Nada. Ni siquiera la nada. El partido de ayer pasa a formar parte de la nutridísima galería de los horrores a la que tan acostumbrados nos tiene el Real Zaragoza en los últimos años. Tras la previa de Popovic en la que se despachó a gusto con el zaragocismo para protegerse de una exigencia que está empezando a venirle grande, la afición esperaba, al menos, una victoria. No ya juego, no ya una propuesta razonable, no ya interés y compromiso. Solo una victoria. O, en los minutos finales, un empate. Pero no. Nada.
La mejor traducción de lo que ayer ocurrió fue el discurso templado y apagado que nos regaló el entrenador después de la derrota. Un saco de palabras vacías y timoratas con las que tratar de salir del paso después de un desastre clamoroso que no satisface a nadie. Y estamos en la cuarta jornada, lo que no impidió que al finalizar el choque un sector de la grada entonase el «Popo vete ya».
Un partido que se presumía clave, de esos de los que a los jugadores les gusta decir que «vamos a dar un golpe en la mesa» y todas esas tontadas a que nos tienen tan acostumbrados, se convirtió en un suplicio difícilmente soportable. Salvo una primera acción de Ángel ante el portero que no supo aprovechar y varios corners seguidos a cargo de Pedro que animaron a los hinchas (¡los corners nos animan!), ya no hubo nada más que apuntar en el casillero de las cosas positivas. A partir de aquí solo hubo un equipo. El Córdoba, herido y vapuleado por los resultados, se dijo a sí mismo que con estar un poquito encima de Dorca y Wilk sería más que suficiente para bloquear el cerebro blanquillo. Luego no había más que echar balones a la espalda de Rico y Marc y aprovechar la lentitud de Rubén para provocar el temblor en las piernas de la Basílica. Y a ello se pusieron.
El equipo de Popo en seguida se partió. Atrás solo Bono actuaba con corrección y arriba a los tres medias puntas, entre los que no estaba Aria después de haberlo defendido a capa y catana, no les llegaba ni un solo balón aprovechable. Por último, Ángel deambulaba en un mar sin agua en el que no encontró ni media ameba que llevarse al gatillo. La lectura del partido era tan simple que rozaba la incredulidad. ¿Cómo era posible que no hubiera dos pases con criterio seguidos? ¿Cómo era posible que los balones divididos tuviesen siempre dueño forastero? ¿Cómo es posible que el centro del campo fuese territorio califal desde el minuto uno?
Todo era posible. Para mal. En el minuto veintitrés Popo puso a calentar a Abraham y Morán, pero no movió ninguna ficha hasta el descanso, Y ninguno de los dos fue el elegido, sino el murciano Ortuño. La solución no fue tal. Es verdad que el Real Zaragoza adelantó un tanto sus líneas, pero las mejores ocasiones siguieron siendo cordobesas, como ese chut desviado ágilmente por Bono nada más comenzar la segunda parte. Por parte local el concierto mantuvo el mismo tono desafinado. Morán entró por un anodino Dorca y le dio algo más de circulación al balón, ofreciendo algunos indicios de gobierno, y Abraham tuvo que sustituir a un lesionado Pedro, lo que no fue ni buena ni mala noticia.
Los minutos siguieron pasando y la afición mostró su enfado e impaciencia más que justificadamente. El match era propiedad absoluta del Córdoba, que aún tuvo alguna ocasión más para rematar la faena y dejar todavía más abatido al equipo y a la sufridísima afición zaragocista. Por parte del equipo aragonés un par de acciones individualistas muy mal gestionadas, algún balón suelto fruto de desajustes defensivos del Córdoba y nada más. Popovic tiene un colosal desafío por delante y seguramente algo muy importante que hacer: mostrar seguridad en sus argumentos, respetar sinceramente al zaragocismo y comenzar a dibujar los senderos que nos devuelvan de nuevo a casa. A Primera.
R. Zaragoza:
Bono; Bertrán, Rubén, Cabrera, Rico; Wilk, Dorca (Erick Morán, min.54); Jorge Díaz (Ortuño, min.45), Pedro (Abraham, min.58), Jaime; Ángel.
Córdoba:
Razak; Stankevicius, Deivid, H. Rodas, Cisma; Nando (López Silva, min.66), Luso (Gálvez, min.84), Markovic, A.J. Ríos; Raúl de Tomás (Caballero, min. 74), Andone.
Goles:
0-1, min.17: Pedro Ríos.
Árbitro:
Gorka Sagués Ozcoz, del comité vasco. Amonestó a Dorca (min.50) y Bono (min.67) en los locales y a H. Rodas (min.67) y Gálvez (min.90) en los visitantes.
Incidencias:
Partido correspondiente a la cuarta jornada de la Liga Adelante disputado en el Estado de La Romareda ante algo más de 15.000 espectadores.
Bono: 3. Quizás en el gol pudo hacer algo más, pero realizó varias buenas paradas.
Marc: 2. Flojo en defensa en la primera parte, se sumó algo más al ataque en la segunda.
Rubén: 1. Desajustado y lento.
Cabrera: 1. Incoherente y e inseguro.
Rico: 2. Dio varias de cal y alguna de arena. Gana en ataque, pierde en defensa.
Dorca: 1. Irrelevante.
Wilk: 1. Desaparecido.
Jorge Díaz: 1. Voluntarioso pero improductivo.
Pedro: 2. Los balones a balón parado se han convertido en su mejor arma.
Jaime: 1. Individualista y torpe.
Ángel: 1. Tuvo una ocasión. Luchó muy solo.
Ortuño: 1. Apenas participó.
Morán: 2. Ayudó a que el balón circulase con cierto criterio.
Abraham: 1. Su presencia no solucionó los problemas que se encontró.
por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello
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