Real Zaragoza 3 – 1 UD Las Palmas | Crónica

Real Zaragoza 3 – 1 UD Las Palmas | Crónica

Un horizonte muy cercano

Todo hecho histórico llega al futuro de la mano de una imagen. Recordamos al joven de Tiannamen o al bombero que se abraza a las cenizas del 11-S y nuestros corazones encuentran sin buscar. Y de lo ocurrido esta tarde en la Basílica nos quedamos con la foto de ese niño que sostiene una bufanda del Real Zaragoza mientras su mirada dibuja un paisaje infinito imposible de aprehender. Y sus labios entreabiertos, prestos a la palabra dulce y joven.

El choque que disputaron el Real Zaragoza y la Unión Deportiva será uno de esos destellos que quedan prendidos en la memoria de una comunidad. Un partido que duró más de 90 minutos, pues empezó a jugarse al instante siguiente de cerrar la gesta de Girona. Un match que perfuma los mensajes que los muchachos escribieron con tinta azul y músculo inacabado.

Los primeros minutos fueron un mosaico guanche en tierra extraña. La disposición táctica de Popovic fue una invitación al fútbol versión Versailles a la que tanto gusto le encuentran los canarios. Culio, Jonatan Vieira y Araujo dibujaban extrañas geometrías que el Real Zaragoza no comprendía. Lo que tan buen resultado le había dado en Girona aquí no servía. Llegaba y llegaba la Unión Deportiva y asustaba a una Romareda que había recibido al equipo con una emoción que muchos jóvenes jamás habían vivido. Susto e incredulidad. ¿Qué estaba pasando?

A entenderlo nos ayudó Cabrera. El joven uruguayo de cuerpo Poyet nos enseñó el camino a la victoria. Extrañamente el error que sirvió para regalarle un gol al contrario sería la clave para que Popo variase el esquema dando entrada a Jaime y pidiéndole a Leandro un extremo sacrificio. No fue un castigo: fue una decisión técnica que cambió el discurso. A partir de ese momento el partido se construyó sobre otros alientos. Los espacios vacíos desaparecieron, las invisibles líneas que construyen la verdad de un partido surgieron de la nada y el equipo blanquillo encontró el sendero que le llevaría a la vida.

En pocos minutos la batalla comenzó a jugarse en ambos territorios. Si la Unión triangulaba el Real Zaragoza trazaba círculos concéntricos que se cerraban con secos latigazos que anunciaban el grito definitivo. Y sucedió. Tras varias ocasiones surgidas de la fe llegó un corner que Pedro modeló con un magistral centro que Rico definió con un metálico cabezazo. Fue el gol de empate, pero sobre todo fue el verso cosido a la esperanza.

Jugar a partir de ese momento ya fue otra historia. La defensa cerró los acantilados, el centro del campo siguió la estela de la feroz voluntad de Dorca y el tesón de Galarreta y los chicos de arriba anunciaron un futuro posible. Hasta el descanso. En el césped, porque en la grada las ánimas zaragocistas se conjuraron para decirle al cielo que era posible. Todo era posible.

La segunda parte comenzó con idénticos protagonistas. El zaragocismo creía y los chicos apostaron por tener fe. Enfrente los de Herrera seguían a lo suyo, pero su propuesta no tuvo la suficiente energía como para derribar los muros de una defensa crecida como nunca. Ni Mario ni Vallejo han podido llegar en mejor forma, y aquellos laterales de los que tantas y poco favorables cosas dijimos hasta hace muy pocas semanas se multiplicaban para recordarnos a aquellos defensas que recorrieron las mismas bandas con la clase de Reija, la energía de Rico (José Luis), la fortaleza de Casuco o el talento de Belsué. Y más. Todo era favorable.

Arriba Pedro, Eldin, Jaime y Willian. Que se enviaban wassaps de bravura en cada acción. Así llegó el segundo gol. Una jugada de extremo de Jaime, una pugna de delantero centro de Willian y un remate de oportunismo de Pedro. La Romareda, boca abajo. ¿Se podía? Sí. Y se quería. Y se moría por vivir. Y se le cantaba a los cuatro cielos que sí, que vamos a cambiar ese destino que nos ponía de cara a la pared de la Historia. Había que estar allí, había que seguir las imágenes por televisión para tener sensaciones nunca olvidadas pero sí escondidas durante mucho tiempo. Para pedirle al equipo más. Para pedirle al escudo un rugido más.

