Real Zaragoza 0 – 1 CD Mirandés | Crónica

Real Zaragoza 0 – 1 CD Mirandés | Crónica

Cierzo detenido

Otra más. Otra decepción la que vivió ayer la sufrida afición zaragocista. Otro tropezón que sabe a descarrilamiento en unos viajeros que llevan más de diez años atravesando una estepa helada y miserable en la que no hay estaciones amables. Tan solo vulgares apeaderos que nos hacen ilusionarnos para, poco después, recordarnos que solo somos pobres exiliados en tierra extraña.

 El partido ante el esquelético Mirandés apuntaba a ocasión para la redención y se quedó en la comisión de viejos pecados. Cuando un equipo no juega porque no sabe, puede perdonarse, pero este grupo está completado por futbolistas de rango alto en la división, lo que los convierte en “culpables”. A ellos y al cuerpo técnico. Porque la defensa vaga errática tras vivir demasiados cambios en pocas jornadas. Porque el centro del campo dibuja a la perfección líneas horizontales pero desconoce las verticales. Porque la delantera no cumple con su deber, bien porque no le llega el manjar, bien porque no sabe buscarlo. Y todo ello en un espacio y un momento muy favorables, con una hinchada inflamada que contempla, estupefacta, como el barco hace aguas y no sabe dónde está el boquete.

Escribá ha perdido la capacidad de transmitir confianza. Duele escribirlo, pero ese intangible se ha vuelto en su contra. El entrenador seguro y certero es hoy un técnico que sacude la bodega de la nave en busca de respuestas y no halla más que el vacío. Eso sí, los contrarios se han aprendido la cartilla y actúan en consecuencia. Con inundar la medular con jugadores es suficiente. Se logra cortocircuitar al equipo blanquillo y ahí empieza un baile que solo tiene dos pasos. El primero consiste en construir combinaciones en paralelo y, en todo caso, lanzar un balón largo para que Azón se parta la cara con el mundo o se llegue a un centro que casi nadie es capaz de rematar. La otra opción es darle el balón a Valera, como si fuera David Villa, para que se fabrique lo que pueda. Pero no siempre sale.

Es verdad que con cuentagotas el equipo sabe generar ocasiones que invitan a cantar el gol, pero la lástima es que en el área no está Diego Milito, por decir uno de esos dioses que han vestido nuestra camiseta en algún momento de la historia y todos conocen. No está el Príncipe y, claro, la vida es de otro color.

Con el esquema número dos el equipo pudo haber logrado una jugada de doble bonus, cuando Azón corrió un balón extendido. Era el minuto 5 y el zaragozano recibió un codazo cuando corría de cara hacia la portería de López, pero el árbitro consideró que con amarilla íbamos bien. Poco después vivimos una de esquema número uno, pero el centro de Valera no lo cazó Azón por muy poco. Lo dicho, no es el Príncipe el que transita la zona de ataque zaragocista. Y tampoco el trencilla estaba por la labor de impartir justicia, que es para lo que le pagan, porque en el minuto 22 obvió un posible penalty a Valera tras revisión del VAR.

El partido se movió entre aguas pantanosas para ambos equipos. El Mirandés, tímido y poco acerado, dispuso de dos momentos cercanos a la gloria, pero por fortuna no llegó en ninguna de las dos ocasiones a rematar las jugadas. Por cierto, que en ambas el protagonista fue el otrora pretendido Carlos Martín.

Ya nos disponíamos a descansar del tedio y el calor cuando todo estalló por los aires. Venía Enrich de lograr un gol irregular tras carga estruendosa sobre el portero López cuando protagonizó la jugada de la tarde. La mala jugada, es decir. En una disputa le propinó una dura patada a Gabi que fue penalizada con la expulsión. Partido roto. Y aun así pudo adelantarse el Zaragoza en la jugada siguiente en la que Valera remató ajustado al poste. Habría sido un 1-0 balsámico y quién sabe si decisivo.

