RCD Espanyol 1 – 1 Real Zaragoza | Crónica

RCD Espanyol 1 – 1 Real Zaragoza | Crónica

Dicen que hubo luz al Este

Se acabó. Ya no quedan lágrimas en la grada porque el Real Zaragoza se ha encargado de secarlas. Se acabó. Ya no hay lamentos en los corazones blanquillos porque el equipo los ha acallado. Se acabó. Ya no encontramos armaduras abolladas porque el paisaje deja luz después de la batalla. Se acabó, sí, el tiempo de la desesperanza. Quince días después del último fracaso asoma por la esquina un equipo que cree en sí mismo y lo que es mejor: nos hace creer en él.

El partido que jugó ayer el Zaragoza en Cornellá ante uno de los poderosos de la categoría fue un reflejo de la voluntad de una afición que manifiesta su fe a poco que sus chicos le den motivos. Este grupo ha recuperado la energía que nos enamoró y muestra una personalidad que seduce, tan huérfanos estamos de cariño. La valentía de que hizo gala cuando el viento soplaba de cola y, sobre todo, cuando la corriente era contraria es un argumento que ayuda a redibujar el sendero que abandonó hace unas semanas.

Fue un partido duro, no apto para pusilánimes. Fue un partido que hace unas jornadas habría acabado en derrota honda y que ayer, sin embargo, supo afrontar con recursos tácticos y herramientas técnicas de alto voltaje. Por no hablar de la intensidad física. A ello sumamos la importancia de una voluntad de hierro que sirve como lección para los momentos de debilidad que puedan asomar en el futuro al filo de lo impredecible.

Velázquez repitió alineación y los zagales le respondieron con una disciplina y un rigor encomiables. La disposición de los jugadores obedeció a la satisfacción con que rindieron la semana pasada ante el Leganés. Eso, y un latido inexpugnable bajo el pecho de todos y cada uno de los jugadores, fue suficiente para bloquear la propuesta futbolística del Espanyol. La defensa, cementada bajo la idea de los tres centrales, clausuró los intentos catalanes de llegar al territorio de Rebollo. En el centro, el rombo formado por Aguado, Francho, Moya y Maikel Mesa consiguió diseñar líneas narrativas interesantes, a las que contribuyeron Gámez y Valera con sus correrías por las bandas. Y arriba, la batidora Mollejo, especialista en rader la mente de la defensa españolista con sus continuas cargas contra la muralla perica.

Seguramente una de las claves fue la explosión de solidaria actitud por parte de todos los futbolistas avispas. No había duelo que no contase con la participación de dos o más jugadores y este goteo de acciones combinadas acabó con la paciencia del Espanyol, que no consiguió preocupar a Rebollo. Este veía cómo los balones contrario volaban hacia sus posiciones pero nunca llegaban a su terreno. El trabajo de sus compañeros estaba siendo, durante toda la primera parte, impecable en términos de juego colectivo.

En esa atmósfera descubrimos el ingente trabajo de Mouriño y Francés, expertos en amosegar cada balón, tremendamente activados y convertidos en grandes motivadores de sus compañeros, a los que contagiaron su energía. Al mismo tiempo, la corriente ofensiva comenzó a variar su dirección y poco a poco el Zaragoza revertió el campo ocupado. Así, dispuso de varias ocasiones no demasiado claras pero sí interesantes en tanto en cuanto agitaron las alarmas de Pacheco. Anotamos un chut de Moya, un cabezazo de Mouriño y un disparo curvado de Mollejo.

Definitivamente el partido estaba donde quería Velázquez. Con el ritmo elegido, con los gestos deseados y con los espacios apropiados. Todo ello llevó a los de Ramis a jugar al balón largo, decisión que no dañó el cascarón de la nave zaragocista, muy bien orientada y con el rumbo perfectamente definido. Para completar el lienzo, las acciones individuales tenían nombre y apellidos, lo que nos indicaba que los muchachos habían asumido responsablemente su papel. Hablemos de Mouriño, de Aguado, de Moya, de Francho, de Mollejo, de Francés. Hablemos de casi todos.

