Indiferencia

Anoche dormí tranquila. Anoche me eché en la cama y ni por un momento pasó por mi cabeza el torbellino de imágenes y sensaciones que cualquier otro domingo, para bien o para mal, solían acompañarme hasta que el sueño me vencía. Anoche, sin embargo, ni aparecieron, ni las eché de menos.

No pude visualizar el gol del ¿honor? que Braulio marcó en el 94. No pude porque no lo he visto. No pude terminar de ver el partido, no porque me doliera, porque ya no me duele. Es como cuando aprendes a convivir con una artrosis, que al final, aunque duela, ya no lo hace tanto, porque piensas en otra cosa, porque si no, te morirías de dolor. Así que me fui del bar, donde había ido, casi por costumbre, más que por ganas, y tal como llegué, me marché.

No me inmutó el gol de Iraola, ni el cabezazo de Llorente. Veía pasar lentamente los minutos, impasible, como quien espera la hora de marchar a casa después de un día de trabajo, estando sin estar pendiente de lo que ocurría a 300 kilómetros o así. Ni siquiera me sobresaltó el gol anulado a Gurpegui. ¿Qué más da? perdemos de dos, y no somos capaces de crear peligro ni a un niño de tres años. Y de repente, uno menos, y con razón.

Y sin más me fui a mi casa. ¿Cómo no me iba a ir, si me aburría? Jamás me aburrí viendo al Zaragoza, mi Zaragoza, jugaran bien, jugaran mal. Pero anoche era distinto. Porque anoche no terminé de ver el partido. Porque anoche no vi el resumen. Porque anoche dormí tranquila. Porque mi Zaragoza ya no tiene fuerza ni para doler.

Por esnaiderita_9.

aupazaragoza

Deja tus comentarios el foro de AupaZaragoza.com. El Real Zaragoza es nuestra pasión.

Comentarios

(required)