Se volvió de la ducha con ganas pero con un jugador menos. El equipo aragonés salió con electricidad en las botas y la primera jugada pudo haber sido el gol que casi se logra antes del descanso. En esta ocasión fue Azón el actor. Lecoeuche centró un balón medido y el zaragozano remató de cabeza al larguero. Un par de centímetros impidieron que las gargantas de la Basílica rompieran los rayos del sol.

El partido entró en fase “aquí nunca pasa nada”. Y lo que pasaba, por punible, era ignorado por el árbitro, que se convirtió en la superstar de la tarde. Chulesco en sus gestos e impertinente en sus apreciaciones, solo cabe decir que el deporte no necesita deportistas como él. El Mirandés no sabía qué hacer ni cómo hacerlo y los minutos comenzaron a correr. Solo cuando alguno de los dos equipos cometía un error se vislumbraba la ocasión, pero ocurrió muy pocas veces. Recogemos una de los castellanos, en las botas de Gabri, pero su chut salió fuera por poco.

En un momento dado comenzó el carrusel de cambios. Manu Vallejo y Aguado le dieron algo de aire al equipo, pero insuficiente. Poco después Mouriño y Mollejo, quienes aportaron algo de energía, pero tampoco. Y llegaron los últimos diez minutos. Ahí, más por una cuestión física que técnica, el Mirandés se atrevió a abordar el bajel zaragocista. Con poca profundidad, sin ideas, pero ocupando espacios. Y en una de esas jugadas que se dan cuando menos lo esperas llegó el gol rojinegro. Tras negar una vez más un posible penalty a favor del Zaragoza, Pablo Ramón llegó como una flecha por el lateral y su centro, sin mucho peligro, lo desvió Jair hasta el fondo de la red de Cristian. Una desgracia.

La grada se echó el equipo a la espalda y se jugaron todavía diez minutos más, pero entre parones, amagos, teatrillos y demás zarandajas se llegó al final con una derrota, la segunda consecutiva, en el zurrón de la clasificación. Se entra en una fase peliaguda, porque se ha conseguido un punto de nueve y el equipo da la imagen de un pez que boquea por falta de oxígeno. Lo mejor es que el jueves hay de nuevo partido. Momento y ocasión para recuperar el pulso y volver a encontrar el camino de regreso a casa. A Primera.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Borge, Francés, Jair, Lecoeuche (Mouriño, 73); Grau, Moya (Aguado, 68); Valera (Mollejo, 73), Maikel Mesa (Bermejo, 91); Azón (Manu Vallejo, 68) y Sergi Enrich.

CD Mirandés:
Luis López; Rubén Sánchez (Diego Moreno, 55), Pablo Ramón, Barbu, Barcia (Gómez, 66), Alcedo; Tomeo (Tachi, 79), Reina; Baeza (Álvaro Sanz, 66), Gabri Martínez (Durdov, 79); y Carlos Martín.

Árbitro:
Galech Apezteguía (Comité Navarro). Expulsó a Sergi Enrich (45+1) por juego violento. Amonestó a Barcia (5), Jair (16), Rubén Sánchez (44), Mouriño (91), Durdov (94) y Pablo Ramón (96).

Goles:
0-1, min. 87: Jair, en propia puerta.

Incidencias:
Partido de la Jornada 8 de LaLiga Hypermotion 2023-24 disputado en la Romareda, con 31.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 3. Correcto. Sin trabajo.
Borge: 2. Tímido y poco resolutivo.
Jair: 2. Serio en el corte, escaso en la salida.
Francés: 3. Cumplió. El equipo ganó con él en el lateral.
Lecoeuche: 2. Justo de fuerzas. Le falta ritmo y compenetración.
Jaume Grau: 3. Bien ubicado.
Toni Moya: 2. Muy estático.
Valera: 3. Apunta ideas e intención.
Maikel Mesa: 2. Demasiado lejos de donde hace daño.
Sergi Enrich: 2. Desafortunado y poco protagonista.
Azón: 3. Lo peleó todo. Tuvo dos grandes ocasiones de gol.
Manu Vallejo: 2. Aportó algunos detalles.
Aguado. 2. Aportó dinamismo y algo de verticalidad.
Mollejo. 1. Demasiado agitado.
Mouriño: 2. Aplicado a lo que se necesitaba.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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