Nuevas ilusiones, mismos defectos | La Lupa
Mirandés 1 – 1 Real Zaragoza
El pasado domingo en Anduva, el Real Zaragoza comenzó un nuevo curso en la División de Plata. El poder de regeneración de ilusiones del fútbol volvió a demostrarse empíricamente, porque pocas semanas después del disgusto que supuso la derrota ante Las Palmas un número nada despreciable de zaragocistas acompañó al equipo en el remozado estadio mirandés, esperando ver la primera victoria del curso.
Ello no fue posible porque el cuadro zaragocista reincidió nuevamente en errores del pasado curso, en buena parte causados por erróneas decisiones desde el banquillo, que sigue ocupando Ranko Popovic.
En el debe de los jugadores se encuentra el no saber gestionar la ventaja adquirida y la falta de definición que impidió aumentar la renta ante un Mirandés que, salvo los últimos minutos, nunca supuso una gran amenaza para el cuadro blanquillo. Estos errores se vieron agravados por decisiones tácticas de Ranko Popovic, como modificar la posición de Dorca, o por el mal uso que se hizo de los cambios. Ortuño no debería haber salido por Ángel, Aria necesitaba ser reemplazado y en el tramo final de partido la situación demandaba reforzar el medio campo con alguna de las opciones disponibles. Por si fuera poco, la rotura de fibras de Hinestroza demuestra que nunca debió ser de la partida.
Sin embargo, se vieron aspectos bastante positivos que, con el adecuado trabajo, hacen albergar esperanzas en formar un buen equipo que pelee el ascenso. En primer lugar, la consistencia que el equipo mostró en el primer tiempo, ordenado y firme defensivamente. Wilk y Dorca pueden ser una pareja muy interesante para la segunda división, aportando una intensidad de la que se carecía en muchas fases de la anterior temporada.
Debe destacarse también el buen papel de una defensa en la que faltaban nombres de jerarquía, como Vallejo y Mario. Rubén estuvo a un nivel superior al que mostró el año pasado, Cabrera realizó un gran partido coronado con un gol, y los laterales cumplieron su cometido.
En el apartado ofensivo, la confección de la plantilla se ha orientado a explotar la velocidad en ataques rápidos, y en Miranda se ofrecieron detalles positivos en este sentido pero con carencias en la finalización. En este sentido hay trabajo por hacer todavía, y quizá sería necesario apurar el mercado a ver si es posible incorporar a un punta distinto a Ángel y Ortuño.
Ha comenzado un año importantísimo en la historia de la entidad. El ascenso es obligado para no comprometer aún más la viabilidad del club. El empate no es malo si se tiene en cuenta que el Mirandés estrelló un balón en el travesaño con el tiempo cumplido, y siempre es positivo sumar fuera. El lugar donde debe certificarse el ascenso y donde hay que contar los partidos por victorias es la Romareda.
En este sentido, desde la dirección del club se ha cometido un grave error. La campaña de abonados no ha sido la adecuada, y ciertas decisiones como la supresión del pequeabono, el precio para ciertos rangos de edad o la necesidad de tener que juntarse en grupos de ocho personas para poder acceder a las gradas de animación puede que provoquen muchas bajas y que la cifra de abonados esté lejos de los 25.000 a los que se aspiraba. El ambiente en la Romareda, por tanto, no será ni de lejos el disfrutado en el play off, un ambiente que puede ayudar a la consecución de puntos.
El sábado espera el Almería en horario de discoteca. Resulta clave la victoria por dos motivos: hacer bueno el punto en Anduva y mandar el mensaje a uno de los gallitos de la categoría de que este año el Real Zaragoza va a ser un adversario temible.
Por Kicooper
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