Un Zaragoza Real, ya!
El sábado me fui a la cama en una nube; ha sido una temporada llena de tensión y sufrimientos y, especialmente, tres semanas de mayo próximas a la depresión: tras el inesperado y brillante triunfo en el Bernabeu que parecía abrirnos definitivamente las puertas de la salvación, la derrota frente a Osasuna y el punto que voló en el último y fatídico minuto de Anoeta, unido a los sorprendentes resultados de muchos de nuestros rivales me han hecho pasar noches en blanco y anidar en mi interior intuiciones de los más nefastas para los intereses de nuestro Real Zaragoza.. Por eso, el final del partido frente al Levante supuso una liberación, un respiro que me devolvió paz y salud en un instante, así como una tremenda sensación de solidaridad con tantos zaragocistas con quienes, casi siempre en la distancia, he compartido este sinvivir tan intenso como largo.
Pero el ejemplo de una afición que ha asombrado a España, el compromiso de unos jugadores a los que no se les puede reprochar nada y el trabajo de un mister discreto, serio y responsable no nos puede cegar a una realidad que para mí es incuestionable: si seguimos igual no habrá tercera oportunidad, si se continúan haciendo las cosas como tras el ascenso del 2009 y la permanencia conseguida el año pasado con la dupla Gay-Nayim el año que viene a estas alturas estaremos otra vez al borde del infarto y, muy probablemente, caídos en el foso de la Liga Adelante.
Todos somos conscientes de la situación económica del club y hasta donde puede llegar el Zaragoza de hoy, nadie va a pedir el fichaje de Nilmar o Jesús Navas, ni siquiera otros de menor lujo, pero no queremos lo que se nos está dando hasta ahora: improvisación, oscurantismo y conflictos continuos. Si van pasando las semanas y al comenzar la Liga nos encontramos con un equipo dirigido por un señor de Soria acompañado de un secretario técnico sin atribuciones ni carisma, un director técnico lloroso e ineficaz y un economista de Osasuna sólo nos quedará coger unos folios y dedicarnos a la profecía, porque el guión consistirá en una repetición cansina y desesperante de los dos últimos años. Sería imperdonable que volviéramos a sufrir un verano protagonizado por la incertidumbre, las cortinas de humo, las mentiras y la ineficacia … sobre todo porque sería la antesala de un comienzo de Liga atroz presagiador del camino de la guillotina.
Uno tiende a pensar que lo mejor sería que Agapito vendiera y llegara al club gente nueva, zaragocista y que sepa de fútbol, pero en cualquier caso no podemos aceptar la resignación: hay que tomar medidas y hacerlo ya, empezando por una dirección técnica nueva del todo y una decisión rápida sobre el nombre del entrenador que se va a sentar en el banquillo en 2011-2012; sería una noticia excelente que lo hiciera Javier Aguirre, porque ha demostrado que vale y mucho y porque supondría un buen indicio: dudo que el mexicano acepte quedarse de cualquier manera.
Los aficionados hemos demostrado no haber perdido ni un ápice de amor al club, de pasión por nuestros colores y de capacidad de reacción ante la adversidad, tengo clarísimo que el partido frente al Levante ya lo habían ganado los 11.000 zaragocistas llegados a Valencia antes de que empezara, pero nos ha llegado la hora de exigir, porque estamos felices … pero también indignados y nos hemos ganado a pulso el derecho a exigir: no caben más chapuzas, queremos que se haga borrón y cuenta nueva, y que se haga ya.
Por Falçao.
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