¡Aquí están, estos son…! | La Lupa
Girona 1 – 4 Real Zaragoza
Todos sabemos cómo sigue el cántico. Todos lo pensamos (o cantamos ayer). No era para menos. La tarde de ayer quedará grabada en el zaragocismo como una tarde mítica. Ayer se hizo historia. Suena contundente, pero objetivamente es así. El Milagro de Montilivi. No hay precedente en la historia del Real Zaragoza. Según cuenta la prensa, sólo uno en el fútbol español (un Lalín – Pontevedra de hace unos 30 años). Si alguien podía hacerlo, era el Real Zaragoza.
Resulta difícil hacer un análisis sosegado de lo acontecido ayer en Montilivi, perfecto escenario para una tragedia griega los dos últimos fines de semana. Es muy difícil desembarazarse de la euforia y la gratitud.
En primer lugar, gratitud a una plantilla que realmente creyó en que era posible. Las declaraciones previas al partido demostraron no ser las tópicas en estas situaciones. Durante fases de la temporada este humilde lupero ha criticado la actitud de los jugadores en ciertos partidos. Ayer, sin embargo, demostraron una gran profesionalidad y una actitud intachable, saliendo con una alta motivación y un objetivo entre ceja y ceja. La primera parte fue memorable, con un acierto fuera de lo normal.
Lo de ayer fue una gesta coral, pero hay ciertos nombres que merecen ser destacados. Ruiz de Galarreta firmó quizá sus mejores minutos del año, tanto en recuperación como dando salida al balón. Pedro asumió su rol de jugador clave y quiso echarse el equipo a la espalda. Rico, que parece otro, peleó de manera incansable y buena parte del mérito del cuarto gol es suya. William José fue letal y ayudó mucho también en la primera parte a Por último, Vallejo, el capitán, ha devuelto a la hinchada aquello de lo que estaba huérfana: un referente auténtico, uno de los nuestros sobre el césped.
Popovic, al que se ha criticado con justicia, merece por lo de ayer un reconocimiento por su trabajo en lo anímico. Levantó al equipo y lo mantuvo enchufado. Sigue despertando dudas como entrenador de futuro del Real Zaragoza y no oculta sus lagunas hasta ahora, pero merece su parte de gloria por lo de ayer. Es de ser justos reconocerlo.
Por último, dedicar unas líneas para transmitir el gran orgullo que produjeron los 200 valientes desplazados a Montilivi. Hay que tener mucho valor y mucho zaragocismo para viajar hasta Girona con el resultado que se dio en el primer partido. No pararon de animar, fueron sin duda el jugador número doce y para ellos más que para nadie es esta gran alegría. El club debería premiar esta fidelidad sin límites, de algún modo, porque este es el activo más grande que tiene y tendrá esta institución. Las 2000 personas que fueron un domingo casi a medianoche a recibir la plantilla así lo demuestran. Bandera y orgullo.
Gracias a la gesta de ayer, al Real Zaragoza se le abre una posibilidad que ni los más optimistas pudieron soñar en agosto de 2014: ascender a Primera si vence una eliminatoria. Es sin duda muy complicado, pues Las Palmas es un equipazo que ha vencido con mucha superioridad al equipo blanquillo en los dos partidos de temporada regular. Sin embargo, el sentimiento de confianza y comunión con su afición que el Milagro de Montilivi ha generado debe ser aprovechado. La liga regular ya no vale de nada y la emotividad es clave en estas eliminatorias. La Unión Deportiva Las Palmas tiene toda la presión, para ellos el ascenso es una obligación y más tras lo acontecido el año pasado. Para el Real Zaragoza no hay presión y si una ilusión enorme. El destino le ha dado una oportunidad de oro y debe dar todo lo que le quede dentro por tratar de aprovecharla. El zaragocismo entero debe responder a la llamada. Porque el miércoles, a las ocho de la tarde, la Romareda vibrará.
Por Kicooper
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