CD Tenerife 0 – 1 Real Zaragoza | Crónica
Hermosa
Esta es una crónica que se escribe con “a”. En ella, estimada persona que nos lees, solo encontrarás palabras adjetivas y expresiones sustantivas femeninas. ¿Hace falta explicación? Eso sí, esta decisión no impedirá que la narración nos lleve hasta las playas canarias para acomodar la alegría de una nueva victoria.
Allí, en la cara norte de la isla recogieron las avispas la miel en otra tarde triunfadora. Allí escribieron una nueva página de una historia que anuncia aventuras soñadas a lo largo de más de una década. Aunque la pugna no luciese limpia; aunque la batalla se mostrase vacía de razones, la escuadra aragonesa supo sobreponerse a la feroz voluntad chicharrera. Pudo haberse encontrado en situación desfavorable en varias ocasiones, pero la luz que acompaña a las flotas vencedoras brilló con fuerza cuando hubo necesidad.
La alineación nació calcada de las dos jornadas anteriores. Ni una variación en la pizarra, pero lo que sí encontramos fue mayor torpeza en las acciones, inestabilidad táctica y una inquietante quietud en muchas fases. Por fortuna, las huestes isleñas no encontraron sendas a la puerta de quien es la luz que defiende nuestra redes. Sus paradas fueron, una vez más, salvadoras. Eso sirvió para olvidar la ausencia de jugadas amenazantes por parte de las puntas de lanza aragonesas, pero no evitó varias pifias de la medular aragonesa, lo que desequilibró y descentró a la cobertura propia.
Demasiada incertidumbre; también demasiada incredulidad en la afición blanquilla, la desplazada y la sentada ante las pantallas. Fortuna de contar con una Puerta del Carmen inexpugnable, fortuna de la pereza tinerfeña, que tardó media hora en estrenar su artillería mojada y fortuna de tener enfrente una flota de naves inexactas que no acertaron con la portería zaragocista. Para que quien nos lee se sitúe, la primera bala la desvió nuestra estrella rosarina pasada la media hora. Sin más que comentar.
La ducha fue algo más que una solución a las altas temperaturas que soportaron las 44 piernas que recorrieron la verde alfombra. Sirvió para que la voz que guía a la infantería peninsular decidiese dos sustituciones. Había que taponar las vías de agua que se habían abierto en ambas bandas por las que discurrían, furiosas, numerosas llegadas de difícil gestión. Dos se quedaron en la caseta y se renovaron las bandas.
Con seguridad hubo parrafada. Con certeza se dio la charrada entre las figuras protagonistas. Algo ocurrió, porque la vuelta fue algo más eléctrica. La zurda del 10 se apuntó a la gambeta infinita y llegó a soltar una dulce bofetada que no fue a más. Comenzó la ruleta de variaciones en las alineaciones, aunque la mejoría fue más relevante en las camisetas blanquillas. Aún así, la pelota seguía su fiesta de combas insustanciales anunciando que allí no cabía la celebración salvo jugada inesperada o pelota parada. Y se cumplió.
Antes de la parada para hidratarse se pitó una falta en la zona previa al área grande tinerfeña. Allí hacía falta una pierna de seda y por suerte contamos con ella. De su bota salió una rosca prolongada que recogió con furia la figura portuguesa. Su primera estocada fue repelida, pero la segunda casi destroza la red de la puerta local. Las gargantas avispas rasgaron la tarde isleña.
Nueva revolución en las banquetas y allí apareció una sonrisa conocida. Sin embargo, pronto se le congeló, porque en una acción confusa escupió una bofetada y pidió a gritos la roja. Concedida. A partir de entonces, había que armarse y esperara la sirena final. Y disponerse a sufrir. Sí, parece una afirmación innecesaria, pero en esta vida que nos toca vivir la lógica a veces se deja abrazar por la sinrazón. La parte débil se convierte en la poderosa. Fueron muchas las ocasiones en las que pudo convertir la armada insular y no habría sido injusta la igualada. Hasta la madera se convirtió en aliada sustancial de las avispas. De nuevo la suerte.
Era la hora de la pericia. Saber jugar esas últimas jugadas, las que no enamoran, las que no seducen, las que aborrecemos si quien las practica es la otra banda. Pero ayer nos tocaba y las piernas respondieron con eficacia. Ayer era la jornada de acabar en la cabeza de la tabla, de recibir las flechas de quien nos observa desde atrás, una situación que nos resulta desconocida pero que sabemos llevar con dignidad. Mientras tanto, hay que disponer la nueva batalla y afrontar la confrontación que nos lleve un poco más cerca de regreso a casa. A Primera.
Se acabó.
Ficha técnica
CD Tenerife:
Soriano; Mellot, León, Sipcic (Elady, 81), Nacho González; Sergio González (Amo, 70), Corredera; Luismi Cruz (Teto, 56), Roberto López (Dauda, 56), Waldo Rubio (Ángel, 70); y Gallego.
Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Gámez, Francés, Jair, Nieto; Aguado (Grau, 80), Francho, Moya (Bermejo, 46), Maikel Mesa (Valera, 46); Azón (Sergi Enrich, 89) y Bakis (Mollejo, 72).
Goles:
0-1, min. 68: Jair.
Árbitro:González Estéban (Comité Vasco). Expulsó a Ángel (75), por agresión a Nieto. Amonestó a Maikel Mesa (1), Gámez (37), Sergio González (47), Ángel (74), Francés (82), Amo (87) y Soriano (87).
Incidencias:
Partido de la Jornada 3 de LaLiga Hypermotion 2023-24 disputado en el Heliodoro Rodríguez López, con 19.000 espectadores.
Puntuaciones
Cristian: 5. Seguro y decisivo.
Gámez: 2. Con problemas en defensa, sufrió con sus pares.
Francés: 4. Firme y concienzudo en su labor.
Jair: 5. Casi perfecto. Consistente en defensa y decisivo en ataque. Goleó.
Nieto: 2. Muy frágil en defensa, no tuvo ocasión de atacar.
Aguado: 3. Fuera de sitio e inexacto en el control.
Francho: 3. Muy activo pero incierto en sus acciones de enganche.
Moya: 2. Discreto y falto de brújula.
Mesa: 1. Quizás la tarjeta en el minuto lo mermó, pero no estuvo.
Azón: 2. Aislado y con falta de contacto con la realidad.
Bakis: 1. No encuentra su sitio.
Bermejo: 2. Se empeña en hacer cosas difíciles y no le sale. Lanzó la falta del gol.
Valera: 2. Agitó al equipo y activó el frente de ataque.
Grau: S. C.
Mollejo: S. C.
Enrich: S. C.
por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello
