UD Almería 0 – 1 Real Zaragoza | Crónica

Zozobra, tensión y euforia

Con estas tres palabras podemos definir las sensaciones que sucesivamente tuvimos los aficionados zaragocistas en la tarde-noche de ayer: el equipo empezó a por uvas, como en los peores tiempos, consiguió rehacerse sin daño previo y acabó rompiendo una nefasta racha de nueve meses sin ganar a domicilio.

El zaragocismo encaraba el partido del estadio “Juegos Mediterráneos” de Almería con sentimientos encontrados; la rotunda e indiscutible victoria frente al Villarreal movían a pensar que el equipo ya se había puesto a tono, pero se mantenían elementos para el pesimismo, pues a la endémica debilidad del Zaragoza fuera de casa, había de añadirse la ausencia de los centrales titulares, encomendando el liderazgo de la misma a Raúl Goni, un debutante que el año pasado estaba en juveniles.

Sorprendió Víctor Fernández alineando a Sergio Fernández, a quien se consideraba sin posibilidades de reaparecer, junto a el asturiano y el citado Goni, el mister zaragocista alineó al equipo triunfador del domingo pasado; pronto se vio que la mencionada reaparición había sido precipitada, pues a los tres minutos Sergio pidió el cambio, dejando su plaza a Chus Herrero.

El Zaragoza comenzó el partido con la empanada a la que, por desgracia, nos tiene acostumbrados. Pasado el minuto 2 de partido se produjo una jugada que pudo haber cambiado el signo del mismo; Negredo, un producto de la cantera madridista que apunta alto, hizo una excelente jugada que consumó con un tiro que se estrelló en el larguero, el rechace lo recogió Ortiz que, a puerta vacía y a un metro de la raya lanzó el balón fuera.

El equipo aragonés reincidía en antiguos defectos, y era superado continuamente por un Almería magistralmente dirigido por el brasileño Felipe Melo y con dos atacantes peligrosísimos: el citado Negredo, que podía con un nerviosísimo Goni y Crusat, un extremo veloz y hábil que llevaba a mal traer a Carlos Diogo.

El Zaragoza no pasaba de medio campo, no era capaz de mantener la posesión del balón y al Almería se lo comía literalmente; en los primeros doce minutos los de Unai Emery sacaron tres saques de esquina, en dos de los cuales Carlos García y Acasiete lograron rematar, aunque afortunadamente sin excesivo acierto. El dominio absoluto de los andaluces persistió hasta la mitad del primer tiempo. El desacertado Ortiz y Crusat volvieron a tener sus oportunidades, aunque también hay que reconocer que la superioridad almeriense no iba acompañada de tino alguno en los últimos metros. De cualquier manera, no debe de omitirse la calidad demostrada por hombres como Melo y Crusat en una serie de jugadas al primer toque.

Cuando el reloj se iba acercando al minuto 25, el Zaragoza comenzó a sacudirse el dominio rival; se había conseguido capear el temporal sin que el Almería marcara y el asomo de la luz en el juego avispa comenzó a disipar las nubes negras que todos veíamos hasta entonces. Un par de mini-ocasiones de Oliveira y Oscar supusieron los primeros avisos del equipo aragonés. Luccin y Zapater, auxiliados por un Oscar que para sorpresa de algunos y alegría de todos sigue en estado de gracia, comenzaron a hacerse notar y a controlar el balón y el juego. A eso cabe añadir el trabajo de los dos delanteros, Milito y Oliveira, a quienes no se les puede negar sacrificio y entrega.

Poco antes de la media hora Oliveira, recogiendo una de esas asistencias geniales que Oscar lleva prodigando esta temporada, se plantó solo ante Cobeño, errando en su disparo, que se fue muy desviado. En el contrataque Crusat obligó a lucirse a César, quien desvió a corner. El partido comenzó a ser un intercambio vibrante de golpes, con acciones seguidas de Negredo y Zapater que estuvieron a punto de modificar el marcador.

En el minuto 33 volvió a asomar la incertidumbre en el equipo zaragozano, pues el meta César, en la actualidad, posiblemente, el jugador más importante de la plantilla, tenía problemas musculares, debiendo ser atendido por los servicios médicos de su club y obligando a López Vallejo a hacer ejercicios de calentamiento. Afortunadamente, el meta extremeño se recuperó y pudo aguantar en su puesto hasta el final.

