Análisis del Real Zaragoza 2 – 2 Llagostera

Análisis del Real Zaragoza 2 – 2 Llagostera

Triste empate y un nuevo encuentro sin sumar los tres puntos del Real Zaragoza. El Llagostera, inferior al conjunto maño, le cedió el peso del partido a los locales, que se mostraron planos en ataque posicional y con dificultades en defensa. Encontrar variantes empieza a ser una necesidad imperiosa.

Planteamiento inicial

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Las bajas y las sancionas provocaron que viéramos un once inédito. Ranko Popovic quiso mantener el esquema, pero la elección de los jugadores y su distribución sobre el césped ya hacía prever que el equipo tendría aspectos diferentes a lo visto anteriormente. El más destacado probablemente fue la inclusión de Insa en la mediapunta, por delante del doble pivote formado por Lolo y Dorca. Tres centrocampistas mixtos, con características diferentes pero que podrían solaparse una vez empezara a rodar el balón. La intención, evidentemente, era asegurar tener el control del partido ganando el centro del campo, a riesgo de perder algo de juego entre líneas y de conexión con los hombres de ataque.

Por otro lado, el otro cambio importante vino en la posición de Pedro y Eldin. Popovic los cambió de banda viendo el mal rendimiento que había dado Eldin en la derecha. El bosnio pasó a una posición donde ya regaló minutos de gran juego, mientras Pedro se situaba en la banda derecha. Esto provocaría que viéramos a un Pedro más profundo, con menos participación en el centro del campo, una zona que ya estaba cubierta por Lolo, Dorca e Insa.

Otra vez problemas en ataque posicional

Una vez más, el Real Zaragoza sufrió ante un equipo que se cerró mucho, que evitó dejar cualquier espacio atrás y que no presionó al Real Zaragoza en zonas muy adelantadas. El Llagostera tenía muy claro su plan, que se pudo ver desde el comienzo y que solo varió (algo obligado) cuando fue por detrás en el marcador.

En la salida de balón zaragocista, como ya hicieran Sabadell y Alavés, el Llagostera no presionaba a los centrales zaragocistas, dejándoles libertad para conducir pero cerrando espacios atrás. Con un 4-4-2 o 4-4-1-1, el equipo visitante solo apretaba cuando el Real Zaragoza llegaba al círculo central, y normalmente para presionar a un mediocentro con uno de sus delanteros.

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Al Real Zaragoza, como era evidente, no le costaba superar esa primera línea de presión, pero los problemas llegaban una vez colocados en campo contrario. Al margen de tener a dos hombres algo descolgados, el Llagostera mantenía sus dos líneas de cuatro muy pegadas a su área. Un total de ocho jugadores defendiendo prácticamente al borde de su área y con el equipo al completo en campo propio.

Con tantos hombres por delante cerrando espacios, el ataque posicional del Real Zaragoza se resintió como ya hiciera ante Sabadell y Alavés. De nuevo al equipo le faltaron variantes para superar las líneas rivales cuando éstas estaban bien colocadas atrás. Apenas algún desmarque de ruptura de Pedro o algunos intentos de desbordar en estático, el equipo de Popovic no tuvo muchos argumentos ofensivos más que cargar el área con Borja, Eldin y algún mediocentro que se sumaba para buscar el centro o alguna segunda jugada o remate lejano.

Precisamente si algo consiguió el Real Zaragoza fue imponerse en las segundas jugadas, especialmente en la primera mitad donde Insa estuvo omnipresente. Al estar el Llagostera tan metido en su propia área, cualquier centro o balón rechazado por su defensa caía en una zona donde a menudo había un jugador zaragocista, que tampoco terminaron de aprovechar esa segunda jugada.

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Insa, Dorca o Pedro recogieron balones rechazados con asiduidad en los alrededores del área contraria. El primero de ellos tuvo gran responsabilidad en prácticamente todas las facetas del juego zaragocista. Desplegó una capacidad de recorrido bastante asombrosa, que terminó en la segunda mitad con el cansancio del jugador. Estuvo presente en la recuperación, apretó a la hora de presionar, bajó a recibir en la salida de balón y se movió ofreciendo apoyos en campo contrario.

