Amargo torrezno | La Lupa
CD Numancia 1 – 0 Real Zaragoza
Los torreznos son tiras de panceta adobada que se fríen en sartén o se tuestan en parrilla hasta que la piel alcanza una textura parecida a las burbujas. Así quedan crujientes y dorados por ese lado, sin olvidar darle la vuelta al gusto por los lados de la chicha. Eso los hace muy apetecibles a los consumidores. Suelen comerse como tapa o como guarnición y ya no faltan en ningún bar que se precie de tener contenta a la parroquia. En Soria presumen de tenerlos como especialidad, y ricos, son, pero no solo por viajar allí vas a tener la suerte de comerte un buen torrezno. De hecho, el que se llevó el Real Zaragoza en su última visita resultó bastante indigesto.
Con un motor apañado pero con fisuras, a medio gas y con irregularidades en las marchas, el equipo alterna esta temporada momentos brillantes de escasa duración con ratos largos de juego insulso e improductivo, en partidos de desconcertante desarrollo, donde no sabemos bien qué estamos viendo. En Soria, el equipo intentó no caer en las trampas que ya Lugo y Osasuna le tendieron en su día. Con un Numancia como local acostumbrado a llevar la iniciativa, eso parecía a priori más asequible, pero tampoco es el Real Zaragoza un equipo que sepa llevar jugar al contragolpe de forma efectiva. Esporádicamente se intentó, pero en ningún momento hubo continuidad. El primer tiempo terminó con la impresión de que el gol de los sorianos llegaría tarde o temprano, más bien por el paso del tiempo que por su propia pericia, ya que el Numancia demostró ser en todo momento un equipo mediocre, tosco y marrullero.
Y aquí es donde entra el factor arbitral por enésima vez. Que no es excusa, que no, pero es un factor más. El juego sucio del Numancia fue permitido por un torpe colegiado cuyo criterio parecía sesgado. Hasta cuatro tarjetas amarillas de más se debió llevar el rival. Las imágenes se pueden ver en nuestro foro, en el hilo de los árbitros, pag.13. Y aunque no sean decisivas por sí mismas, la acumulación de tarjetas siempre es una losa para un equipo. El penalti a falta de cinco minutos ya fue la guinda final a este torrezno podrido que nos sirvieron. No fue justo, pero es a lo que te expones cuando te conformas con un empate a cero. Ya van tres o cuatro partidos en los que las decisiones de los jueces acaban torcidas, e invito a cualquiera a contar los puntos que no tenemos por culpa de esta gente. Y todo esto jugando mal. ¿nos dolería menos jugando bien?
El equipo no funciona y hay muchas incógnitas que resolver y cosas que no se entienden desde fuera. Han vuelto Eguarás e Igbekeme, pero el motor no termina de carburar. No hay automatismos en el juego, no se ve dominio del balón, ni velocidad en los pases, las llegadas al área son cada vez más escasas mientras crece la inseguridad atrás. El año pasado el equipo estaba hecho, quedó tercero, con una dinámica ganadora y de confianza. ¿Cómo y por qué se ha perdido esto o se ha dejado perder? ¿Qué ocurre con la preparación física?.¿Y con la táctica?¿Se estudia a los rivales?¿Se prevén alternativas según las circunstancias sobre la marcha en un partido concreto? El entrenador peca de un amateurismo desesperante y las campanas de un adiós prematuro ya se oyen en lontananza.
El futuro vuelve a ser gris. Los delanteros titulares están lesionados, lo cual obligará a cambios forzados en esa zona. Será la hora de los Aguirre y Soro. ¿Quizás la de Buff, Rai o…Medina??? En el centro falta más soporte físico, y en defensa, ¿qué ocurre con Alex Muñoz y con Delmás? ¿creen los jugadores en su entrenador? Son muchas preguntas y más que se nos pueden ocurrir. Algo parece que está ocurriendo ahí dentro, pero nos faltan las claves de esa caja negra.
Durante breves destellos, el equipo ha demostrado cosas. El partido contra el Oviedo o periodos sueltos contra Las Palmas o Albacete deberían servir de sostén para esta plantilla. Si una vez fueron capaces, ¿por qué ahora no? Mal estamos, y ahora encima viene la Copa. Apurémosla y a seguir con lo importante.
Por Ron Peter.
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