El Zaragoza había ido a más y el Almería aparentaba comenzar a ir a menos. Hasta el final de los primeros cuarenta y cinco minutos, el Almería no inquietó más la meta de César, mientras el Zaragoza daba muestras de cierta peligrosidad, con un disparo alto de Sergio García y un rápido contraataque de Milito y Oliveira que salvó Crusat cuando parecía que iba a llegar el gol.

Se llegó al descanso sin goles, un marcador que se explica más por la poca puntería de los equipos que por la falta de ocasiones. El Zaragoza había repetido su frecuente papel de Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, mostrándose blandito y frágil medio tiempo y sólido y peligroso el otro medio.

Segunda parte para ganar

La tensión del primer tiempo se mantuvo en el inicio del segundo; la primera oportunidad fue de nuevo para los locales, que cargaron sus pilas en el vestuario y se volvían a mostrar fuertes: en el minuto 49 Felipe Melo hizo la pared con Negredo y disparó ajustado al poste de César, aunque por fuera. Un minuto después contestó Ricardo Oliveira, que intentó aprovechar, sin éxito, un fallo de la defensa andaluza.

El primer cuarto de hora del segundo tiempo fue de nuevo dominado por el Almería, si bien sus delanteros mostraron en esta ocasión poca peligrosidad; Negredo tuvo su ocasión en un libre indirecto y Crusat lanzó un centro-chut con cierta picardía, pero ahora la defensa zaragocista estaba mucho más asentada, Diogo y Paredes controlaban las bandas y Goni y Chus formaban un novel centro de la defensa que daba seguridad.

Transcurridas dos terceras partes del encuentro el Zaragoza volvió a asumir el control del juego y en el lapso de seis minutos se produjeron dos jugadas que pudieron convertir la alegría actual en desilusión gorda; en el minuto 64, Oliveira, muy activo toda la noche, disparó a puerta, rechazando el meta almeriense, el balón lo recogió Diego Milito quien, a puerta vacía, lanzó fuera el balón en un falló inaudito en el goleador argentino; en el minuto 70 Sergio García volvió a hacer llevarse las manos a la cabeza a los seguidores blanquillos que vieron horrorizados cómo el catalán enviaba fuera un balón que el meta Cobeño le había dejado, involuntariamente, todo para él. Hacía tiempo que no veíamos al Zaragoza desperdiciar en un mismo partido dos ocasiones de ese calibre. Entre una y otra. César volvió a lucirse en un centro envenenado de Negredo.

Cuando se falla de esta manera, el aficionado experto tiende a pensar que no se puede ganar un partido en el que se ha perdonado la vida al rival, afortunadamente en esta ocasión no ocurrió así. Tras haber introducido Víctor en el campo a D’Alessandro en lugar de Oliveira a falta de un cuarto de hora para el final, llegó el gol del Zaragoza; corría el minuto 78 y Oscar fue de nuevo protagonista, recibió un balón en el interior izquierda del ataque aragonés, realizó un control magistral y se internó en el área; allí regateó a Cobeño y fue claramente derribado por éste. El árbitro no lo dudo y Diego Milito convirtió el máximo castigo en un gol que vale su peso en oro. En esta ocasión nuestro Pichichi optó por el balonazo al centro al viejo estilo “Neeskens”.

El Almería, como no podía se de otra manera, se lanzó sobre la portería de César Sánchez, pero ya había agotado su pólvora y sus posibilidades y apenas creó peligro ante una defensa que se había asentado y no mostraba fisuras, perfectamente arropada por los demás jugadores que jugaban muy juntos y aportaban una actitud bien distinta a la mostrada en salidas anteriores. El Zaragoza, además, no renunció al contraataque y cinco minutos después del gol estuvo a punto de cerrar anticipadamente su victoria con un disparo al larguero de Milito tras una asistencia, una vez más, de Oscar González.

Víctor introdujo a Gabi por Sergio García para oxigenar el juego del equipo y dar más consistencia al centro del campo. Hasta el minuto final continuó la presión insistente de los locales, pero ya sin orden y concierto. Tan sólo un par de faltas cercanas y un saque de esquina supusieron alguna inquietud para la zaga maña: un disparo a las nubes de Melo y otro de Negredo a las manos de César fueron el canto del cisne de los almerienses.

El primer triunfo fuera de casa en nueve meses supone algo más que el fin de una racha nefasta que no debe repetirse, pues trae como consecuencia la consolidación del Zaragoza en la zona noble de la tabla, el afianzamiento de un once con una solidez, convicción y conjunción que no había y la recuperación de la confianza de la afición en el equipo.

