Burgos CF 1 – 1 Real Zaragoza | Crónica

Burgos CF 1 – 1 Real Zaragoza | Crónica

Todos estos lamentos

Haciendo leña de este árbol que se nos cae, podríamos hacer un apaño de aquel famoso “Soy España. ¿A qué quieres que te gane?” y convertirlo en un “Soy el Real Zaragoza. ¿En qué minuto del descuento me vas a meter gol?”. El lamentable reguero de puntos destruidos en los últimos partidos amenaza con demoler varios pilares hasta hace poco seguros: la carrera de Escribá, la paciencia del zaragocismo (misión está casi imposible, dicho sea de paso), el futuro de un sueño que creímos posible y el proyecto más ambicioso de los últimos años. De nuevo el maldito otoño que año tras año nos señala el camino al abismo.

El partido que ayer jugó el Zaragoza en Burgos encaja en el perfil de equipo desnortado, al que todo le sale mal e incapaz de sostener ningún logro. Ni siquiera retomando la fisonomía de equipo ordenado, controlador y pragmático consiguió sujetar una ventaja ganada a base de esfuerzo y ortodoxia. Lo que fue capaz de ganar con un gol del bullidor Mollejo lo perdió cuando casi rozaba la orilla, una situación que ha dejado de ser circunstancial para convertirse en costumbre.

Comencemos por el principio. Comencemos por la alineación, con ese cambio esperado aunque no fácil de Rebollo por Poussin. El portero francés se ha convertido en la diana de las tertulias zaragocistas tras sus llamativas actuaciones y Escribá se atrevió con una decisión que traerá cola. Por lo demás, rescató a Francés y le dio a Mollejo la titularidad, buscando la justicia y también la agitación. La vuelta de Bakis fue otra noticia de relieve, lo que señaló un regreso al dibujo que más seguridad le da al entrenador.

Con ese ejército fue a la batalla que muy pronto adivinamos igualada y muy física. El Zaragoza se guardó de riesgos innecesarios y buscó cementar las líneas de pase del contrario para evitar que sus jugadores de punta, muy dinámicos y eléctricos, pudieran hacerle daño. Eso le vino bien para contener posibles olas furiosas, pero al mismo tiempo impidió que el ataque hirviese, pues ni Azón ni Bakis recibían balones favorables y propició que Valera y Mollejo tuviesen que consumir toda su energía en labores de contención.

Así y todo, el plan obligó al Burgos a un trabajo duro y exigente, a buscar los laterales para tratar de romper el entramado del centro del campo aragonés. Dispuso de varias opciones, como un chut de Appin o un pase de la muerte que Rebollo capturó, pero con poca mecha y menos pólvora.

Con el paso de los minutos el equipo aragonés fue extendiendo la mancha de su control y eso le permitió poner a prueba a Caro. Mollejo lo intentó con un cabezazo muy vistoso que no fue gol por la intervención del portero burgalés. Sin embargo, este gesto se acabó convirtiendo en el preámbulo del gol de mismo jugador. En una jugada muy bien elaborada que nació en un mágico taconazo del toledano, Lecoeuche trazó una buena vertical por la banda y su centro fue rematado por dos veces por Azón. El rechace último lo recogió Mollejo quien, en postura difícil, fundió a Caro con un chut seco que entró como un relámpago en la portería local.

Se llegó al descanso y a la vuelta el partido no podía tener mejor cara. Bakis, tan inasequible al desaliento como inexacto en sus remates, mandó un balón cabeceado con rigor a la madera. No está afortunado y algo nos dice que su falta de acierto es uno de esos hechos que conforman una verdad. Sería una buena noticia que firmase por primera vez en el Libro de los Goles. A continuación comenzó una fase en la que se dio un intercambio de golpes que pudo decantar el choque en cualquier dirección. De todos ellos, el que más mereció el éxito fue un disparo de Bakis, pero tampoco encontró la red contraria, de lo que se encargó Caro.

A los cambios de Bolo respondió Escribá con la entrada de Vaquero, debutante ayer, y Manu Vallejo por Mollejo y Bakis. Fue un cambio que despertó dudas, pues el turco estaba con el olfato muy activado y Mollejo seguía con su incombustible actitud que tanto desestabilizaba al Burgos. Por el contrario, se atisvó un suave perfume defensivo que significó toda una declaración de intenciones. Con su entrada, es verdad, el Zaragoza consiguió atascar el partido, pero la pregunta era si sería eso suficiente para mantener la ventaja. Poco después serían Bermejo y Enrich quienes completarían la idea para cerrar el círculo poco después con la participación de Lluis López. Un discurso claro pero inquietante, pues el equipo del Ebro ha comprado todos los boletos en la tómbola de los goles en prolongación del tiempo.

