Granada CF 1 – 0 Real Zaragoza | Crónica

Cristales rotos en el corazón

La guadaña asomó por la esquina de la última torre de la Alhambra y hundió, con un movimiento seco y despiadado, su afilada hoja en el corazón del zaragocismo. Si habíamos encontrado unas gotas de esperanza en las cercanías del Pozo de San Lázaro estas se evaporaron en la noche nazarí. Si en el cielo que vio llorar a Boabdil aún quedan lágrimas secas, esas tienen dueño, esas son nuestras. No temo el error si manifiesto mi sospecha de que no va a haber paciencia y este volcán azul a cuyos pies malvivimos desde hace varios años estalle y su lava arrase los paupérrimos cimientos de un equipo que lucha por vivir pero al que sólo la muerte le responde.

El partido comenzó con un vendaval franjirrojo que aprovechó los costados por los que malherir a un equipo cuyos jugadores defensivos nunca habían jugado juntos. Y digo nunca. Fueron unos minutos difíciles en los que temimos la debacle y el pánico se hizo dueño de nuestra estupefacción. Si el Granada convierte en esos momentos lo de anoche podría haber sido para recordar. Pero no. Sus jugadores no hicieron «goal» y poco a poco el Real Zaragoza, el inédito Real Zaragoza que ayer se plantó en Andalucía con la boca abierta y el corazón en un puño fue asumiendo un papel protagonista que, al parecer, no le correspondía, si atendemos a los comentarios que uno escuchaba a su alrededor desde el minuto uno. Sus ganas de ser actores se vieron en varias jugadas de interés ofensivo, en una presión mejor trabajada, en cierta osadía que tenía nombre y apellidos y procuraba situaciones de inquietud, aunque no ocasiones francas de gol, si hay que ser objetivos. Pero había intención. 

Roberto, nuestro Roberto, por supuesto que hizo su trabajo. Detuvo dos balones pintados con curare de una forma magistral, sobre todo el segundo de ellos, realizando una prodigiosa parada que debería figurar en el «Top 3» de la jornada. Fueron unos minutos, hasta el 35 aproximadamente, en que los de Aguirre mostraron unas credenciales dignas y, sobre todo, diferentes. Nuestros chicos dibujaron en el césped una propuesta razonable, correcta, sin errores de bulto, y aún podemos señalar tres situaciones interesantes que marcaban un camino apetecible. Lástima de diez minutos finales.

Porque ahí resurgió la intensidad granaína y por una de las bandas llegó el centro letal de cada partido. Mikel Rico consiguió que el balón diese dos o tres botecitos en los bigotes de la defensa zaragozana y encontrase la espinilla de un delantero que por allí pasaba. Gol. Otro gol. Otro en «Territorio Área Pequeña». Otro gol en el que el mérito fue todo nuestro. Otro gol basura.

El descanso vino bien. O eso pareció. El Real Zaragoza salió vivo, dinámico. Gestó en pocos minutos varias ocasiones de gol que bien pudieron haberse traducido, pero ayer no tocaba. Como la jornada pasada. Como la anterior. Pero ayer había fuego. Había pasión. Había deseo. No se consiguió golear, pero el partido era nuestro ¿Lo explicamos? Tenemos dos ideas. La «Idea A» defiende que el Granada renunció al balón, nos lo dio para que jugueteáramos con él porque sabían que éramos incapaces de ligar una jugada de gol y a la menor, en cualquier contra, matar el partido. Matarnos. Y hundirnos. Por otra parte, la «Idea B» es la que argumenta que los chicos avispa se apropiaron del terreno, se quedaron con el balón y aunque no supieran muy bien qué hacer con él, no se lo entregaron a la noche y buscaron la manera de llevarlo hasta la portería de Roberto, «el otro», en una demostración de raza, actitud y voluntad inquebrantable.

Lo que es objetivo es que hubo ocasiones de gol, desaprovechadas porque Postiga marró varias y los demás no acertaron. Y eso es un dato de aliento. Y es objetivo que se tuvo el balón y se supo qué hacer con él en muchas ocasiones, tal vez porque en el centro del campo hubo un jugador con criterio, que sabe hacer un pase de veinte metros y sabe tirar diagonales y conoce el significado de la palabra «combinar». Y es objetivo que Ponzio respiró por fin, liberado de la presencia tostona de Meira. Y es objetivo que Pinter jugó un interesante partido. Y es objetivo que Abraham ofrece unas posibilidades creativas que hace tiempo no tenemos en esa banda.

