El agujero negro de Agapito
Pues no, no me refiero a ese agujerito que todos (y también él) tenemos donde la espalda pierde su casto nombre y cuya utilidad es de todos conocida: la de eliminar los deshechos inútiles de nuestro organismo.
Preferiría hablar de esta escatológica chorrada antes de lo que realmente quiero tratar y que no es otra cosa que la definición del agujero negro desde un punto de vista “astrofísico-deportivo”, si se me permite la expresión.
Un agujero negro en el espacio, según dicen los astrofísicos está originado por la gravedad infinita en un espacio de un tamaño inconmesurablemente pequeño, que atrae y devora todo aquello que encuentra a su paso, creando la nada absoluta.
Esta definición, llevándola al ámbito deportivo, puede explicar perfectamente la –nefasta- gestión de Agapito Iglesias.
Si arrancamos desde aquél no tan lejano febrero de 2006 en el que el Real Zaragoza humilló a todo un Real Madrid por un escandaloso 6-1 en las semifinales de la Copa del Rey (aún no han transcurrido ni 5 años desde aquello) y que considero el cénit de la última gloriosa etapa de nuestro Real Zaragoza, hasta lo que tenemos hoy, la gestión deportiva de Agapito Iglesias podría tratarse en los manuales de las empresas Consultoras (tan en boga en estos días) de cómo gestionar una Sociedad (en este caso Anónima Deportiva), precisamente sirviendo como ejemplo contrario.
Desde el sorpresivo desembarco del soriano, vamos de sorpresa en sorpresa, cada vez más desagradable, nefasta y demoledora. Ya se inició con aquella esperpéntica presentación junto a un socio (cuánto se alegrará ahora de no haber ido de la mano de Agapito), un tal Garcés del que luego nada más se supo.
Se continuó con una política extraña de fichajes: jugadores de reconocido prestigio, que lo habían sido todo y que por eso ya no les importaba mucho no ser ya nada, aunque eso sí, portadores de unas astronómicas (otro guiño a la astrofísica) fichas que nadie entendíamos cómo iban a pagarse. Incluso las mareantes cifras pagadas al entrenador Marcelino García Toral (y en 2ª división!) eran difícilmente explicables.
Los ilusos creímos haber encontrado en Agapito al mecenas moderno, enamorado por el fútbol y que ponía a disposición del equipo su patrimonio y su sabiduría.
Pero nada más lejos de la realidad. Fue a costa de dilapidar el patrimonio económico y deportivo del Club paulatinamente hasta llegar a lo que tenemos hoy: una escalofriante deuda y un patrimonio deportivo irrisorio, con un plantel al que se han ido añadiendo a los que tienen todavía contrato en vigor, entre otros, desechos de tienta de otros equipos, jugadores rescatados del paro y otros donde la calidad brilla por su ausencia.
Este agujero negro llamado Agapito Iglesias y los satélites que lo rodean y se resisten a ser fagocitados por esa gravedad devoradora, lo ha destruido todo: lo deportivo y lo social: nunca en la dilatada historia del Real Zaragoza en 1ª División ha tenido peor equipo, más deuda y mayor fractura social entre la propia afición.
No quiero extenderme más. Por todos es conocido dónde estamos y a dónde vamos. Los milagros se ven muy de cuando en cuando y a nosotros ya nos tocó el año pasado y porque sonó la flauta de casualidad.
Señor “agujero negro” Agapito Iglesias y toda su corte celestial: por dignidad, por vergüenza, por decencia, por la ilusión defraudada de tantos miles de corazones zaragocistas que sufren por su culpa…., Haga lo que sea pero abandone este club. Venda, regale, extravíe o ceda sus puñeteras acciones a alguien que tenga solamente dos dedos de frente para sacarnos de este dichoso agujero negro en el que usted nos ha metido. A alguien que sepa rodearse de entendidos del futbol y amantes del Real Zaragoza. De gente que no piense exclusivamente en llenarse los bolsillos a base de comisiones sino en hacer un Club grande. En definitiva, de zaragocistas de corazón.
Porque ¿qué hemos hecho los zaragocistas para merecer semejante castigo?. Nuestro corazón blanquiazul ya no puede más.
Por favor, váyase y, en un último acto de lo mejor que usted sabe hacer (como agujero negro que es), llévese por delante a todos los ineptos que le rodean.
Por CRISTINALEX, un zaragocista ya veterano, harto y preocupado, muy preocupado.
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