Real Zaragoza 2 – 1 Córdoba CF | Crónica

Real Zaragoza 2 – 1 Córdoba CF | Crónica

Califas en la niebla

El presente es horrendo, el futuro paupérrimo y el horizonte curvo como el terreno de juego de Oliver y Benji pero nada de eso importa si una canilla oportuna se interpone entre la bota de un jugador zaragocista y la grada del Ligallo para conducir el balón hasta la victoria. Y eso es lo que ocurrió. Después de sufrir un esperpéntico partido de fútbol, de soportar una infernal tarde de indolencia e incapacidad, de aguantar que nuestros jugadores fueran superados por un equipo modoso y dichararero, lo último que imaginábamos es que el Real Zaragoza iba a conquistar tres puntos de oro que nos colocan a las puertas de la fiesta. ¿Nos colaremos y nos plantaremos en ella aunque sea sin coca cola y sin algo de comer?

El mismo equipo que ganó en Canarias saltó al césped de la Basílica y ese mismo grupo no tardó en recordarnos que le tiemblan las piernas y su corazón sufre una estrepitosa taquicardia que le impide dar dos pases seguidos y evitar que el contrario nos atemorice con muy poquito fútbol que tengan en sus botas. En el segundo 31 Leo Franco ya tuvo que esforzarse con una buena parada y anunciar así que es el mejor del equipo. Mal negocio. Las dudas de Álvaro, la lentitud de Paglialunga y la inoperancia de los tres puntas fueron las rendijas por las que se introdujo la propuesta de los andaluces, guiados por un clon de Saviola llamado Dávila que no necesitó a nadie para volver locos a los de Herrera. Pases mal dados, coberturas decrépitas, espacios mal leídos, movimientos erróneos, combinaciones decadentes…Todo se hacía mal. Hasta la comunicación con la grada falló, como lo demostró el lío en el que se metió Leo Franco segundos después de evitar por segunda vez un gol andaluz. Mal todo. Somos malos hasta para hacer mal las cosas.

Y en esas estábamos, en un miniconcierto del Córdoba dirigido por un chico de aquí (¿cuántas veces se está repitiendo que ex-zaragocistas que en su momeno salieron por la puerta de atrás vuelven a su casa para sacarnos los colores?), Luso, cuando se produce una falta cerca del área y Rico le estampa un zurdazo europeo al balón que le estalla en las narices al portero Saizar. Un golzao de estirpe de reyes que nos obligaba a abrir la boca y poner los ojos en blanco. Era lo único que nos había dado el equipo hasta entonces, pero era mucho. Y aún pudo ser más bello el espejismo si unos minutos después Roger llega a culminar una buena jugada de ataque en combinación con Ángelo, pero el valencià no encontró arco. Con todo eso, a la ducha.

Al poco de salir ya se vio que los zaragocistas mantenían su estado de terror y amigdalitis futbolística. El Córdoba se creyó que podía derrotar a aquella caricatura de equipo que fue y ya no es y empezó a jugar al fútbol. El gol se masticaba porque en aquel gélido paisaje solo veíamos a once futbolistas. Herrera hizo el consabido cambio de Víctor por un desgastado Álamo pero únicamente sirvió para continuar el (mal) relato futbolero. Con una afición desolada y cierta división en la grada por el rifi rafe de Leo, la tarde pintaba muy mal. Y el gol forastero llegó. Fue una jugada muy bien cosida por el Córdoba que dio con el balón dentro del marco local, aunque aforunadamente se señaló un fuera de juego claro que evitó el bofetón. Por unos minutos. Solo había un balón; solo habia un equipo; solo había una vountad; solo había un destino. Y todo ello se tradujo en el gol, ahora sí legal, del visitante. Fue en una falta, ¿te acuerdas?, en una tarde al este del edén. Solo con ver la disposición de los actores ya se adivinó que iba a ser lo que al final fue. Un castigo horriblemente defendido que dio con el balón andaluz en nuestra cesta.