Ni qué decir tiene que uno se queda con la «Idea B», con la de la rasmia, aunque no sabemos; con la del deseo, aunque no podemos; con la del aire fresco, aunque no triunfamos. Con la idea de que hay otras posibilidades, otros jugadores de los que echar mano, otras propuestas futbolísticas que las que nos han llevado a donde estamos. Este equipo tiene hombres capaces para afrontar la Liga y lo demostró en la segunda parte. Se fue a por el partido, se crearon ocasiones. Y algo muy importante: el entramado defensivo funcionó mejor que hasta el momento. Con ser una línea absolutamente de circunstancias sus componentes nos enseñaron que se puede defender sin cometer grandísimos errores, manteniendo una actitud digna y mostrando una aptitud correcta. Y que hay opciones en el banquillo a las que hay que darles, como mínimo, las mismas oportunidades que a los que hasta ahora han jugado.

Hoy es lunes. Las desgarradas maderas de la nao zaragocista flotan cerca de la playa, arrastradas por unas olas negras que conocemos demasiado bien. Las mismas que mecen los toneles vaciados que muestran las señales de las bolas de los cañones enemigos. Y en la arena hay un cuerpo inánime, al que el mar cubre y descubre rítmicamente y sobre cuyos cabellos restallan los rayos de un sol que hace demasiado tiempo que no nos alumbra. ¿Respira?

Ficha Técnica

Granada CF:
Roberto, David Cortés, Siqueira, Íñigo López, Diakhaté, Yebda, Mikel Rico, Martins (Dani Benítez, m.69), Uche (Abel Gómez, m.70), Franco Jara e Ighalo (Geijo, m.81).

Real Zaragoza:
Roberto, Zuculini (Edu Oriol, m.65), Abraham, Lanzaro, Pinter, Ponzio, Rubén Micael, Luis García, Barrera, Lafita (Jorge Ortiz, m.83) y Postiga.

Gol:
1-0: m.44: Ighalo.

Árbitro:
Delgado Ferreiro (Vasco). Mostró cartulina amarilla a los locales Franco Jara y David Cortés, y a los visitantes Zuculini y Abraham.

Incidencias:
Partido correspondiente a la decimoquinta jornada de Liga en Primera División disputado en Los Cármenes ante 22.000 espectadores.

Puntuaciones (de 0 a 5)

Roberto: 4. Muy bien de nuevo. Sus dos paradas de la primera parte, sobre todo la segunda, magistrales. Quizás en el gol se vio confundido por esa maraña de defensas mal ubicados.
Zuculini: 2. Gustó el argentino, aun jugando en una posición que no es la suya. Es dinámico, atrevido, sabe jugar el balón y no desfallece.
Lanzaro: 2. Cumple, como casi siempre. Sufre mucho en el uno contra uno, pero su energía es necesaria en este equipo. Y tácticamente es bueno.
Pinter: 3. Es un jugador que, cuando juegue, claramente lo ha de hacer en el centro de la defensa. Es capaz de ejercer un buen dominio de la zona, aunque su lentitud a veces le duela al quipo.
Abraham: 3. Sin duda debe jugar como titular. Sólo ha jugado dos partidos y transmite gratas sensaciones. Mejor en ataque que en defensa, pero es que un lateral que activa la línea ofensiva puede ser el mejor defensor.
Ponzio: 2. Mejor solo que mal acompañado. Se encuentra a gusto liberado de acompañantes que estorban más que ayudan. Sin embargo, estuvo un tanto inexacto en el pase y en el control del balón.
Micael: 3. Su presencia es un motivo para la esperanza. Sabe qué hacer con el balón y eso se vio en varios episodios del partido. Tiene calidad y se asocia muy bien con Postiga, como se vio en el pase cerca del final.
Lafita: 1. Ansioso, inexacto e ineficaz. Se le ve un tanto desequilibrado y no acierta con el tempo que debe imprimirle a su juego. Me quiere recordar al Zapater del descenso por cuanto se muestra muy responsabilizado. Le hace falta un gol como el comer.
Luis García: 1. Su calidad la demostró en el lanzamiento de la falta a pocos minutos del final, pero está muy desordenado en su juego. No es el jugador de clase que necesitamos, pero sí l líder que precisamos.
Barrera: 0. Nada. Como agente desbordante ha perdido la chispa que se le suponía. Ayer se atracó de balón. Le cuesta un mundo pasar y combinar y en seguida se le tomó la medida.
Postiga: 1. Estuvo, lo intentó, trató de romperle la red a Roberto, pero lo falló todo. Es, sin embargo, un jugador que lograrás los quince goles a final de temporada. Seguro.
Edu Oriol: 2. Estuvo apenas media hora en el campo y mejoró de lejos el rendimiento de Barrera. Es un jugador útil que sabe jugar el balón, tiene descaro y aporta frescura.
Jorge Ortí: S.C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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