En el descanso Ramis abrió el tarro de las decisiones e introdujo tres cambios de calado. Eso, más alguna recolocación en el verde de alguno de los suyos, trajo como consecuencia que los periquitos llegasen con más holgura a los aledaños de la finca de Rebollo. Y no le hizo falta mucho. En el minuto 54 Oliván robó un balón y su galopada la cubrió mal el Zaragoza, porque su centro llegó franco a la cabeza de Edu Expósito. Solo, bien colocado, con los tres centrales fuera de sitio, enganchó un cabezazo de granito que le valió al Espanyol el 1-0. Un despiste, un gol.

Fueron minutos de nervios. El equipo tremoló y algunos de sus jugadores, como Jair, parecieron perder la concentración, protagonizando alguna pifia que pudo costar cara. Pero duró poco esa situación. En el minuto 55, uno después del gol, Calero derribó a Valera y eso le comportó una roja directa. Otro partido nacía y los dos entrenadores reaccionaron con presteza y, en el caso de Velázquez, con mucho acierto. Abandonó a los tres centrales, quitando a Jair que ya tenía una amarilla, y puso en el verde a Enrich y Bermejo. Poco después, entró Manu Vallejo por Mollejo y ahí se reordenó el firmamento. Al poco de ingresar en el terreno de juego cosió una jugada de tiralíneas con Gámez para que el valenciano le regalase un centro medido, raso y al pie, que le permitió armar un acerado remate que acabó en la red de Pacheco. Era el minuto 73.

Quedaba partido para lograr el grandioso trofeo de los tres puntos y a ello se dispuso el equipo aragonés. Fueron varias aproximaciones que bien pudieron acabar en gol. Un disparo de Vallejo que repelió la defensa, por supuesto, pero la mejor llegó con un cabezazo raro de Enrich que golpeó en el poste izquierdo. El cuero, repelido, llegó a Bermejo pero su chut lo despejó a corner Pacheco en una pirueta imposible. Pudo haber sido el 1-2, quizás premio excesivo, pero tampoco lo habríamos despreciado, pues el trabajo del equipo zaragocista fue muy bueno y bien habría servido para sellar una recuperación anímica y futbolística que augura, de seguir así, un luminoso futuro. ¿He escrito “de seguir así”?

Ficha técnica

RCD Espanyol:
Pacheco; Óscar Gil, Calero (Omar El Hilali, 46), Cabrero, B. Oliván; Edu Expósito (Keidi Bare, 60), Gragera (Pol Lozano, 46), Álvaro Aguado (Sergi Gómez, 60), Jofre (Pere Milla, 46); Puado y Braithwaite.

Real Zaragoza:
Rebollo; Mouriño, Jair (Sergi Enrich, 69), Francés; Gámez, Valera; Marc Aguado (Jaume Grau, 85’); Moya, Francho, Maikel Mesa (Bermejo, 69); y Mollejo (Manu Vallejo, 72’).

Goles:
1-0, min. 54: Edu Expósito. 1-1, min. 73: Manu Vallejo.

Árbitro:
Arcediano Monescillo (Comité de Castilla La Mancha). Mostró amarillas a Óscar Gil (26’), Pol Lozano (53’), Marc Aguado (84’), Moya (97’). Expulsó con roja directa a Calero (55’).

Incidencias:
Partido de la Jornada 19 de LaLiga Hypermotion 2023-24 disputado en el RCDE Stadium de Cornellá-El Prat, con 21.500 espectadores.

Puntuaciones

Rebollo: 3. Correcto y cumplidor.
Gámez: 4. Gran partido. Hizo suya la banda y dio una asistencia de oro.
Mouriño: 4. Enorme actuación. Firme en el corte y atrevido en la salida.
Jair: 2. Cumplió en defensa pero dudó con el balón.
Francés: 4. Enérgico y comandante.
Valera: 3. Le gusta su nuevo espacio y se gusta jugando así.
Aguado: 4. Claro con el balón y nítido en el posicionamiento.
Francho: 4. Puro pulmón, puro músculo. Y pura inteligencia.
Moya: 4. Su mejor partido. Muy parecido a sí mismo. Gobernó.
Maikel Mesa: 1. Tocó cruz. Poco protagonista y algo desnutrido.
Mollejo: 4. Es el delantero que ningún defensa quiere. Un referente.
Enrich: 3. Estuvo a punto de recuperar su versión con un cabezazo al poste. Activo.
Bermejo: 3. Buena entrada y buenas acciones. Entendió su rol. Casi golea.
Vallejo: 4. Llegó y encendió la caldera zaragocista. Se reanimó y encontró su camino.
Grau: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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