Desolador. ¿He utilizado ya esta palabra? Sí, claro, pero, ¿qué mejor término para calificar lo que allí estábamos viviendo? Muy poco quedaba para el final, aunque si algo podía ocurrir era que los cordobeses se llevasen el partido, a pesar de quedarse con diez por expulsión de Mendi. Previamente Herrera había cambiado a Paglialunga por José Mari y a Ángelo por Lui García, pero aquello, obviamente, difícilmente podía mejorar, dada la dinámica en la que se hallaba envueto el equipo. Y, en efecto, no mejoró. En todo caso quien más quien menos ya nos dábamos por satisfechos con el raquítico y deplorable empate al que nos había abocado el tristísimo equipo de nuestros dolores, comandado por un centro del campo muerto de miedo, una defensa corajuda gracias al valor de un Lagu cada día más capitan sin llevar el brazalete y una delantera deshuesada y fláccida. ¿Entonces?

Pues entonces, la vida. Un balón suelto en la banda lo recogió Víctor, centró, lo despejó al centro de la segunda línea un defensa, le llegó a José Mari, que chutó con ganas dirigiendo el balón a sus amigos del Ligallo, pero otro amigo, con camiseta naranja y espinilla divina, decidió que había que desviar la bola para meterla al cesto propio. Así de absurdo, así de increíble, así de bien.

No hay nada más que decir del partido, sencillamente porque no hubo partido. Hubo un juego al que la mitad de los jugadores jugaron muy mal aunque acabaron saboreando las mieles del triunfo. Injusta fortuna.

Ficha Técnica

Real Zaragoza:

Leo Franco; Cortés, Alvaro, Laguardia, Rico; Tarsi, Paglialunga (José Mari, min.65), Movilla; Javi Alamo (Víctor Rodríguez, min.55), Henríquez (Luis García, min.75) y Roger.

Córdoba:

Saizar; Campadabal (Mendi, min.60), Iago Bouzón, Fran Cruz (Armando, min.20), Raúl Bravo; Pedro, Luso Delgado (Gálvez, min.84), Caballero; López Silva, Pacheco; y Uli Dávila.

Goles:

1-0. min.39. Rico; 1-1. min.73. Uli Dávila; 2-1. min.93. José Mari.

Árbitro:

López Acera, del C. Extremeño. Expulsó por doble tarjeta amarilla a Mendi (min.84). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Movilla, Tarsi, Alvaro, Luis García y José Mari y a los visitantes Iago Bouzón y Caballero.

Incidencias:

Partido correspondiente a la decimoséptima jornada de la Liga Adelante disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante unos 8.000 espectadores.

Puntuaciones (de 0 a 5)

Leo Franco: 4. Salvó al equipo con tres paradas decisivas.
Cortés: 2. En su línea habitual de esfuerzo y oficio. No subió con fluidez.
Álvaro: 1. Fallón y nervioso. Sus acciones imprecisas estuvieron a punto de costarnos algún gol.
Laguardia: 3. Fue el sustento de la defensa. Su carácter y vigor le ayudan a ser cada día más líder.
Rico: 4. De los mejores. Gran trabajo defensivo y buena ocupación de espacios en la banda. Su gol, extraordinario.
Tarsi: 1. Menos importante que otros días. Buena disposición táctica pero poca participación distribuyendo.
Paglialunga: 0. Lento, impreciso y muy flojo defensivamente.
Movilla: 2. Quiso participar pero sus oponentes lo envolvieron en una maraña en la que se perdió a veces.
Álamo: 1. Luchador pero poco acertado. Tan solo un chut a puerta y nada más.
Ángelo: 1. Buscó el balón pero siempre en los territorios equivocados.
Roger: 1. Trató de asociarse pero el balón no fue su amigo. Se inventó una buena jugada pero remató muy mal.
Víctor: 1. Insípida actuación solo maquillada por el centro que propició el segundo gol.
José Mari: 2. Metió un gol de rebote pero su trabajo no lució.
Luís García: S.C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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