Navío sin espolón Ver un partido del Real Zaragoza junto a mi amigo Pepe Formento es vivirlo dos veces. La primera, porque el escudo del equipo de nuestra vida nos hace vibrar a ambos a la vez. La segunda, porque la historia del zaragocismo se construye
Divinas paradas Cuando el zaragocismo visita el estadio Gran Canaria es inevitable que un leve estremecimiento recorra la espina dorsal del león. Aquel maldito día de junio de 2015 sigue oscureciendo la memoria de la afición blanquilla y no permite que