El esperpento

Ramón Valle-Inclán, escritor gallego perteneciente a la generación del 98, fue el impulsor de un estilo literario muy característico denominado “el esperpento”. Este estilo tiene como característica la deformación de la realidad con la intención de enfatizar los principales defectos de los personajes, para realizar una crítica desde el punto de vista social. La mezcla de la realidad con la pesadilla. El propio dramaturgo afirmó que el esperpento había sido un invento de Francisco de Goya.

Curiosamente, muy cerca de Fuendetodos, municipio natal del pintor aragonés, podemos encontrar actualmente el esperpento en su máximo esplendor. Desde luego, está claro que tanto Goya a finales del siglo XVIII y principios del XIX y Valle Inclán entre el XIX y el XX, fueron dos visionarios: consiguieron reflejar en siglos anteriores la situación del Real Zaragoza del siglo XXI.

Pero además de estar orgullosos de estos personajes históricos tan importantes podemos encontrarnos orgullosos también de nuestro club. Hemos conseguido dar un salto evolutivo en la realidad del esperpento. Hemos conseguido llevar un estilo artístico a la realidad. Se ha prescindido del lápiz y del pincel para deformar la realidad. Se ha conseguido deformar ésta hasta convertirla en una pesadilla.

Y es que la situación que vivimos desde hace años no se puede llamar de otra manera que esperpento. Se ha conseguido tener decenas y decenas de jugadores sin ningún compromiso con el club, y con sueldos, en la mayoría ocasiones, desorbitados. Se han contratado entrenadores sin cuento, con el único objetivo de calmar los ánimos del entorno. Se ha conseguido anestesiar a una afición, que siempre ha sido crítica y señorial y que actualmente está semidormida, un poco más despierta con la reciente colaboración de los medios de comunicación, la deplorable situación deportiva y la creación de la Plataforma “Salvemos el Real Zaragoza”, pero anestesiada al fin y al cabo. Tenemos más capitanes que soldados. Mucho directivo a sueldo pero que no aporta nada nuevo.

Hemos vivido situaciones en nuestro Real Zaragoza que hemos pensado que nunca viviríamos. Algunas ni siquiera las podríamos haber imaginado: Un presidente que se desentiende del club. Todavía recuerdo que cuando estaba Solans, con todos los defectos que tenía, cuando rozaba el descenso bajaba al vestuario, metía presión a los jugadores… El señor Iglesias pasa de todo. Se desentiende de la situación del club y no tiene la dignidad de marcharse porque ya no tiene ninguna excusa para no hacerlo. No tiene ni hombría para acudir al palco de La Romareda, a soportar el justo enfado de la afición. Nunca pensamos en que se pudiera nombrar a un consejo de administración y que se fuera a los pocos días. Nunca pensamos que un club como el Real Zaragoza estuviera a once puntos de la salvación. Nunca pensamos que la página oficial del club fuera un despropósito como lo es ahora o que jugadores históricos y empleados hayan pasado de héroes a villanos. El curriculum negativo de Agapito Carmelo es impresionante. 

¿Es éste el camino para salvar al club?. La respuesta es un no rotundo. Por ello Agapito, si de verdad tiene una mínima estima por este club, algo que dudo, debe tener claro que sobra. También tenemos que mentalizarnos todos, incluidos los estamentos sociales y políticos de esta ciudad y Comunidad Autónoma, que éste no es el camino. Estamos en coma, y nuestras complicadas posibilidades de salvación, si todavía existen, pasan por tener una gestión concienciada e impecable que pasan inexcusablemente por la salida de Agapito Carmelo. Sólo de esta forma podremos salir del esperpento.

Por Alvarinho.

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