Mundo mutante | La Lupa
Real Zaragoza 1 – 1 Sabadell
Para los amantes del cómic underground y de fantasía de los años 80 y finales de los 70, la figura de Richard Corben merece punto y aparte. Su dominio del color en una época en la que aún se ilustraba “a mano”, nos dejó un legado de ensueño. La obra “Mundo mutante”, publicada en España en la revista “1984” , nos describe la lucha de un joven, Dimento, por sobrevivir en un mundo post-apocalíptico en el que conviven criaturas espantosas, deformes y crueles, que luchan por unos recursos paupérrimos.
En un mundo post-agapítico, el Real Zaragoza trata también de levantarse de nuevo. Todo a su alrededor rezuma hostilidad. Tendrá que competir con fuerza, con saña y con muchas ganas de vivir. En poco o nada se parece al que era antes. Antes, mucho antes, era bello y poderoso. Podía tutear a los guerreros más colosales e incluso vencerlos en ocasiones. Cuando el virus entró en él su estrella empezó a declinar y poco a poco se fue transformando en un enclenque y putrefacto ser.
Ahora, extirpado el infame parásito que lo habitaba y que parecía no querer dejar de humillarnos -hasta el lamentable comunicado final rebosaba crueldad al querer incluirse entre los salvadores del equipo-, el Real Zaragoza vuelve a sentirse joven. Es frágil e inestable, pues las secuelas son considerables. Ha habido que empezar de nuevo en muchos aspectos.
En su nueva lucha recién iniciada sus pasos son titubeantes, y todavía no ha llegado la hora de cobrar una primera victoria. En esta ocasión, contra un rival a priori asequible como el Sabadell, el equipo no supo empezar con decisión y se vió superado en amplias fases del partido. Sin embargo conoció la fortuna de marcar primero y de ver como, poco después, los catalanes se quedaban con un hombre menos sobre la hierba. Todo parecía ponerse de cara. Además, el Real Zaragoza parecía desplegarse como un durmiente recién despertado y ofrecía sus mejores momentos.
Pero ay, amigos, los asiduos en los últimos años a La Romareda ya estamos curados de espanto y sabemos que nada es fácil para nuestros colores, que la lógica no suele ir por donde se la espera, y que los dados del destino no acostumbran a caer, ni aún de forma injusta, de nuestro lado. Aguantando toda la segunda parte, se terminó de morir en la orilla en un saque de esquina mal defendido y cuyo desenlace barruntábamos los agoreros. Previamente los blanquillos tuvieron sus ocasiones, y no fructificaron. No se puede perdonar a quien te puede buscar la ruina. Se pecó de endeblez.
Así y todo, y no dejándose nublar el criterio por el resultado, habría que incidir también en las cosas positivas. Ruiz de Galarreta y Dorca pueden conformar un centro del campo con cierta personalidad, pero necesitan más refuerzo o apoyo. Hay gente nueva y diferente. Hay gente joven y gente experimentada. Algunos echamos de menos a Adán, a ese primer hombre de la cantera del año pasado. Tan valioso o más como símbolo que como jugador, y al que los designios del entrenador no le fueron propicios, quedando fuera de esta experiencia que, para bien o para mal, se ha iniciado este año.
En esa experiencia, en la mezcla resultante de todos estos elementos nuevos y de los escasos que han quedado del año pasado, tendrá mucho que ver el cocinero Victor Múñoz, y los nuevos dirigentes que, desde La Fundación, han tenido la valentía necesaria para afrontar este reto de partir desde la nada. En el mundo mutante de Corben, también existía gente que luchaba por crear un mañana mejor. En nuestro mundo de opresivo realismo el Real Zaragoza no es aún fuerte, pero lo será, porque además de tener más sentido común en su cabeza, tiene detrás la fuerza de una afición que no se resigna y que vuelve a animar y a empujar hacia adelante. Sabemos que el camino estará lleno de trampas. ¡A agarrarse tocan, amigos!
Por Ron Peter
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