Villarreal CF B 0 – 0 Real Zaragoza | Crónica

Villarreal CF B 0 – 0 Real Zaragoza | Crónica

Faltos de latido

Ya está. Se ha confirmado que este equipo está adormecido, como si la mosca tsé-tsé del libreto de su entrenador hubiera picado a todos y cada de los jugadores y les impidiera cumplir con su deber: jugar al fútbol y ganar. El empate de ayer es un brochazo basto al lienzo del zaragocismo y lo peor es que la afición lo tiene claro: Velázquez no es fiable y los chicos, tampoco. Oscuros nubarrones.

Abandonó el equipo la estructura defensiva de tres centrales para volver a una iniciativa aparentemente más fundada en la creación y la construcción. Era una declaración de intenciones que se quedó en estas, porque lo que ocurrió en la primera parte fue un desplante a la eficacia. Mucho toque, quizás más posesión pero muy escasa capacidad. El Zaragoza se ha anclado en un ecosistema en el que lo que prima es el pase desustanciau, la combinación birontona y los pases alargados a Azón que, a estas alturas, ya ha demostrado que no es Villa, ni Milosevic ni Diego Milito. Sin embargo, todo ello parece satisfacer al míster que es capaz, con lo que poco que pudo y supo generar su equipo, de defender el resultado porque supuso que “hemos roto la racha de dos derrotas consecutivas”.

El Villarreal, lo decimos, propició alguna ocasión en esta primera parte que acabó en nada, como la que tuvo Adriano y amortiguó Badía. Fue poca cosa. Quien manejaba el escaso relato era el Zaragoza, con Mollejo en modo olla express, Maikel Mesa intentando una de las suyas pero con poca fortuna, porque el portero local desvió con la punta de los dedos el balón, y Azón cabeceando muy desviado un centro-misil de Mollejo. Un argumento muy flojo para escribir una buena película cuando ni siquiera la verticalidad de Valera consiguió superar la categoría de artificio para llegar a ser agua purificadora.

La primera parte fue insulsa y alejada de la vida pero es que la segunda fue todavía peor. El Villarreal se armó de energía en la caseta y volvió muy bien armado anímicamente al terreno de juego de un estadio, La Cerámica, pintado con los colores blanco y azul de la maravillosa hinchada zaragocista que en número de casi tres mil almas de león se aprestaron a ver a su equipo arrastrase indignamente. El espacio elegido fue el blando sendero transitado por Lecoeuche. Por sus lares discurrió la mayor parte del peligro del que dio señales en seguida Collado. Sus incursiones eran suaves puñaladas que propiciaban ocasiones como la de Adriano, abortada gracias a los cuerpos de Francés y Zedadka. Después sería Badía quien salvara al Zaragoza de la derrota con sendas paradas a los pies de Altimira y Collado.

Terrible episodio y horrendo cúmulo de despropósitos. El equipo estaba deshuesado y su entrenador, confundido en su erróneo análisis del partido. Si bien las entradas de Mouriño y Moya aportaron cierta lucidez, la retirada de Francho desestabilizó al equipo. Luego diría Velázquez que había un problema físico. El caso es que la maquinaria se reestructuró y ahí entró el equipo en Territorio Desequilibrio. Francés, al lateral izquierdo, Mollejo a la punta y el recién llegado Manu Vallejo, al extremo. Luego completaría la transformación con Enrich y Grau. Pacata respuesta a semejante laberinto.

El partido acabó muriendo con muy pocas notas que reseñar. Tan solo una y no precisamente de color blanquillo. Fue una incursión atrevida, de esas que no se ven en segunda división y mucho menos en casa del zaragocismo, que se inventó Requena. Una de esas jugadas que nos recuerdan que el fútbol es algo más que “pases de seguridad”, “ocupación de espacios”, “acercamientos” o “equilibrio en bloque bajo”. ¡Dios Santo! ¡Cuánta tontería! Por fortuna, Badía, uno de los pocos jugadores que cumplen con su cometido y pueden salir mañana a Independencia o Alfonso sin mirar al suelo, detuvo el chut y evitó una mayor vergüenza.

Por nuestra parte, poco más. Aplaudir a la afición que se desplazó a Villarreal y acompañar sus cánticos con la fuerza de la razón que nos da ser zaragocistas desde hace varias décadas y conocer y sentir como pocos el latido de este escudo.

Ficha técnica

Villarreal CF B:
Iker Álvarez, Altimira, Espigares, Lekovic, Tasende; Gelardo (Requena, 80), Carlo Adriano; Ontiveros (Jorge Pascual, 68), Rodrigo (Novoa, 87); Collado (Lanchi, 87) y Forés (Ferrari, 80).

Real Zaragoza:
Badía; Zedadka, Francés, Lluís López, Lecoeuche (Mouriño, 54); Aguado, Francho (Moya, 54); Valera (Grau, 83), Mollejo; Maikel Mesa (Sergi Enrich, 85) y Azón (Manu Vallejo, 58).

Goles:
.

Árbitro:
González Francés (Canario). Amonesto a Lecoeuche (5), Ontiveros (61) y Francés (71).

Incidencias:
Partido de la Jornada 28 de LaLiga Hypermotion 2023-24 disputado en el estadio de La Cerámica , con 6.500 espectadores.

Puntuaciones

Badía: 4. Sus acciones fueron serias y necesarias.
Zedadka: 1. Blando y muy permeable.
Francés: 3. Correcto y aplicado a su trabajo.
Lluis López: 1. Pecó de indecisión y falta de autoridad.
Lecoeuche: 1. Frágil y desarmado.
Marc Aguado: 1. Poco gobernante y menos protagonista.
Francho: 3. Su energía suple su falta de concreción.
Valera: 2. Muy voluntarioso aunque poco acertado al finalizar.
Mollejo: 2. Muy activo y decidido pero poco eficiente.
Maikel Mesa: 1. Solo un chut con su sello. Nada más.
Azón: 1. Lo pelea todo pero no ha vuelto a ser quien prometía.
Toni Moya: 1. No halló senderos ni conexiones.
Mouriño: 1. Demasiado espacio a su espalda. Desorientado.
Manu Vallejo: 1. Le falta finura y velocidad. Desconfía de si mismo.
Grau: S. C.
Enrich: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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