Sin embargo se vio claro que Natxo Insa no es un mediapunta, un enganche que consiga desequilibrar. El espacio entre la línea defensiva y la de centrocampistas del Llagostera prácticamente fue territorio inexplorado, aunque aquí también se esperaba mucho más de Eldin. Insa no buscó el juego entre esas dos líneas y cuando lo hizo no pudo conectar con alguno de los atacantes con un último pase.

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Córners en defensa zonal

Parece que Popovic ha optado por utilizar una defensa zonal en los córners en contra. El Real Zaragoza se colocó protegiendo a Alcolea con dos líneas asimétricas; una de ellas dentro del área pequeña y otra al borde de ésta.

El problema de utilizar la defensa en zona es que los jugadores rivales entran a rematar en carrera, algo que buscó el Llagostera consciente que tenía que aprovechar sus ocasiones a balón parado. El impulso que son capaces de coger no solo es mayor respecto a los defensores, sino que además golpean el balón con más fuerza si consiguen entrar en contacto con él. Por ello, es primordial que los jugadores que defienden en zona midan bien a la hora de saltar y que lo hagan de forma contundente, algo que no ocurrió en el primer gol visitante.

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Otra vez desorden atrás

Era el apartado en el que más había mejorado el equipo, pero no se puede negar que en los últimos encuentros la defensa zaragocista vive en un desorden continuo. Los problemas en los laterales no se arreglaron en el partido ante el Llagostera pese a la inclusión de Cabrera en el lateral zurdo.

Los errores individuales, algunos de ellos infantiles, terminan por descolocar a todo el equipo. Esto se vio, por ejemplo, en el segundo gol del Llagostera, en el que hasta seis jugadores del Real Zaragoza se posicionaron en el perfil derecho del campo para tapar a tres jugadores del Llagostera; entre ellos Vallejo y Fernández con los sitios intercambiados.

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El Real Zaragoza apretó en la 2ª mitad hasta que se rompió el equipo

Después de recibir el empate a dos, el Real Zaragoza vivió probablemente sus mejores minutos sobre el césped. Eldin empezó a aparecer de forma más continuada, Pedro estuvo más preciso de lo que últimamente acostumbra y Borja se movió bien en los desmarques. El gol no llegó (se estrelló en el palo) y el equipo empezó a bajar el rendimiento al poco tiempo de entrar Willian José, hasta el punto de partirse en dos y de regalar espacios peligrosos al Llagostera.

Antes de eso, en la segunda mitad se vio aún más que Insa no terminó de adaptarse al puesto de mediapunta, sino que funcionó más (y mejor) como centrocampista todoterreno, abarcando mucho campo y mostrando un gran despliegue físico. Los tres centrocampistas terminaron solapándose un poco, estando muy pegados y sin las posiciones y movimientos muy claros. Tan pronto estaba Insa por detrás de Dorca y Lolo como por delante.

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El Real Zaragoza, tras ese amago de continuidad en el juego y mejoría en la precisión, terminó atacando más por empuje que por criterio y acierto. La decaída del equipo es evidente, la defensa cada vez es menos sólida y jugadores como Eldin y Pedro cada vez se muestran menos precisos, aunque no por ello menos voluntariosos especialmente en el caso del segundo. Entre tanta nota negativa, aparece la aportación de Insa y un Borja que sigue su idilio con el gol que ya lo tiene como máximo goleador de la categoría. Pero el Real Zaragoza no puede ni debe obviar sus defectos. El Play Off se afianza como la opción más realista para intentar conseguir el ascenso, pero conseguir ese, como mínimo, 6º puesto no será tarea sencilla si el Popovic no logra volver a dar un golpe de timón.

Fuente de las imágenes: LFP
Artículo publicado originalmente en vavel.com

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