El despertar del león
El león, un animal furioso y duro por naturaleza, andaba dormido por los campos de Primera. No rugía, sólo se lamentaba, no atacaba, ni se defendía. Cababa un hoyo y se escondía, y solo algun zapazo al aire alcanzaba a su rival, sin destrozar, solo rozandolo y despertando su ira, a lo que el león se escondía en su hoyo y cababa mas profundo su escondrijo.
Tan hondo era que unos ratoncillos vestidos de rojo y azul pasaron por encima del león sin que este pudiera ni rozarles. Rapidos e incisivos, llegaron a puerta saltando una y otra vez al león, y ésto parecio herirle el orgullo.
Pero el león seguia dormido. Hasta el día en que unos toros vestidos de blanco se dispusieron a hacer lo mismo que sus amigos los ratones. Y el león despertó, saltó de su hoyo y al fin ataco. La garra se vió y en ella habia atadas tres cuerdas trenzadas. El león dió la cara y su afición rugió. Solo atacó, no se molesto en defender, su orgullo andaba dolido tras tanto jugar al escondite y al fin se habia dado cuenta de lo que debia hacer.
El león dió dos zarpazos certeros que dejaron al toro, que ya de por si tenía sus cuernos redondeados, moribundo y sin fuerzas. El león había ganado, había puesto su casta y fuerza sobre el campo y había despertado, y lo que era mejor, sabía que no podia dejar el hoyo abierto. Y se dispuso a cerrarlo con los bastos ¨minotauros¨ amarillos que llegarian pronto desde Grecia. Aquella noche de Septiembre el león despertó, para nunca más dormirse.
Por Nasarre_mzn.
Comentarios