Real Zaragoza 0 – 1 RCD Espanyol | Crónica

Real Zaragoza 0 – 1 RCD Espanyol | Crónica

La era está pariendo un futuro

Escribo esta crónica el día del cumpleaños del Real Zaragoza. Hoy se cumplen 92 años del nacimiento del equipo de mis amores, los mismos que dos personas tan queridas para mí que forman parte de mi vida como lo hace el equipo aragonés. Hoy, sí, es día de celebración, pero no de alegría completa porque ayer los tres puntos se clavaron en el pecho de los miles de zaragocistas que acudieron a La Basílica para recibir a una de sus leyendas más queridas y respetadas: Víctor Fernández.

Era tarde de reencuentros y no solo con el entrenador zaragozano. También con el corazón redivivo de los héroes del “Galacticazo” y de la Supercopa. El primero de los trofeos logrado en un contexto de dolor y tristeza a causa de los atentados del 11-M, pero que se ha convertido, con el paso de los años, en una de las gestas más importantes de la gloriosa historia blanquilla y eso celebró ayer el zaragocismo en un ambiente de esperanza recobrada durante los últimos días.

El partido, entonces, tenía argumentos para regalarnos una tarde inolvidable, pero la realidad de nuestro nonagenario club es hoy un catálogo de problemas de difícil solución y obstáculos de complejo tratamiento. Víctor hizo honor a su trayectoria y a su filosofía y planteó un choque valiente, osado incluso pero el libreto se le cayó de las manos a los pocos minutos. Después de habernos lanzado varios mensajes en rueda de prensa por una parte y con la alineación por otra, con el tanto de Puado, tan buena persona como buen jugador como demostró al no celebrar un gol que sabía doloroso, algo se nos rompió.

El míster colocó a Mouriño en el lateral derecho y cumplimentó una estructura alargada, muy vertical pero que los jugadores tardaron en comprender. Así, en el segundo desajuste del uruguayo, muy anclado aún en su rol de central, llegó el gol periquito cuando aún había aficionados pasando los tornos de la vieja Romareda. El Espanyol, un equipo que no tiene contentos a sus dueños, es, sin embargo, un acorazado muy bien armado que supo jugarle a un Zaragoza que pretendió ser jugón pero que adoleció de sincronía y de sintonía. Muchos pases perdidos, imprecisiones que destapan costuras rotas y gestos técnicos timoratos, fruto seguramente de una historia reciente de corsés oxidados que va a tener que engrasar Víctor a marchas forzadas.

A partir del gol el partido fue poco a poco estirándose, como si fuese necesario desperezarse. A ello contribuyó una mayor actividad en el centro del campo y, aunque no se hiló fino, al menos se percibió en la grada que los chicos habían recibido algunas lecciones diferentes. Otra cosa fue que hubieran tomado bien los apuntes, porque el Espanyol no vio peligrar su puerta en ningún momento y, en cambio, sí supo ensanchar el campo a su antojo, aprovechando que la presión alta del Zaragoza, que debía correr a cargo de Bakis y Mesa, no surtía efecto. Hace falta más electricidad, más voltios en sus piernas para taponar al contrario cuando este aprieta y ahoga.

Y el Espanyol tiene un ejército de aplicados infantes y caballeros que saben hacer muy bien lo que saben hacer. Buen despliegue táctico, energía a raudales que supieron emplear con severidad, animados por una interpretación muy cuestionable del colegiado Arcediano, y un repertorio de recursos técnicos de alta graduación. Era Oxford University frente a la Universidad de Quiero Pero no me Sale.

Los minutos corrían y el paisaje no alcanzaba para molestar al contrario. Sin embargo en el ambiente flotaba una suave brisa de ilusión. Aunque nada sucedía se intuía que algo podía ocurrir. Tendría que llegar el descanso, es verdad, pero el aficionado blanquillo sabe cuándo en el banquillo hay sabiduría. Y ayer la había. En la caseta es seguro que hubo discurso, mensaje, guión corregido, porque la salida del equipo fue otra. El Espanyol había perdido a uno de los mejores, el danés Braithwaite, y además los blanquillos se soltaron la poca melena que les queda. Eso se vio con el remate de cabeza de Francés que sacó Pera Milla casi en al línea, fruto de un nítido empentón que el equipo se dio a si mismo.

