El Alcoraz, ayer, fue ninguno, aunque sí podemos estar de acuerdo en quién fue el peor. No diré su nombre, pero en el corazón de ambas aficiones quedará la pobre actuación de quien tiene como responsabilidad juzgar las acciones de los protagonistas. Y ahí termina el comentario. De lo demás escribiremos a continuación.

Tengo la sensación de quedarme llorando ante la puerta de las oportunidades perdidas. Es un sentimiento viejo que mantiene baja mi vida y no encontramos los caminos que nos lleven a Ítaca. Imposible así escribir una crónica que anuncie la victoria, Y son demasiadas crónicas vacías, secas. Estériles. Ayer, en el coqueto Alcoraz, el Real Zaragoza desaprovechó una magnífica ocasión para lograr una victoria que habría supuesto un abrazo de viento favorable, dadas las circunstancias, pero ni siquiera cuando el Pirineo decide bajar al valle somos capaces de disfrutarlo.

Es verdad admitida que un derbi es un monumento al fútbol tosco y al latido desbocado y el de ayer cumplió con todo. Nada de juego, poco brillo y mucha cloaca. Los primeros veinte minutos podrían adornar cualquier alacena abandonada, porque ninguno de los veinte jugadores de campo pudo presumir de talento, agudeza, criterio ni alegría de vivir un deporte que cada día que pasa es más mentiroso. Los cambios que Escribá introdujo en el once fueron Gámez, por imperativo legal, Jair y Francho pero poco aportaron a lo que vivimos hace una semana. Si acaso sirvieron para oscurecer el recuerdo de una tarde que puede que no se repita.

En el primer cuarto de hora tan solo anotamos una jugada del Huesca que finalizó Obeng con un chut mordisqueado que tropezó con el palo de Cristian. Nada más. De lo que sí anduvo sobrado el envite fue de dureza e intensidad mal entendida por parte de algunos jugadores, casi todos azulgranas, lo que llevó a que fuéramos testigos de una sucesión de duelos al sol de los que salían victoriosos casi siempre los muchachos de Ziganda. El Real Zaragoza, que hasta ese momento dormitaba sobre su impericia, que hilaba pases y más pases, pero ni medio gramo de literatura, encontró un amanecer inesperado. Había escrito algún ripio mal construido, pero nada más. Y bien sabido es que donde no hay poesía sobresale el párrafo burdo. A Pulido le saltó el cuentarrevoluciones y le asestó un durísimo golpe al tobillo de Simeone. La acción pidió a gritos la tarjeta roja y a López Coto no le costó ni medio dobladillo de Almudévar tirar de cartón.

El partido se resquebrajó y el equipo zaragozano recogió la única papeleta premiada que se había vendido en la taquilla. Gámez recibió de Francho y sin pensar demasiado, algo que en fútbol es fundamental, centró al área pequeña. Allí Blasco rechazó lastimeramente y dejó el balón muerto. No importó: Bebé lo reanimó con un zapatazo eléctrico que batió a Andrés. Velas henchidas con viento a favor.

El partido navegaba como un bajel joven que busca el mar abierto. Sin embargo, este Zaragoza tiene una enorme facilidad para resquebrajar el cascarón a base de hachazos suicidas y eso se cumplió pocos minutos después. En lugar de cerrar el portón de la fortaleza, porfió y se entregó a un juego de golpes necios. Y en uno de ellos le dio argumentos al torpe colegiado que decidió calmar los ánimos de los oscenses, alterados minutos antes, castigando injustamente a Zapater con su expulsión. Los jugadores y la afición del “Sin reblar” (un día hablaremos del himno zaragocista de los años 70 o que le pregunten a José María Ferrer) le llevaron la mano al bolsillo para sacarle la tarjeta y se la pasaron por la cara al de Ejea.

Empate a diez y partido por jugar. Y el Zaragoza que volvió a enseñarnos la patita del despropósito por debajo de su inoperancia. Cuando faltaban pocos segundos para ir a la ducha Ratiu se plantó en el balcón del área y chutó raso. Cristian lo rechazó con apuros, le rebotó en la rodilla y le quedó muerto a un avispado Obeng que no tuvo más que colocarlo en la red. Sin noticias de la defensa blanquilla.

Tras los obligados cambios a causa de las expulsiones, se reanudó el partido. El Huesca se lo creyó, que para eso se mostró más sólido de ánimo y férreo en su voluntad. Y en seguida dispuso de una ocasión que salvó Jair en la línea de gol a disparo de nuevo de Obeng. Y Ratiu lo intentó por la banda de Nieto, abandonado a su suerte por Bebé que no le hizo ni una sola cobertura. Suerte de falta de puntería oscense.

Ni siquiera los cambios de Bermejo y Eugeni por Vada y Bebé sirvieron para reactivar a un mortecino Zaragoza, desaseado, pelón, con demasiada roña en las ideas como para enfrentarse a cualquier equipo. Y mucho menos a este Huesca que olió la sangre a millas de distancia y agitó las aletas buscando la dentellada definitiva. Esta estuvo a punto de llegar en el minuto 85, cuando Florian Miguel enganchó una volea con veneno en la curva que Cristian desactivó con un paradón de videoteca.

Desde ahí hasta el final, conformismo zaragocista y arreones poco afortunados del Huesca que hasta el último minuto pretendió desmontar el frágil armazón defensivo del contrario. Ni el esfuerzo de unos ni la inacción de los otros mereció más. Los dos equipos demostraron ayer que están donde les corresponde y que sus méritos no figurarán en ningún libro de historia, pues al relato que comenzaron a escribir hace unos meses le quedan pocos capítulos interesantes. En todo caso, llegar vivos a puerto.

Ficha técnica

SD Huesca:
Andrés Fernández; Ratiu, Blasco, Jorge Pulido, Florian Miguel; Gerard Valentín (Kanté 87), Sielva (Hashimoto, 76), Timor, Juan Carlos (M. Mateu, 76); Joaquín (Rubén Pulido, 30) y Obeng (Kanté, 87).

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Gámez, Francés, Jair, Nieto; Zapater, Francho; Vada (Bermejo, 76), Bebé (Eugeni, 76); Puche (Alarcón, 46) y Simeone (Gueye, 83).

Goles:
0-1, min. 31: Bebé. 1-1, min. 45+3: Obeng.

Árbitro:
López Toca (Comité Cántabro). Expulsó con roja directa a Jorge Pulido (27) por una dura entrada a Simeone y a Zapater (35) por juego peligroso sobre Sielva. Amonestó a Bebé (41) y Francho (75).

Incidencias:
Partido de la Jornada 32 de LaLiga SmartBank 2022-23 disputado en el Alcoraz, con 8.500 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 3. Desafortunado en el gol, nos regaló un paradón después.
Gámez: 2. Correcto en defensa, en ataque propició el gol.
Francés: 2. Discreto. Lento en el gol.
Jair: 3. Estuvo en su sitio. Sin alardes.
Nieto: 2. En defensa mostró con lagunas a su espalda. En ataque, aportó.
Zapater: 2. Su acción, injustamente juzgada, lo ensombreció.
Francho: 3. Muy trabajador aunque menos decisivo que otras veces.
Vada: 1. Ausente, apenas participó. Desubicado.
Bebé: 3. Goleó y eso es un plus, pero pecó de individualista.
Puche: 1. Bregó, pero aportó poco.
Simeone: 3. Trabajador incansable, sacó de punto a Pulido. Muy aislado.
Alarcón: 1. Muy plano. No afrontó el juego y mostró demasiadas carencias.
Bermejo: S. C.
Eugeni: S. C.
Gueye: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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