La niebla aparece en los momentos clave | La Lupa

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Real Zaragoza 1 – 1 Sporting

He escuchado en bastantes ocasiones que los grandes momentos de la historia –guerras, revoluciones, conquistas, descubrimientos,…- llegaron a buen puerto porque sus protagonistas supieron sacar adelante con compromiso y acierto los eventos decisivos del acontecer concreto, tuvieron capacidad de reacción para resolver situaciones y conflictos en el momento oportuno. Cuando el Real Zaragoza se imponía tras más de diez años sin victorias en el estadio del “Sadar”, todos nos las prometíamos muy felices, pues el equipo encaraba el momento clave de la Liga en las mejores condiciones e incluso había quien soñaba con el ascenso directo. Más de dos meses después navegamos en oceános de desazón y muy pocos apuestan ya incluso por jugar los “Play-offs” de ascenso.

Pienso que buena parte de las razones del fracaso blanquillo de las últimas semanas hay que encontrarlas en que jamás se ha dado en el clavo para tomar las decisiones adecuadas en los momentos clave de los partidos jugados en La Romareda, esos encuentros frente a Llagostera, Lugo y Alcorcón en los que los aficionados zaragocistas regresamos a casa con la cabeza baja y sentimientos donde se fundían la tristeza, la desilusión y el cabreo. En ninguno de ellos el equipo tuvo ratos brillantes, pero no creo que la causa de los tropezones haya que buscarla en la mediocridad: cuando se trabaja bien se ganan incluso los partidos discretos. No es de recibo que tras superar un trauma como el sufrido frente a la Llagostera, cuando en los últimos minutos del primer tiempo el rival igualó un partido que parecía controlado, desperdiciando incluso un penalti, y se consiguió marcar de nuevo nada más concluir el descanso, los blanquillos volvieran a relajarse y a dejarse empatar pocos minutos después. De la misma manera, cuando ante el Lugo y tal vez asustado por los nueve goles encajados en los tres encuentros anteriores, el primer responsable técnico del equipo decidió jugar a contener y ceder la posesión a los gallegos, no parece una decisión a la altura de las aspiraciones blanquillas que en ningún momento se diera la orden de jugarse el todo por el todo e ir a por una victoria que impidiera un botín tan raquítico como el obtenido. Frente al Alcorcón faltó serenidad, pillería y compromiso para mantener una victoria que se aguantó más de una hora, volviendo a permitirse que un rival convirtiera en estéril algo tan difícil en el fútbol actual como adelantarse en el marcador.

Ese no estar a la altura en los tiempos decisivos del partido se repitió reduplicadamente el pasado sábado frente al Sporting. Los primeros 50 minutos no fueron espectaculares, casi ni decentes, pero el Zaragoza mantenía la cara ante los de Abelardo e intactas sus aspiraciones de victoria. Cuando Dorca adelantó a su equipo con 35 minutos por delante, parecía que se había hecho lo más difícil y era el momento de dar el do de pecho y poner todo sobre el césped para asegurar una victoria imprescindible. Otra vez se tiró todo por la borda por falta de concentración,… casi diría que de responsabilidad. El gol con el que Isma López –ex jugador del filial para enésimo recochineo- igualó la contienda dos minutos después hay que cargarlo en el debe de Alcolea, pero ni mucho menos de forma exclusiva, pues resulta inexplicable que la delantera franjirroja pudiera atacar sin oposición, el extremo centrar sin dificultad y el goleador aprovechar el fallo sin que nadie se le adelantara. Había vuelto a surgir un episodio crucial y se reincidió en la torpeza.

Frente al Sporting los hados quisieron darle al club zaragozano una segunda oportunidad, pues el rival se quedó con uno menos a falta de 23 minutos para la conclusión; era la ocasión de dar la cara, de poner sobre el terreno actitud y ambición, de asumir que se trataba una de esas circunstancias que pueden terminar valiendo un ascenso. De hecho pareció que el equipo reaccionaba y se tuvieron un par de ocasiones medianamente claras, pero de nuevo apareció la niebla, y se oscurecieron el fuelle y las ideas; el Sporting terminó el encuentro cómodamente e incluso tuvo opciones de vencer. Se consumó el cuarto empate consecutivo en casa y comenzó a cuajar en la afición la idea de que técnico y jugadores ni andan concienciados de su responsabilidad ni son capaces de responder a las exigencias de la misma.

Lo contemplado en este encuentro y en los anteriores me mueven a otras consideraciones. Tengo la impresión, casi el convencimiento, de que, siendo reales las circunstancias de lesiones y sanciones que han asolado al equipo en los últimos tiempos, no se han sabido administrar adecuadamente las capacidades de la plantilla, que no es un dechado de perfecciones pero sí debería ser suficiente para haber mantenido las distancias con Ponferradina, Alavés, Llagostera y demás perseguidores. Desde mi punto de vista solamente tres jugadores han mantenido una línea regular: Cabrera –con todas sus limitaciones-, Borja Bastón y Vallejo, aunque en su caso, más que de regularidad cabe hablar de progresión continua y animante. Creo que no es temerario afirmar que ha habido futbolistas a los que no se ha conseguido sacar todo su potencial: Pedro, William, Insa, Eldin, Dorca, Mario,… incluso Galarreta y José Fernandez. Si nos fijamos en la trayectoria de éstos y algún otro a lo largo de este curso futbolístico, cuesta entender las razones de porque ya no nos parecen tan buenos. A lo dicho cabe añadir que observo una alarmante deficiencia en la preparación física del equipo.

Quedan nueve partidos y los zaragocistas no se merecen que nadie tire la toalla; las perspectivas son muy negativas y las sensaciones de los aficionados cara a la posibilidad de jugarse el ascenso en cuatro encuentros están bajo mínimos, pero no sería de recibo convertir el final de la Liga en una nómina de enfrentamientos intrascendentes. Observo falta de ambición, me temo que no han ayudado nada determinadas declaraciones y actitudes que reflejaban conformismo. Ascender es urgente, y si esperamos al próximo año que nadie espere que las cosas sean más fáciles: es posible que haya más tiempo para preparar la plantilla, pero va a ser muy duro hacerlo en un ambiente donde imperarán –me temo- las sensaciones de desencanto y frustración.

Por Falçao

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