¿Qué hay de nuevo, viejo? | La Lupa

Murcia 2 – 1 Real Zaragoza

En los años 70 y comienzos de los 80, cuando era un crío y luego adolescente, sólo existían dos canales de televisión, la 1 y el UHF, la oferta de dibujos animados era mucho menos que actualmente. Entre los que recuerdo con agrado podemos encontrar a los Picapiedra, la Abeja Maya, el oso Yogui, Don Gato, Mazinger Z, incluso Marco y… Heidi, pero para mi los mejores sin duda alguna eran los “Looney Tunes” de la Warner, con el pato Lucas, el gato Silvestre, el gallo Claudio, el asqueroso Piolín, los antológicos Correcaminos y el Coyote, y el singular “conejo de la suerte”, Bugs Bunny. Este conejo, que en realidad tenía una mala leche impresionante, decía dos frases célebres y antológicas. “Esto es todo amigos” y “qué hay de nuevo, viejo”. En la noche del sábado esperábamos ver un Real Zaragoza con lo mejor de la temporada pasada, con aportes positivos de jugadores nuevos, y encontramos todo lo malo de lo viejo, los lastres pretéritos.

El Murcia es un equipo recién ascendido y resultón, con unos cuantos fichajes interesantes, pero muy inferior al Real Zaragoza. Eso mismo debió pensar su mister, Lucas Alcaraz, que entregó el balón al rival para jugar al contraataque. Los zaragocistas empezaron mandando, pero con ese estilo tan manierista y poco práctico del “tuya-mía”, sin profundidad alguna. Las cosas cambiaron a los 19 minutos, cuando en un fallo lamentable y encadenado de la patética defensa maña, Mejía adelantaba a los murcianos y lo que había que evitar, sucedió. Afortunadamente, Oliveira, lo único positivo en este partido, equilibraba el marcador con un golazo. La primera parte, aún siendo bastante aburrida, dejaba traslucir un cierto dominio en el campo de los blanquillos.

Desgraciadamente en la continuación no hubo ninguna noticia agradable para nuestro equipo. Comenzó con el mismo juego pesadote de la primera, aunque la sensación era favorable para el Murcia, que imponía su presencia física basada en la dureza de Pablo García en el mediocampo. Dos acciones desafortunadas a más no poder, un fallo clamoroso de Zapater al borde del área, que le dejó a Baiano el camino expedito para golear, y una entrada criminal de Matuzalem, que lo llevó justamente a los vestuarios, acabaron con cualquier posibilidad del Real Zaragoza de llevarse algún puntito de Murcia, cuyo equipo pudo golear en los últimos minutos a los demacrados zaragocistas.

No se puede ser excesivamente duro con el equipo tras la primera jornada de Liga. Es cierto que las expectativas son muchas y estos golpes contra equipos netamente inferiores a priori son más difíciles de encajar. Pero se debe ser consciente que desde el club se le ha vendido a la afición unas metas importantes y eso deriva en una máxima exigencia, que se debe pedir desde el primer minuto de Liga.

Y quedan muchos interrogantes sobre la plantilla y el juego zaragocista, que se han expuesto durante la pretemporada y que no se han resuelto, ni mucho menos, al comienzo de la competición: el equipo en el aspecto físico está bastante más fundido que todos los rivales que hemos tenido hasta el momento; no se entiende el motivo por el que los jugadores sudamericanos que jugaron la Copa América volvieron tan tarde a los entrenamientos y están tan flojos físicamente y sin embargo jugadores de otros equipos que estuvieron en la misma competición ya están en plenitud; resulta incomprensible la sobredosis de mediocentros y la falta de gente de banda, etc.

Pero… el sábado 25 de agosto ya podemos decir que ¡empieza el espectáculo!, y los aficionados zaragocistas tenemos la convicción de que el fracaso de Murcia se tornará en éxito si las cosas se hacen bien.

Por Jeremy North

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