Y el león volvió a rugir | La Lupa
Real Zaragoza 1 – 1 Osasuna
A falta de un minuto para cumplirse el tiempo añadido, De las Cuevas marcaba para Osasuna, el empate a uno. Uno de los equipos con los que hay más rivalidad arrancaba dos puntos cuando más duele. La reacción de la Romareda ante tal varapalo fue levantarse y animar más fuerte, algo inimaginable poco tiempo atrás. Fue la última evidencia de lo que se había presenciado durante toda la tarde: el león del escudo vuelve a rugir. Herido y débil, pero está de vuelta y enseña los colmillos.
El Ligallo Fondo Norte (tremendo en animación toda la tarde), empleó en su espectacular doble tifo un juego de colores muy acertado: el negro de muerte representando la anterior gestión, y el blanquiazul para la esperanza de esta nueva etapa. Esa esperanza se notó en las maltrechas gradas de nuestra vetusta casa. La afición blanquilla estuvo más entregada que en ninguno de los partidos de los últimos dos años, jaleando a un equipo que se vació en el césped.
De nuevo, el Real Zaragoza dejó muy buenas sensaciones. Sobre todo si se tiene en cuenta que varios de los titulares apenas llegaron pocos días antes del partido. La intensidad y la ilusión volvieron a estar presentes como en Huelva. Junto con ello, otra vez funcionó el sistema defensivo, salvo el fatídico instante final.
De entre las nuevas incorporaciones, sobresalió Dorca que realizó un partido muy completo, especialmente en la segunda parte. Bastón ofreció detalles interesantes, pero se le vio todavía algo lejos de lo que debe ser.
Sin embargo, buena parte del mérito de que el león vuelva a rugir y arrastre a los suyos la tienen sus cachorros. Vallejo y Adán, de nuevo, encendieron a la grada y provocaron las ovaciones más grandes de la tarde.
Vallejo demostró no ser flor de un día. Antes de ser sustituido por llevar tarjeta amarilla, volvió a cuajar un partido muy completo. Atento al corte y saliendo con el balón cuando pudo. En él puede haber central de futuro.
Pero en especial, se debe dedicar unas líneas a Adán, con quien se puede estar cometiendo una injusticia tremenda mientras estas líneas están siendo escritas. La cerrada ovación al salir al campo denota que la afición (el cliente de esta empresa, me permito recordar) lo quiere. Su desempeño en el campo, que coincidió con los mejores momentos del Real Zaragoza, que encerró a Osasuna en su área, demuestra que vale para esta categoría y que merece un puesto en la plantilla como el que más. Suyo fue uno de los mejores detalles de la tarde, un pase con un exquisito gesto técnico que provocó una de las jugadas más peligrosas del partido.
Jugadores de la casa como Adán, aportan un plus de implicación que no puede pedirse a quien acaba de llegar o está de paso. Adán, sin ir más lejos, entiende qué significa un Real Zaragoza – Osasuna sin que nadie se lo explique, y así se notó en el césped. El Real Zaragoza tiene por delante muchos años de complicaciones, una travesía en el desierto en la que necesitará de su gente en la grada y en el césped. Gente que quiera sufrir y pelear por este escudo. Mandarlo cedido, alejarle de su casa para traer a alguien que no lo mejora, sería un paso atrás muy importante en la senda para volver a ser lo que este club fue.
El otro día se volvió a disfrutar del fútbol en la Romareda. Se pudo volver a animar, a cantar goles, a sufrir con el infortunio…La afición celebró que el club está vivo, luchando, y que está tratando de regenerarse. El león rugió fuerte y claro. Esperemos que sus cuidadores le sigan tratando con mimo y, sobre todo, no alejen de él a sus cachorros.
Por Kicooper
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