Los últimos minutos rompieron la frontera de los 90 y ahí la muralla rojilla empezó a moverse hacia Territorio Trinchera. Los balones aéreos comenzaron a oscurecer la luna y la retaguardia de Escribá aún se comprimió más. En esos momentos una jugada arañó la torpeza arbitral, una vez más. Curro Sánchez controló un balón en el centro del campo, resbaló y cuando Enrich enfilaba, solo, a la portería de Caro, el colegiado Milla Alvéndiz pitó falta. Un error gravísimo que condicionó el resultado final.

Poco después, en el minuto 94, llegó el momento temido por el zaragocismo. Llegó esa jugada que se da en los últimos instantes y que de un tiempo a esta parte siempre hace que la moneda salga cruz en el destino del Zaragoza. En esta ocasión fue un saque de banda que acabó con un balón colgado cuyo rechace recogió Matos y finalizó con un chut rectilíneo que Rebollo no pudo atajar. El Plantío explotó con una alegría inusitada, consciente la afición castellana de que ayer habían ganado un punto cuando solo el Zaragoza, a pesar de su modesta actuación, había merecido la victoria.

Es una muesca más en el revólver de la miseria, la que está arrastrando al equipo zaragozano a un terreno pantanoso del que no sabemos si Escribá será capaz de librar. Ahora nace una semana de alto voltaje, en la que puede ocurrir todo: que el equipo reaccione o que el proyecto del valenciano acabe en el cubo de la basura. El mismo en el que duermen los que en su día encabezaron Herrera, Popovic, Milla, Idiakez, Baraja o Carcedo. El mismo en el que acaban, desde hace diez años, los sueños de miles y miles de zaragocistas.

Ficha técnica

Burgos CF:
Caro; Navarro, Córdoba, Grego Sierra, Matos; Mumo (Fer Niño, 53), Appin (Elgezabal 68), Atienza (Andy Rodríguez, 73); Dani Ojeda (Ander Martín, 73), Curro Sánchez; Edu Espiau (Álex Sancris, 66).

Real Zaragoza:
Rebollo; Borge, Francés, Jair Amador, Lecoeuche; Marc Aguado (Lluis López, 88), Grau; Valera (Sergio Bermejo, 76), Mollejo (Manu Vallejo, 66); Bakis (Vaquero, 66) y Azón (Sergi Enrich, 76).

Goles:
0-1, min. 38: Mollejo. 1-1, min 94: Matos.

Árbitro:
Milla Alvendiz (Comité de Andalucia). Mostró amarillas a Sinan Bakis (25’), Mollejo (45’), Matos (80), Navarro (90).

Incidencias:
Partido de la Jornada 13 de LaLiga Hypermotion 2023-24 disputado en el Plantío, con 8.500 espectadores.

Puntuaciones

Rebollo: 3. Correcto en sus acciones, no pasó apuros.
Borge: 2. No finalizó sus acciones ofensivas. En defensa, justa actuación.
Jair: 3. Fuerte y contundente. Mejor en defensa que en la salida de balón.
Francés: 4. Partido de alto nivel. Serio y muy bien ubicado.
Lecoeuche: 4. Muy bien en todos sus registros. Peligroso en la banda y firme en defensa.
Aguado: 2. Más pendiente de no perder la posición, aportó poco en la creación.
Grau: 3. Buen trabajo en la cobertura. Le faltó dar un paso al frente.
Valera: 3. Su trabajo fue generoso y comprometido.
Mollejo: 4. Buen partido. Entregado y eléctrico, además goleó.
Bakis: 3. Su mejor partido. Rozó el gol. Se le vió concienciado y con fe en sus posibilidades.
Azón: 3. En su línea. Trabajador, esforzado y siempre presente.
Manu Vallejo: 1. Pobre aportación, no le dio al equipo lo que necesitaba.
Vaquero: 2. Debut en condiciones complicadas. Cumplió de sobra.
Enrich: 2. Estuvo donde se le requería y con actitud precisa.
Bermejo: 2. Atrevido y voluntarioso, buscó la vertical
López: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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