El fin al fin Se acabó. Fin a la temporada más desastrosa de la historia reciente del Real Zaragoza, y eso que ha habido unas cuantas dignas de ese indecoroso título. Fin, en fin, al horror. El partido que ayer enfrentó al equipo blanquillo con el CD
El bostezo del Moncayo ¿Qué escribir? Poco. ¿Qué recordar? Nada. No encuentra el cronista argumentos mínimamente atractivos para armar un relato, pero tampoco siente ni un gramo de culpa por ello. Si los jugadores no cumplieron con su obligación, ¿
Una de cal, tres de arena El Real Zaragoza ha logrado la salvación matemática. Sí, es evidente que escribo esta crónica después de finalizar el partido entre el Rayo Majadahonda y el Córdoba, pero lo hago premeditadamente. No quería pasear mi panta
Lágrimas que son futuro Sí Víctor: vamos a dejarte ser feliz. Porque si tú lo eres, eso quiere decir que el zaragocismo tiene motivos para serlo. Por eso no solo te lo permitimos, sino que te rogamos que disfrutes, que puedas bajarte al fin de ese cor
Si nos queda alma El buen sabor de boca que nos dejó el triunfo del Real Zaragoza ante el Extremadura es digno de ser recordado si al final de la temporada se logra el miserable objetivo de mantener la categoría. Después de una semana de alambre y óxi
Sueño con serpientes ¡Qué frío hace en las proximidades de la 2ª B! Cualquier zaragocista que ayer optó por asistir al partido que disputaron el Real Zaragoza y el Deportivo pudo comprobarlo. ¿O no se te heló el corazón, apreciado lector, cuand
Un trébol de tres goles Cuando un equipo gana 0-3 lo primero que nos viene a la mirada es que seguramente se ha producido gracias a una evidente superioridad del vencedor. Sin embargo, en este juego desagradecido y sumamente injusto en tantas ocasiones,
Sin reblar Que lo sepa el mundo. “Reblar” es un verbo que utilizamos en Aragón para expresar que no vamos a ceder, que permanecemos empeñados en un propósito. Y “Sin reblar” es el título del himno del Real Zaragoza de los años 70 hasta que en
El sur no existe Para el ZGZ el sur no existe. O por lo menos no le muestra su cara amable y vital, pues cada vez que cruza Despeñaperros efectivamente un parte de su alma cae despeñada por los riscos del infortunio. Ayer, otra vez, volvió a dejarse al
Tres, fueron tres Cuando aún no habíamos situado nuestra inquietud en los asientos de la vieja Dama Blanca, esa Romareda digna de noches más honrosas que un enfrentamiento de segunda, el incierto Verdasca ya había logrado el primer gol. Pocos minutos