Basha salió y equilibró al equipo. Fue una decisión acertada pues Iñigo ya lo había dado todo y de este modo se podía sujetar un poco más a los chicos de las islas, que porfiaban, continuaban su carnaval de pases insolentes y balones interiores que manejan como casi nadie. Por eso, cuando el partido estaba de cara a un detalle, a una simple jugada, a un gesto afortunado o errado, Popovic le pidió a Javiálamo que saliera al césped y se viera las caras con su gente, con quienes han bebido los mismos aires y respirado el mismo mar que él. Pero el zaragocista sabía ayer que los suyos iban de blanco. Y nos regaló una grandiosa jugada. Recibió en el centro del campo un balón de fantasía regalo del tacón de Jaime, se fue de tres jugadores contrarios, soportó la última entrada, levantó la mirada y envió el balón a la llanura del área pequeña. Allí quedó el cuero tras leve caricia de Lizoain para que lo recogiera Willian y convirtiera el tercero de la tarde.

¿Hay que buscar palabras para relatar lo que la Basílica expresó? Los corazones azules y blancos estallaron y derramaron sobre la tarde la inmensidad de un sentimiento. El equipo nos estaba dando tanto que era imposible merecer más. Quedaba aún partido que jugar y emociones que compartir y eso lo sabían muy bien todos. Popo, Herrera y los veintidós gladiadores, por lo que aún pudimos disfrutar de un partido de ida y vuelta en el que todo podía pasar: el cuarto gol local o el segundo visitante.

Nada de eso ocurrió. Si acaso, la verdad confirmada de que el fútbol nos enseñó ayer que la luna tiene una cara oculta y que en ella habitan las almas de unos jugadores en los que hemos depositado nuestro mañana. Si el domingo somos capaces de seguir creyendo en ellos, es posible que por fin podamos decir que hemos vuelto a casa. A primera.

Ficha Técnica

Real Zaragoza

Bono; Dorca, Mario, Vallejo, Cabrera (Romero, min.27); Ruiz de Galarreta (Basha, min.60), Rico; Pedro, Fernández, Eldin (Javi Álamo, min.71); y Willian.

Las Palmas

Lizoain; Simón, David García, Aythami, Ángel; Hernán (Valerón, min.66), Roque Mesa (Asdrúbal, min.81), J.Castellano; Culio, Viera (Momo, min.84) y Araujo.

Goles

0-1, min.20, Viera; 1-1, min.39, Rico; 2-1, min.48, Pedro; 3-1, min.75, Willian José.

Árbitro

Piñeiro Crespo (C.Asturiano). Amonestó a Willian José (min.23) y Galarreta (min.29) en el Zaragoza; y a Araujo (min.62) y Culio (min.66) en Las Palmas.

Incidencias

Llenazo en la Romareda, con presencia de aficionados canarios, en el partido de ida de la segunda eliminatoria por el ascenso a la Liga BBVA.

Puntuaciones (de 0 a 5)

Bono: 5. Realizó varias extraordinarias paradas.
Fernández: 5. Luchador, eficaz y rápido.
Mario: 5. Magistral en el corte y grandioso en la pugna.
Vallejo: 5. ¿Qué decir? Inmenso partido.
Cabrera: 4. ¿Un error? Su compromiso y pundonor nos han ganado.
Rico: 5. Ofreció todo lo que debe tener un volante. Y goleó.
Dorca: 5. Gobernó, comandó y lideró.
Galarreta: 5. Lo dio todo y el equipo lo ganó.
Eldin: 5. Su magia y tenacidad marcan diferencias.
Pedro: 5. Tiene un talento y una clase que lo distinguen.
Willian: 5. Potencia, fortaleza y gol.
Jaime: 5. Se diría que ha guardado lo mejor para el final del banquete.
Basha: 4. Gran aportación en defensa y en salida de balón.
Álamo: 5. Su jugada del tercer gol, para enmarcar.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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