CD Mirandés 0 – 0 Real Zaragoza | Crónica

CD Mirandés 0 – 0 Real Zaragoza | Crónica

Y sobre todo, el gol

Polvo, niebla y ni viento ni sol. Ese es el páramo en que se ha convertido el Real Zaragoza y al que Víctor Fernández trata de convertir no ya en vergel, pero sí al menos en un digno ribazo en el que poder sembrar el Zaragoza del futuro. Ese es el mensaje, al menos, que nos transmiten el equipo, los jugadores con su incapacidad para acertar con su juego y aproximarse al ya lejano aroma del gol. Ese es el mensaje, decimos, que volvimos a recibir ayer desde Miranda, en un partido seco y árido como un paisaje subsahariano.

No hablaremos de números para no caer en el desánimo, pero las sensaciones que recogemos son tan desoladoras que la única esperanza es que se produzca un milagroso resurgir del equipo de la mano del legendario entrenador zaragozano. Milagroso y, ahora mismo, alejado de lo imaginable.

La primera media hora el Zaragoza se vistió de pereza. El ritmo que imprimía a sus acciones y la calidad de su fútbol eran de un nivel paupérrimo. Lentos, atemorizados, apáticos, los jugadores blanquillos pedían a gritos oxígeno y sangre. El pasado ha destrozado el alma y el cuerpo de estos chicos, completamente ahogados en su tristeza y en su incapacidad para regenerar un alma destruida por el fracaso que se ha instalado en el ánimo de este vestuario disminuido.

A todo ello sumamos las desgraciadas lesiones de Mollejo y Francho, dos de los jugadores más energéticos, más capaces de otorgarle al grupo las proteínas necesarias para acelerar una maquinaria que, ahora mismo, funciona a revoluciones muy bajas. El centro del campo es una caldera apagada en la que sus operarios, Marc Aguado y Toni Moya, no aportaron fútbol de inicio y eso, además de la limitada capacidad de los jugadores de ataque para ocupar los espacios adecuados, contribuye a dibujar un equipo fácil de tratar.

Porque Bakis es un jugador sin ritmo ni movilidad y Maikel no acaba de mezclar bien con su gente en ocasiones, quién sabe la razón. Por las bandas, lo mejor. Sobre todo por la izquierda, donde pulula con desparpajo Adrián Liso, dicen los expertos que porque su mente está limpia y no ha tenido el infortunio de oír a Escribá y, sobre todo, a Velázquez. Si esa fuera la explicación, ahí tendríamos la solución: limpieza de cabeza a base de balneario y terapia.

Enfrente un Mirandés también justico pero quizás más liberado de fantasmas. Esa leve desvergüenza le llevó a atreverse a molestar a Edgar Badía. Un cabezazo de Ramón por aquí, un chut largo de Chaira por allá. En fin, lo que viene siendo intentar meter gol. Eso, amigo o amiga zaragocistas, ahora mismo es la estampa que falta en el álbum de cromos del Real Zaragoza. Su oferta fue un disparo torpón de Moya y un zapatazo ajustado de Bakis al lateral de la red.

Para explicar en qué consiste esto del fútbol el Mirandés se apropió de la banda de Lecoeuche y por ahí taladró la defensa zaragocista con, afortunadamente, mala puntería al final. Y para explicar qué es lo que no hay que hacer estaba Lluís López, atrevido en la salida de balón pero torpe, lo que llevó a perderlo y regalárselo a Gabri. Por suerte, los delanteros castellanos tampoco están para muchas fiestas y su chut lo paró fácilmente Badía.

El regreso al campo tras el descanso fue un martilleo constante del equipo local al área aragonesa. Acompañado de su gente, el Mirandés se lo creyó. Un poco porque tiene algún argumento, un mucho porque el Zaragoza le puso la miel en las botas. Había que alejar el juego de la casa propia y eso lo consiguió Marc Aguado construyendo una acción de cierta calidad. Por fin pudimos comprobar que estábamos viendo un partido de fútbol cuando el joven centrocampista alargó un balón de salida que recogió Liso. El aún más joven extremo se la cedió a Mesa, que se inventó un chut preciso y metálico que obligó a Ramón Juan a lucirse con una parada de cierta dificultad.

