Real Zaragoza 0 – 3 AD Alcorcón | Crónica

Real Zaragoza 0 – 3 AD Alcorcón | Crónica

¿Dónde estás, Fútbol?

La tarde recibía los últimos rayos de sol cuando un insolente y hasta sorprendido Alcorcón mancillaba con una tercera puñalada la dignidad de un equipo, el Real Zaragoza, por el que un legendario futbolista había dado su vida a cambio del amor de su gente. Un deportista enorme cuya calidad humana le hizo merecer el homenaje de su gente, puesta en pie con el corazón en la mano y el alma recogida en la mirada del león eterno. Sí, José Luis: ya sabes que la verdad estaba ayer en la grada, no en el césped; esa verdad por la que viviste y que nos enseñaste a amar como pocos, como nadie.

Miles y miles de zaragocistas morimos ayer de vergüenza. Miles y miles de apasionados hinchas del equipo que un día fue amado y respetado por Europa y que hoy sufre los arañazos de la desidia de aquellos que no saben dónde habitan y, además, no pueden aprenderlo. Morimos de vergüenza y la humillación que nos hundió nos acompañará durante mucho tiempo si el futuro no lo soluciona. La derrota fue dolorosa pero más daño hizo que se produjera en el día en que el himno debería haber atronado La Basílica para honrar al hombre, al jugador zaragocista que mejor representaba la esencia del Real Zaragoza: el gran José Luis Violeta.

Del partido hay que decir que fue un triunfo de la incapacidad, la ineptitud y la indolencia. Los jugadores y el equipo técnico no fueron capaces de desarrollar un plan; no mostraron aptitud para competir ante un equipo que, según los datos, es el peor de la categoría y no supieron escapar a la ausencia de esfuerzo. Jugaron una primera parte abúlica, solo salpicada por tres acciones dignas que no supieron finalizar con lo que se precisa en este deporte: el gol. Ha sido el gran problema durante toda la temporada y ayer se plasmó con toda la crudeza. Me refiero a una chilena de Gámez más aparatosa que útil, a un chut de Azón que, con todo a favor, alojó el balón en la zona trasera de la línea de fondo madrileña y a un cabezazo, de nuevo de Iván, atrapado por Jesús con una artificial palomita. A estas tres acciones sumamos un disparo de Narváez que rebotó en el poste, en otra demostración del colombiano, muy alejado del universo blanquillo y con la cabeza en no se sabe dónde.

Enfrente estaba el Alcorcón. Suelto, aligerado de responsabilidades, sin necesidades pero dispuesto a disfrutar de un partido de fútbol. Todo ello ayudó a que sus gestos tuvieran siempre sentido y consiguiese acercarse a la meta de Ratón en numerosas ocasiones, siempre con una idea en la mirada: conseguir el gol. Y llegó. Era el minuto de alargue cuando Mula se hizo con el balón tras un córner sacado por el Zaragoza, se merendó a todo el dispositivo defensivo aragonés y le prestó un pase diabólico a Apeh, que fusiló inmisericorde a Ratón. Así es la vida: este deporte consiste en introducir el cuero en la portería contraria. Si se consigue, la victoria está más cerca; si no, es imposible ganar. Como mucho, empatar, y eso el equipo de Jim lo ha hecho muy bien esta temporada. Hasta en 19 ocasiones.

La afición estalló y abroncó fuertemente a los chicos de Jim, quien, suponemos, remataría la faena en la caseta. Hizo el cambio de Sainz por Narváez y nos invitó a la fiesta de la segunda parte. Sin embargo, muy pronto vimos que la bebida era de garrafón del barato y la música de lo peor que se había escuchado hacía mucho tiempo. Y la decoración, de pésimo gusto. De recordárnoslo se encargó Sabi Merino, un jugador que se ha desconectado totalmente del gol y que reúne en su figura la rabia de la afición con sus errores y sus malas decisiones. La más clara el gol que falló nada más reiniciar el partido cuando tras un buen control en el área disparó con todo a favor y no logró batir a Jesús. El enfado de la parroquia, importante. Y eso que poco después volvió a intentarlo aunque con igual infortunio: su disparo rebotó en Rivas y el palo para acabar en córner. Una ligera brisa acarició la esperanza zaragocista.