Lógicamente, todo lo dicho tendrá que ser confirmado el próximo domingo frente al Valladolid, y aunque a lo mejor a alguno le puede parecer una misión fácil, no lo va a ser en absoluto.

Ficha Técnica

Almería:
Cobeño, Bruno, C. García, Acasiete (57′), Mané, Corona (71′), Juanito, F. Melo, Ortiz (65′), Negredo, Crusat, D. Alves, Pulido (57′), K. Uche, Juanma (65′), Soriano (71′), Rekarte, Natalio

Real Zaragoza:
César, Diogo, Sergio (3′), Goni, Paredes, S. García (81′), Luccin, Zapater, Óscar, Oliveira (74′), D. Milito, L. Vallejo, Valero, Chus H. (3′), Gotor, Gabi (81′), Grande, D’Alessandro (74′)

Gol:
0-1 (77′): Diego Milito, de penalti cometido por Cobeño sobre Óscar.

Árbitro:
Muñiz Fernández, del Colegio Asturiano. Amonestó a Sergio García (48′), César (50′), Oliveira (51′), Cobeño (76′) y Luccin (79′).

Incidencias:
Estadio de los Juegos Mediterráneos, 22.000 espectadores asistieron al partido. Césped en buenas condiciones.

Puntuaciones (de 0 a 5)

César: 3. Excelente el meta zaragocista. Tuvo varias intervenciones de mérito, supo mandar y serenar una defensa que empezó tambaleante y superó ejemplarmente sus molestias con su compromiso habitual.
Carlos Diogo: 2. Crusat le llevó por la calle de la amargura en el primer tiempo. Luego se asentó y empezó a ofrecer una seguridad que echábamos en falta este año.
Goni: 2. Empezó el partido muy nervioso, notando en exceso su debút y siendo superado por Negredo. Poco a poco se serenó y acabó cumpliendo con creces una misión tan comprometida como debutar en primera supliendo a Ayala. Si se le da confianza puede llegar lejos.
Sergio Fernández: sc. Jugó tres minutos. Es evidente que su reaparición fue precipitada. Confiemos que no traiga peores consecuencias para su lesión.
Paredes: 2. Como el resto de la defensa, su inicio fue muy flojo. También mejoró con avance el partido y a partir del minuto 20 empezó a demostrar la contundencia esperada. Subió poco su banda, pero no era el partido adecuado para ello.
Luccin: 3. Uno de los mejores en la tarde de ayer; sigue en la buena línea de los últimos partidos; manda, recupera balones, se compromete en el juego y muestra excelente calidad técnica.
Zapater: 3. Cada día se parece más al Zapater que todos conocemos. Impecable en labores defensivas, últimamente aparece bastante más en ataque de lo que acostumbra. Tuvo una ocasión clarísima.
Óscar: 4. De nuevo el mejor del equipo; comprometido con el equipo, luchador, valiente: una versión de Oscar que combina sus virtudes de siempre y el polo opuesto de sus defectos. Si sigue así puede convertirse en el descubrimiento del Zaragoza y de la liga. Los seis millones de claúsula que le pusieron al renovarle me empiezan a preocupar. Eso sí: no puede ser flor de dos días.
Sergio García: 2. Luchador, peligroso, incisivo. No ha estado tan acertado como en otros partidos y falló un gol increible.
Oliveira: 3. Tan peligroso como siempre y más activo y luchador que nunca. Tuvo varias ocasiones de gol y, aunque no acertó en ninguna, su trabajo y su compromiso obligan a puntuarle alto.
Diego Milito: 3. Se le vio con bastante mejor tono que en partidos anteriores. También demostró espíritu de sacrificio y trabajo abundante. Impecable su transformación del penalti, estrelló un balón en el larguero y falló otro de modo increíble.
Chus Herrero: 3. Le tocó un papel complicadísimo y lo sacó delante de modo impecable. Aportó serenidad a un centro de la defensa que lo necesitaba, no tuvo fallos y contribuyó a dejar, por vez primera en ,os desplazamientos, la puerta zaragocista a cero. Algún día se hará justicia con este chico.
D’Alessandro: 2. Apenas jugó un cuarto de hora, pero contribuyó a mantener el resultado y fue talismán, pues el gol llegó de manera inmediata a su entrada en el campo.
Gabi: sc. En menos de diez minutos no se puede ofrecer nada que pueda valorarse con mínimo rigor.

por Falçao

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