El propio Mesa tuvo otra ocasión minutos después pero la defensa burgalesa anduvo más lista. Poca renta, pero al menos el equipo encontró una nueva forma de estar en el mundo. Los analistas hablan de la necesidad de buscar la salida de balón por fuera, tratando de provocar la superioridad por dentro. Eso se consiguió en estos momentos, dándole una circulación más rápida a la pelota, algo que debemos poner en el haber de Liso. La pena es que falta remate y calidad en la definición. Lo destacó Víctor en la rueda de prensa: esperamos a los goleadores.

Para encontrar el gol el míster aragonés quitó a Bakis, muy serio y contrariado, y tiró de Azón, el recambio natural. Sin embargo, está claro que en este equipo el gol ahora mismo tiene un único dueño y señor. Aunque no lo lograra, Mesa fue el único que estuvo cerca, como en el minuto 73, cuando Valera centró al área y el chicharrero marró un remate relativamente fácil con su pierna izquierda. Era evidente que el Zaragoza tenía más cartas que el Mirandés, pero su ceguera goleadora es un problemón que deberá solucionar el entrenador y, sobre todo, los jugadores. Ni Pau Sans ni Manu Vallejo lograron su objetivo. Pero hablemos de este último.

Con el partido a punto de finalizar el Mirandés dispuso de dos ocasiones de gol, sobre todo un disparo combado de Alcedo que rozó la escuadra de Badía. Por su parte quien sí la tuvo fue Manu Vallejo. Una falta cometida sobre Mouriño al borde lateral del área  la ejecutó Toni Moya con picardía. Vallejo recogió el balón en el punto de penalty pero un mal bote le impidió dirigir bien el disparo e hizo posible la cómoda parada de Ramón Juan.

Poco a poco fue muriendo el partido, mortecino durante muchos minutos. Ya no pasó mucho más. Llegó el final y el escaso botín, el punto mínimo cuya consecución ya auguró Víctor en la rueda de prensa previa: si no se puede ganar, al menos puntuar. El problema es que hacen faltan unos puntos de incómoda obtención. Y los puntos van de la mano, casi siempre de goles. Ese exquisito manjar que nadie pone en nuestra boca.

Ficha técnica

CD Mirandés:
Ramón Juan; Ilyas Chaira (Alcedo, 75), Pablo Ramón, Barbu, Barcia (Tomeo, 75), Jonathan Gómez; Tachi, Álvaro Sanz (Lachuer, 86), Reina; Gabri Martínez y Carlos Martín (La Gumina, 70).

Real Zaragoza:
Badía; Mouriño, Lluís López, Jair, Lecoeuche; Aguado; Valera (Pau Sans, 77), Maikel Mesa (Manu Vallejo, 77), Moya, Liso (Gámez); y Bakis (Azón, 65).

Goles:
.

Árbitro:
González Díaz (Comité Asturiano). Amonestó a Bakis (33), Liso (53), Tachi (65), Alcedo (81) y Reina (83).

Incidencias:
Partido de la Jornada 32 de LaLiga Hypermotion 2023-24 disputado en el estadio de Anduva, con 3.500 espectadores.

Puntuaciones

Badía: 3. Poco trabajo bien resuelto.
Mouriño: 2. Irregular y algo confuso.
López: 2. Discreto y algo incierto.
Jair: 2. Mejor en el corte que con el balón.
Lecoeuche: 1. Sufrió con sus atacantes.
Aguado: 3. Fue de menos a más. Ganó en confianza.
Moya: 2. Mejor con balón en movimiento que con balón parado.
Valera: 2. Bullidor pero poco eficiente.
Mesa: 3. Sus chuts fueron lo mejor en ataque.
Liso: 3. Atrevido y vertical.
Bakis: 2. Lento y desubicado.
Azón: 2. Luchó pero si fortuna.
Pau Sans: 2. Activo y rápido.
Vallejo: 2. Más protagonista. Tuvo cerca el gol.
Gámez: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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