El partido apuntaba un cierto equilibrio, aunque la realidad abofeteó muy pronto a los de Jim: Calero se quedó el balón, les birló todos los pasillos posibles a los defensores zaragocistas y le cruzó un disparo a Ratón que el gallego fue incapaz de detener. Ahí estalló la Romareda. Se cantó con furia el “Esta camiseta no la merecéis”, el peor cántico que se le puede dedicar a un futbolista, y la debacle se consumó. El equipo estaba muerto, su juego mostraba lagunas imperdonables y desde el banquillo no se aportaba ninguna solución. La única noticia buena fue la entrada de Grau en el campo en la primera después de su grave problema cardíaco. El valenciano aportó criterio y movimientos inteligentes pero todo era insuficiente para solucionar el tremendo desastre en que se había convertido el match.

En un movimiento desesperado y falto de rigor Jim sustituyó a Francho y Azón por Puche y Rubio, debutante este último, pero aquello no tenía arreglo. Antes al contrario, estaba mucho más cerca el 0-3 que el 1-2 y, en efecto, no hacía falta ser Luis Aragonés para vaticinar lo que poco después ocurrió: un movimiento de tiralíneas del Alcorcón permitió a Arribas doblegar la frágil oposición de Chavarría y fusilar a Ratón, que no cazó ni una en todo el partido, salvedad hecha del toque de fortuna en la primera parte ante Apeh. Fue suficiente: media Romareda optó por irse del estadio, con gestos airados y palabras de indignación y prefirió disfrutar del atardecer zaragozano en cualquiera de las mil terrazas que a esas horas invitaban a la tertulia y el disfrute con los amigos.

Desde ese momento hasta el final, podríamos escribir un relato obsceno, grosero. Una narración indigna que hablase de un equipo, el Real Zaragoza, vapuleado y maltratado por unos profesionales que no estuvieron a la altura de una jornada que debería haber sido histórica, inolvidable pero que ellos se empeñaron en manchar con su vergonzosa actuación.

Con todo, no quiero cerrar esta crónica sin escribir una línea con letras de oro para enviarle al León de Torrero mi mensaje de admiración. Yo, que lo ví jugar en la Romareda desde 1969, que lo quise por lo que representaba, que lo acogí en el altar de mis héroes zaragocistas y hasta tuve el honor de entrevistarlo en 2008 para la revista BALCEI, quiero decirle: gracias, leyenda. Tu sueño, que es el nuestro, se cumplirá. Nuestro Real Zaragoza volverá a ser todo lo grande que tu ayudaste a ser.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Ratón; Gámez, Francés, Jair, Chavarría; Francho (Puche, 68), Zapater, Eugeni (Grau, 31); Sabin Merino, Narváez (Sainz, 46); y Azón (Rubio, 68).

AD Alcorcón:
Jesús Ruiz; Calero, Rivas, David Fernández, Laure (Forniés, 61); Jurado, Zarfino; Hugo Fraile (Arribas, 61), Joel Valencia (Borja Valle 70), Mula (Moyano, 87); y Apeh (Xisco, 70).

Goles:
0-1, min. 45+1: Apeh. 0-2, min. 62: Calero. 0-3, min. 78: Arribas.

Árbitro:
Sagués Oscoz (Comité Vasco). Amonestó a Rivas (23), Gámez (40), Jurado (67), Jesús Ruiz (75), Sainz (82), Mula (83), Xisco (85) y Grau (90).

Incidencias:
Partido de la Jornada 39 de LaLiga SmartBank 2021-22 disputado en La Romareda, con 15.000 espectadores.

Puntuaciones

Ratón: 1. Salvo una actuación en la primera parte, no aportó soluciones en la portería.
Gámez: 1. Más efectista que efectivo.
Francés: 1. Un partido malo por descolocado e insuficiente.
Jair: 1. Desconocido. No estuvo en el corte ni en la salida.
Chavarría: 0. Desubicado y superado.
Zapater: 1. Corrió y corrió y corrió.
Francho: 1. Muy desaparecido y desorientado.
Eugeni: 1. Jugó enfermo. Poco aportó.
Narváez: 0. Horrible. No está ni piensa estar.
Sabin Merino: 1. Lo intentó mil veces; fracasó otras tantas.
Azón: 2. Trabajó lo indecible pero no acertó.
Jaume Grau: 3. Fue el más entonado. Aportó sentido de fútbol.
Sainz: 1. Empezó muy activo, pero se diluyó.
Puche: 1. Apenas apareció.
Rubio: 1. Papelón para el chico.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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