Fue la señal de un espíritu más atrevido, con unos gramos de pasión y de fe en sí mismos que hacía tiempo no mostraban los jugadores. De esa nutritiva actitud surgió una hermosa jugada que de haber culminado se habría convertido en el gol de la jornada. El centro templado y curvo de Francho lo enganchó Bakis con una media chilena que no entró por centímetros. Habría sido una maravilla para recordar. Fue, eso sí, la traducción de un alma distinta. Adolescente, ingrávida y, a veces, inexacta, pero la hinchada ama ese perfume, adora la audacia, se pierde por un sorbo de vino de oro.

Los jugadores jugaban a jugar. Se creyeron que, aunque no son los mejores, pueden acercarse a otras orillas y así el partido entró en fase de aquí puede pasar de todo. Víctor movió el banco y puso a Azón por un Bakis ya fundido e hizo debutar a su nuevo ojico derecho, Liso. No había justeza, faltaba concreción, eso que les decía Víctor en los entrenos de que tenían que oir cómo suena el baló cuando lo golpean ayer aún no se vio, pero cabía la sorpresa. La posibilidad se hizo verdad.

El joven león, ese chico del que Víctor dijo “¿De dónde ha salido este tío?”, le gritó al futuro que ya estaba aquí y aunque perdió alguna jugada y se esbarizó cuando no debía, se quedó con el balón siempre que le llegó y provocó que hasta cuatro jugadores lo acorralaran como si de un crack se tratase. Incluso dispuso de un balón que, de haberlo acomodado, como recordó Víctor en rueda de prensa, podría haber sido otra cosa. Lo que sí hizo, y muy bien, fue regalarle al universo un centro de terciopelo que Francés remató fuera por poco. También habría sido un justo premio para el mejor del partido, el central que remata como Puyol y defiende como Violeta.

Partido, pues, no inolvidable pero sí para no olvidar, pues de él se extraen conclusiones, enseñanzas, aprendizajes, algo que hacía muchas, muchísimas jornadas que no ocurría. Estamos seguros de que el quipo técnico estará ahora buscando las cerraduras para que las llaves que han empezado a engrasar entren bien y giren con la energía necesaria para acabar cuanto antes con esta situación que es, nadie lo niegue, peligrosa. Y alarmante.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Edgar Badía; Mouriño, Francés, Jair Amador, Lecoeuche (Gámez, 90); Moya, Francho (Marc Aguado, 85); Valera (Manu Vallejo, 85), Maikel Mesa, Mollejo (Liso, 64); y Sinan Bakis (Azón, 64).

RCD Espanyol:
Joan García; Rubén Sánchez (Jofre, 26), El Hilali, Víctor Ruiz (Sergi Gómez, 70), Cabrera, Brian Oliván (Óscar Gil, 78); Gragera, Keidi Bare, Álvaro Aguado (Nico Melamed, 70); Puado y Braithwaite (Pere Milla, 46).

Árbitro:
Arcediano Monescillo (Comité de Castilla y La Mancha). Mostró amarillas a Oliván (31), Víctor Ruiz (36), Joan García (57), El Hilali (69) y Alejandro Francés (al final del partido).

Goles:
0-1, min. 7: Javi Puado.

Incidencias:
Partido de la Jornada 31 de LaLiga Hypermotion 2023-24 disputado en la Romareda, con 30.000 espectadores.

Puntuaciones

Badía: 3. Poco trabajo y bien resuelto.
Mouriño: 2. Comienzo desastroso. Luego se entonó.
Francés: 5. El mejor. Jugó a todo y a todo muy bien.
Jair: 2. Discreto. Bien en el corte, lento en la salida.
Lecoecuhe: 2. Le falta ritmo aunque lo intentó todo.
Francho: 3. Irregular aunque siempre bravo y útil.
Moya: 2. Falto de rigor técnico y poco acertado en el balón parado.
Mesa: 2. Lento y poco presente en la zona peligrosa.
Valera: 2. Empezó muchas coas pero le faltó acierto.
Mollejo: 2. Muy trabajador, pero poco sustancial.
Bakis: 2. Muy lento y poco presente. Casi logra el que habría sido el mejor gol de la temporada.
Azón: 2. Luchador y voluntarioso.
Liso: 3. Magnífico debut. Encaró, corrió y asustó a la defensa. Un gran centro.
Manu Vallejo: S. C.
Marc Aguado: S. C.
Gámez: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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